Algunos asocian a Jesús con la divinidad porque ha realizado milagros. Muchos cristianos unitarios y todos los musulmanes afirman que Jesús si realizó milagros, pero con la voluntad de Dios y no a través de un propio poder divino. Dice la cita de Actos 2:22:
“Jesús de Nazareth, un hombre atestiguó a través de Dios milagros, maravillas y signos que Dios realizó a través de él, como ustedes saben” (las itálicas son mías)
En conformidad con la Biblia y el Sagrado Corán, los musulmanes creen que los milagros de Jesús fueron realizados por el poder de Dios. Como establece el Sagrado Corán,
“Cuando Dios dijo: ¡Oh, Jesús hijo de María! Recuerda la gracia que os concedí a ti y a tu madre, cuando te di fuerzas mediante el Espíritu Santo [el Ángel Gabriel] y hablaste a la gente estando en la cuna y de adulto, y te enseñé la escritura, la sabiduría, la Torá y el Evangelio. Y cuando hiciste con arcilla la forma de un pájaro con Mi anuencia, luego soplaste en él y se convirtió en pájaro con Mi anuencia, y curaste al ciego de nacimiento y al leproso con Mi anuencia, y resucitaste a los muertos con Mi anuencia.” (Corán 5:110)
Esta perspectiva islámica dice que los milagros pueden ser señales de la profecía de un enviado de Dios, pero no implican la divinidad de esa persona. Los Hadices (narraciones de palabras, hechos, apariencias, y pruebas tácitas de Muhammad) relatan numerosos milagros de Muhammad con mayor autenticidad histórica que la encontrada en los manuscritos bíblicos. Mientras que la ciencia de la autenticidad de los hadices se debe a una recopilación histórica, la Biblia no satisface muchos de los estándares básicos de la precisión histórica.* Por ejemplo, los autores de la Biblia (incluidos los Evangelios) son desconocidos, el período en que fue escrito no está definido, y la fuente de mucha información es ambigua. Estos problemas serán discutidos más adelante con más exactitud, pero sólo como una pequeña broma, examinemos la historia de la traición de Judas a Jesús. ¿Quien fue el autor, y por que debemos creerle? ¿Estuvo presente durante la traición? Si no, ¿Dónde obtuvo la información? Y si la obtuvo, y no alertó a Jesús, ¿no es también culpable del crimen? Y ¿Qué tipo de autor de un Evangelio sería este?
¿Suena tonto? Puede ser. Pero nuevamente, ¿no es más tonto confiar la salvación a una compilación de Evangelios y cartas de origen y autor desconocido?
El seminario de Jesús es tal vez uno de los intentos más objetivos y sinceros de un concejo ecuménico de eruditos cristianos para determinar la autenticidad de los actos y dichos de Jesús. Sin embargo, su metodología incluye ¡votos de castidad!
Dos mil años después del ministerio de Jesús, cerca de doscientos eruditos están formulando una opinión cristiana colectiva acerca de la confiabilidad de las citas e informes históricos de Jesús por los colores de las cuentas. Por ejemplo, con respecto a las palabras de Jesús, las definiciones de los colores de las cuentas son:
Rojo—Jesús lo dijo o algo bastante parecido.
Rosa—Jesús probablemente dijo algo parecido a eso, aunque sus palabras han sufrido algún cambio en la transmisión.
Gris—estas no son sus palabras, pero las ideas son parecidas a las suyas.
Negro—Jesús no lo dijo, las palabras representan a la comunidad cristiana o a un punto de vista más tardío.[1]
Otros comités cristianos han intentado autenticar los textos de la Biblia con metodologías parecidas. Los editores de The Greek New Testament: Second Edition de la Sociedad Unida de la Biblia utilizan el alfabeto.
Por medio de las letras A, B, C, y D, encerradas en “corchetes” {} al comienzo de cada variante textual, el comité ha buscado indicar el grado relativo de autenticidad, llegando a la base de consideraciones internas así como externas de evidencia, para la lectura adaptada del texto. La letra A significa que el texto es prácticamente verdadero, mientras que B indica que existe algún grado de duda. La letra C significa que hay un grado considerable de duda, mientras que la letra D muestra que existe un alto grado de duda con respecto al texto seleccionado.[2]
Bruce M. Metzger describe utilizando una metodología similar en su A Textual Commentary on the Greek New Testament. “De hecho, en las selecciones {D} a veces ninguna de las lecturas variantes es original, y por lo tanto, el único recurso fue imprimir la última lectura no satisfactoria.”[3]
Ahora, ¿no nos da eso una sensación de seguridad sobre confiar en la Biblia como la salvación para la humanidad?
