Deberíamos ser reflexivos y no precipitados cuando hablamos. ¿Qué nos hace actuar de forma apresurada en cualquier asunto sin considerarlo con cuidado? Mientras estemos en el proceso de pensar y no hayamos pronunciado palabra alguna ni hecho ninguna acción, aún tenemos el privilegio de elegir. Sin embargo, una vez hemos pronunciado las palabras o realizado la acción, no tenemos más remedio que esperar los resultados.
¿No ves cuántas personas hay en prisión que, si les preguntas, te dirán a una sola voz: “estábamos apresurados”?
Trata de tener una determinación fuerte para autocontrolarte y abstenerte de dar cualquier paso sin una consideración cuidadosa, ya que dar un paso después de pensar y analizar cuidadosamente es algo loable, en especial cuando se refiere a asuntos relacionados con el Más Allá. Por lo tanto, no dudes ni seas reacio a hacer buenas obras, pero trata de apresurarte en hacerlas. Sad Ibn Abi Waqás, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: ‘La deliberación debe estar en todos los asuntos, excepto en aquellos que pertenecen al Más Allá’” (Abu Dawud; Al Albani: Sahih).
El Imam An-Nawawi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, distinguió entre deliberación y solemnidad, y dijo: “Deliberar (reflexionar) en los movimientos y evitar la frivolidad constituye la deliberación elogiada; pero bajar la mirada y la voz es solemnidad”.
Prácticamente, queda demostrado que quien se apresura y se da cuenta de ello puede entrenarse para ser reflexivo, y cuando cosecha los frutos de la reflexión continúa como tal.
La prisa es una de las características de los jóvenes y puede tener consecuencias peligrosas para sus actos. Por lo tanto, es una buena idea educar a los jóvenes para que estén acostumbrados a la reflexión y la planificación, y para evitar lanzarse hacia la oscuridad sin haber tenido antes la luz del conocimiento, ya que los efectos negativos de sus actos no solo los afectan a ellos, sino también a sus familias y a sus sociedades.
Queridos hermanos y hermanas, el diablo engaña a los seres humanos por medio de su temperamento, para evitar que piensen incluso en cambiar o mejorar su temperamento. Algunos de nosotros creemos que hemos sido creados con la cualidad innata de ser apresurados, al punto de que no podemos concebir abandonar la prisa y nos excusamos con respecto a muchos de nuestros errores o actos apresurados.
Debemos recordar que ser reflexivo es algo que se logra a través del entrenamiento y la capacitación, así que entrénate para pensar con cuidado antes de tomar cualquier decisión y antes de hablar. No te disculpes con frecuencia debido a tu prisa, y recuerda que a veces las consecuencias de ella pueden ser nefastas.
¿Sabías que el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, era muy estricto con aquellos que eran apresurados, en especial cuando los efectos negativos de su comportamiento podían ser fatales?
Usamah Ibn Zaid, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “El Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, nos envió hacia Al Huráqah, y en la mañana los atacamos y los derrotamos. Un hombre de los Ansar y yo seguimos a un hombre de ellos y, cuando lo atrapamos, nos dijo: ‘La ilaha ila Al-lah’. Al estuchar esto, el ansarí se detuvo, pero yo lo maté apuñalándolo con mi lanza. Cuando regresamos, el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, se enteró de lo ocurrido y me dijo: ‘¡Usamah! ¿Lo mataste después de que dijo la ilaha ila Al-lah?’. Le dije: ‘Pero él solo hizo eso para salvarse’. El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, se mantuvo repitiendo eso tantas veces, que llegué a desear no haber abrazado el Islam antes de ese día”.
El Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, reprochó a las personas apresuradas en el hadiz (narración) de Yabir, que Al-lah esté complacido con él, quien dijo: “Estábamos viajando y un hombre de los nuestros fue herido por una piedra en la cabeza, luego tuvo un sueño húmedo y les preguntó a sus compañeros si podía tener permiso para realizar el taiamum (ablución seca). Le dijeron que no podía excusarse porque tenía agua. Entonces, el hombre hizo el ghusul y murió. Cuando volvimos con el Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y le contamos lo ocurrido, dijo: ‘Ellos lo mataron. ¡Que Al-lah los mate! ¿Por qué no preguntan cuando no saben, siendo que el remedio para la ignorancia es preguntar? Para él era suficiente que hiciera el taiamum y envolviera un trozo de tela sobre la herida, luego la limpiara y lavara el resto del cuerpo’” (Abu Dawud).
Prueba la dulzura de la reflexión, la planeación, la deliberación en todos los asuntos, ya que no aspirarás a nada excepto a aquello que Al-lah Todopoderoso ha decretado, y nada te afligirá excepto aquello que Al-lah Todopoderoso ya ha decretado; entonces, ¿por qué la prisa?