El ejército continuó su camino hasta que alcanzó un jardín que se llamaba "Ash-Shawt". En aquel momento, ‘Abd Al-lah ibn Ubai ibn Salul se retiró astutamente con un tercio del ejército intentando desanimar a los musulmanes, y justificaba esta actitud diciendo que él no creía que ocurriera ningún combate y que él rechazaba la decisión de combatir fuera de Medina. Dijo: "el Profeta obedeció a los jóvenes y a quienes no tienen ninguna experiencia. Les obedeció y me desobedeció a mí. ¿Para qué pues provocaremos nuestra propia perdición?".
‘Abd Al-lah ibn Haram, que Al-lah esté complacido con él, intentó persuadir a los soldados para que no se retiraran diciéndoles: "¡Oh gente! ¡Por Al-lah! No frustremos a nuestro Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, en el momento de la llegada de sus enemigos". Pero le respondieron diciendo: "si pensáramos que vais a combatir, nos quedaríamos. Pero nosotros no creemos que ocurra ningún combate". El Corán registró esta actitud, pues Al-lah Dice (lo que significa): {Y todo lo que os sobrevino el día en que se encontraron las dos tropas fue con permiso de Al-lah, para que Él Supiera quiénes eran los creyentes. Y Supiera quiénes eran hipócritas. Se les dijo: Venid a combatir en el camino de Al-lah o a defenderdijeron: Si supiéramos combatir, de verdad que os seguiríamos. Ese día estuvieron más cerca de la incredulidad que de la creencia, pues decían con la lengua lo que no estaba en sus corazones. Y Al-lah Sabe mejor lo que ocultaban. } [Corán 3:166-167].
Esta actitud estaba a punto de influir en los creyentes de Banu Salamah y Banu Harizah, pero Al-lah los Preservó a causa de su fe. Al-lah Dice acerca de ellos (lo que significa): { Cuando dos grupos de los vuestros temieron flaquear y Al-lah Era Su protector. Que en Al-lah se confíen los creyentes.} [Corán 3:122].
El sábado, el ejército llegó a la montaña de Uhud y acampó allá. El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, eligió el campo de batalla, y dividió el ejército en tres batallones:
- El batallón de Al Muhayirun (los emigrados), bajo el mando de Mus‘ab ibn ‘Umair, que Al-lah esté complacido con él.
- El batallón de Al Aws, bajo el mando de Usaid ibn Hudhayr, que Al-lah esté complacido con él.
- El batallón de Al Jazray, bajo el mando de Al Hubab ibn Al Mundhir, que Al-lah esté complacido con él.
El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, impidió a los menores de edad participar en la batalla, excepto a dos muchachos:
- Rafi‘ ibn Judaiy, que Al-lah esté complacido con él, ya que tenía gran habilidad en el tiro con flechas.
- Sumrah ibn Yundub, que Al-lah esté complacido con él, ya que tenía gran fuerza física.
Los biógrafos citaron que los menores de edad a los cuales el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, impidió participar en la batalla fueron catorce muchachos.
Luego, el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, eligió a cincuenta hombres de sus Compañeros para ser arqueros y nombró jefe a ‘Abd Al-lah ibn Yubayr, que Al-lah esté complacido con él, y les ordenó quedarse sobre la montaña "‘Aynayn" que estaba enfrente de la montaña de Uhud, y les dijo: "Quedaos en vuestro lugar aunque veáis que las aves nos devoran, y no abandonéis este lugar hasta que os ordene. Y si habéis visto que nosotros hemos derrotado al enemigo, pues tampoco abandonéis vuestro lugar hasta que os ordene. Defendednos con las flechas para que los incrédulos no nos ataquen por detrás. Y siempre que os quedéis en vuestro lugar, nosotros seremos vencedores". Luego, el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, ordenó las filas, colocó a los creyentes fuertes al frente del ejército, y les dijo: "no combatáis hasta que os ordene".
Triunfo y derrota
La batalla empezó con un duelo único, luego, las filas se lanzaron contra el enemigo, y estalló una lucha encarnizada. El lema de los musulmanes en aquel día era: "¡mata!, ¡mata!".
El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, tomó una espada suya y dijo: "¿Quién quiere tomar esta espada?" Todos sus compañeros alargaron la mano esperando tomarla. Pero el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, dijo: "¿Quién puede cumplir con su derecho?" y entonces, ellos desistieron de tomarla. Pero Abu Duyanah, que Al-lah esté complacido con él, dijo: "¡Oh Mensajero de Al-lah! Yo cumpliré con su derecho. ¿Cuál es su derecho?" El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, le dijo: "que no mates con ella a ningún musulmán, ni huyas de un incrédulo cuando la cargues". Y el Profeta , sallallaahu ‘alayhi wa sallam, le dio la espada.
Entonces, Abu Duyanah, que Al-lah esté complacido con él, se ciñó la frente con una venda roja, y empezó a andar arrogantemente entre las dos líneas, y recitó un poema heroico que dice más o menos: " cuando estaba con mi amigo en la cima de la montaña, cerca de las palmas, le prometí matar a los incrédulos con la espada de Al-lah y de Su Mensajero, sallallaahu ‘alayhi wa sallam.
Cuando el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, lo vio de esa manera, dijo: "Al-lah odia este modo de andar, excepto en esta situación". Los biógrafos dijeron: "Cuando Abu Duyanah tomó la espada, mató a muchos politeístas con ella hasta que ésta se curvó".