Nno estoy de acuerdo. El punto es que estos sistemas son probablemente los mejores, dadas las limitaciones del récord bíblico, pero ¡que comentario tan triste! Comparado con el sistema refinado de autentificación de hadiz, estos sistemas de clasificación de cuentas de colores y A-B-C-D son algo deficientes.
El récord histórico es relevante, ya que cuando una persona escucha una historia – incluso una historia creíble – la primera pregunta es usualmente “¿Dónde escuchaste eso?” cualquier examen histórico incluye la identificación y verificación de su origen. El Sagrado Corán y muchas tradiciones -Hadiz- satisfacen los grados más altos de autentificación. Pero la mayoría de los versos de la Biblia no lo hacen.*
¿Cómo se relaciona esto con el tema que estamos tratando? Es simple. Los milagros que ocurrieron a Muhammad no son menos numerosos o impresionantes que los de Jesús, y son conocidos a través de un registro histórico impecable que hace avergonzar a los similares en ese periodo. Como los milagros de Moisés, Eliseo, y Muhammad no implican su divinidad, tampoco los de Jesús.
Veamos algunos de estos ejemplos:
1. Jesús alimentó a miles con un poco de pescado y rebanadas de pan. Pero Eliseo alimentó a cientos de personas con apenas veinte rebanadas y un poco de cereal (Segundo libro de los Reyes 4:44); entregó a una viuda aceite de un tarro, con lo que pudo pagar sus deudas, salvó a sus hijos de la esclavitud, y vivió de las ganancias (Segundo libro de los Reyes 4:1-7); e incrementó un puñado de harina y un punto de aceite tanto para que, una viuda y su hijo tuvieran para comer por varios días, después de lo cual: “el puñado de harina no fue utilizado, y el punto de aceite no se secó …” (Primer libro de los Reyes 17:10-16). Por lo tanto, ¿En que transforma eso a Eliseo? El registro histórico muestra a Muhammad alimentando a masas con un puñado de dátiles en una ocasión, y con un cuenco de leche en la otra, esto es igualmente milagroso. Como también lo son las historias de él dando de beber a 1,500 personas en una ocasión con un solo recipiente de agua. Sin embargo, ningún musulmán aclama la divinidad de Muhammad.
2. Jesús sanó al leproso. Del mismo modo, Eliseo sanó a Naamán (Segundo libro de los Reyes 5:7-14). Por eso, los discípulos fueron empujados a ese servicio en Mateo 10:8. ¿En que los transforma?
3. Jesús curó a un ciego. Eliseo no solo cegó a sus enemigos, sino que también devolvió la vista a través de una súplica (Segundo libro de los Reyes 6:17-20). Muhammad también curó repetidamente la ceguera a través de una súplica.
4. Jesús revivió a los muertos. Otra vez, Eliseo también, revivió dos niños (1 Reyes 17:22 y 2 Reyes 4:34). Además, sus discípulos fueron alentados a revivir a los muertos (Mateo 10:8). Entonces, nuevamente ¿En que los transforma?
5. Jesús caminó sobre el agua. Si hubiese estado en los tiempos de Moisés, no hubiese tenido la necesidad.
6. Jesús espantó demonios. También lo hicieron sus discípulos (Mateo 10:8). También los hijos de los Fariseos (Mateo 12:27 y Lucas 11:19). Por lo tanto, por eso, los caprichosos seguidores a los que Jesús desconoció repetidamente (ver Mateo 7:22)— un pensamiento desconcertante considerando la cantidad de teatro que realizaron sacerdotes y Ministros, aun si fuesen verdad.
Por lo tanto, si buscamos evidencia de la divinidad de Jesús, nos vemos forzados a buscar más allá de los milagros.
Copyright © 2007 Laurence B. Brown
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* Para más estudio detallado, el lector es referido a Hadith Literature: Its Origins, Development and Special Features, por Muhammad Zubayr Siddiqi (Islamic Texts Society, London, 1993), y Studies in Hadith Methodology and Literature, por Muhammad Mustafa Azami (American Trust Publications, Indianapolis, 1977).
[1] Funk, Robert Walter. 1996. Honest to Jesus, Jesus for a New Millennium. Polebridge Press. p. 8.
[2] Aland, Kurt, Matthew Black, Carlo M. Martini, Bruce M. Metzger & Allen Wikgren (Editores). 1968. The Greek New Testament. Segunda Edición. United Bible Societies. pp. x-xi.
[3] Metzger, Bruce M. A Textual Commentary on the Greek New Testament. Introducción, p. 14.
* Mientras que los hadices son preservados palabra por palabras: “Hay más diferencias entre nuestras manuscritos bíblicos que palabras en el Nuevo Testamento” – Ehrman, Bart D. Misquoting Jesus. p. 10.