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Hiyab: La sumisión a Dios en la mira (parte 2 de 7)

Hiyab: La sumisión a Dios en la mira (parte 2 de 7)

A pesar de todo lo anterior, un gran número de mujeres musulmanas que usan el hiyab lo hacen con un propósito, como una insignia de honor, que es liberadora, empoderadora y que trae consuelo porque se lleva únicamente como un acto religioso de cumplimiento con Dios. Sin embargo, tampoco debería sorprender que, para muchas mujeres y jóvenes musulmanas que deben afrontar los desafíos diarios de usarlo, el hiyab se haya asociado con la lucha y la duda en términos de identidad, espiritualidad, autoestima e imagen corporal. Esta lucha se complica aún más para las que abrazan el Islam con otra dinámica: la de su propio viaje personal hacia la fe y la adaptación a una nueva forma de vida, muchas veces sin la estructura de apoyo necesaria de la familia y la comunidad para superar los desafíos espirituales y emocionales a los que a menudo se enfrentan. Infelizmente, el significado del hiyab está en cuestión, si no se ha perdido ya, para quienes han optado por no usarlo, o quienes dudan o rechazan su validez y obligación.
Por lo tanto, el discurso sobre la verdadera esencia y el propósito del hiyab está cada vez más enterrado bajo el fuego cruzado de estos polémicos debates, mientras que el propio hiyab sigue atrapado en el foco de la controversia y la mala interpretación.
El objetivo de este artículo es disipar algunas de las controversias y malas interpretaciones relacionadas con el mandato religioso del hiyab. Se trata de dar a conocer al lector el verdadero propósito del hiyab, con el fin de disipar las numerosas dudas y desafíos a los que se enfrentan las mujeres y niñas musulmanas respecto a esto. El tema se abordará en términos de su aspecto más fundamental, haciendo énfasis en la modestia, y específicamente el hiyab, como un acto de sometimiento a Dios. Una vez que el objetivo primordial del sometimiento se coloca en primer plano y se convierte en la respuesta a cada uno de los porqués y en la lente a través de la cual se enfocan todos los actos de adoración y obediencia a Dios, sirve como base y motivación única, adecuada y atemporal para que en todo creyente se inculque entonces el pudor (ḥaia). En el Islam, el ḥaia es una piedra angular de la fe, expresada interna y externamente, que exige la conciencia y la responsabilidad principalmente ante Dios, con uno mismo y en la conducta externa. Es un mandato religioso que exige la observancia del hiyab a quien comprende la responsabilidad y la rendición de cuentas del sometimiento que le impone Dios, Todopoderoso y Sabio. El creyente se esfuerza intrínsecamente por alcanzar un estatus amado y noble ante Dios, y la recompensa en la otra vida. Esto solo puede lograrse con actos de adoración y obediencia que estén en consonancia con el Corán y la Sunna, y con la práctica de los piadosos predecesores, de quienes tomamos la correcta interpretación de los textos sagrados y la práctica religiosa en su conjunto. A continuación se presenta el fundamento teológico del hiyab en el contexto del sometimiento a Dios. Aunque este documento está dedicado únicamente a este aspecto del hiyab, es importante señalar que el sometimiento a Dios es la base sobre la que se construye el marco general del pudor en el Islam. Por lo tanto, el tema del hiyab en su totalidad se aprecia mejor a la luz de la literatura que lo acompaña sobre los diversos aspectos del ḥaia, tanto para hombres como para mujeres, la interacción entre los géneros y las normas legales específicas del hiyab.
Conoce tu propósito
{¡Oh, seres humanos! Adoren a su Señor que los creó a ustedes y a quienes los precedieron, para que así alcancen el temor devocional de Dios} [Corán 2:21]
Esta es la primera orden divina a la humanidad en la disposición secuencial del Corán. Cuando se le pidió al reconocido erudito del Islam, Ibn Taimia (fallecido en el año 1328), que explicara este versículo, escribió una respuesta exhaustiva sobre la realidad de la adoración o sometimiento a Dios (al ‘ubudia). Explicó que “abarca todo lo que Al-lah ama y aprueba de los dichos y acciones manifiestos y ocultos”. Estos dichos y acciones incluyen todos los actos rituales de adoración legislados que el creyente realiza, así como aquellas acciones dentro del código moral prescrito de sinceridad, veracidad, paciencia, gratitud y buena conducta en todos los aspectos de la vida. El sometimiento se basa en el amor y la obediencia a Al-lah y a Su Mensajero, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, por encima de todo lo demás: {Diles [¡oh, Muhammad!]: "Si sus padres, hijos, hermanos, cónyuges y familiares, los bienes materiales que hayan adquirido, los negocios que teman perder, y las propiedades que posean y les agraden, son más amados para ustedes que Dios, Su Mensajero y la lucha por Su causa, esperen que les sobrevenga el castigo de Dios [que pronto llegará]. Dios no guía a los corruptos} [Corán 9:24]. Se basa en la esperanza en la misericordia de Al-lah y en el temor a Su enojo y castigo, y en volverse hacia Él en señal de arrepentimiento. De hecho, es el propósito mismo de la existencia de uno, como Al-lah afirma: {No he creado a los genios y a los seres humanos sino para que Me adoren} [Corán 51:56].

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