Tener cuidado de no herir los sentimientos de los demás es un comportamiento noble, una conducta civilizada, un requisito social y un principio fundamental de la ley islámica señalado por el Corán y aplicado por el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, en cada momento de su vida.
Al-lah creó al ser humano y dispuso que fuera sensible y que tuviera sentimientos, por lo que al relacionarse con otras personas se ve expuesto a emociones que pueden ir desde la alegría y la felicidad a la tristeza y la depresión, razón por la cual se hace necesario respetar dichos sentimientos para no maltratarlos ni herirlos.
Los principios, creencias y leyes del Islam se basan en la misericordia, elevan el comportamiento y civilizan al ser humano. Estas características señalan claramente que abarca el plano de los sentimientos y las emociones de todas las personas, musulmanas y no musulmanas.
Con el Islam Dios sacó a la gente de la oscuridad de falsas creencias y prácticas a la luz de la verdad, pero, además, guio a las personas a que dejaran los malos comportamientos, para que adoptaran conductas nobles y buenas, y así cambiar la dureza, la aspereza y la grosería, por la misericordia, la bondad y la cortesía; esto genera en el musulmán la preocupación por escoger las palabras y frases adecuadas para no herir a los demás. Dijo Al-lah: {Exhorta a Mis siervos a hablar con respeto, porque el demonio quiere sembrar la discordia entre ellos} [Corán 17:53]. Más claro no puede ser, Al-lah nos ordena que cuando vayamos a dirigirnos a otra persona, sin importar si es o no creyente en el Islam, escojamos las mejores palabras y que le hablemos de la manera más atenta y bondadosa, para no herir sensibilidades ni generar distanciamientos y discordias.
El Corán está lleno de este tipo de mandatos, Al-lah dijo: {Una palabra amable y perdonar es mejor que una caridad seguida de un agravio. Dios es Opulento, Indulgente} [Corán 2:263]. Reconfortar con una frase a una persona es mejor que darle caridad para luego ofenderla y humillarla, este acto hace que las obras se invaliden. dijo Dios: {¡Oh, creyentes! No malogren sus caridades haciendo alarde de ellas u ofendiendo} [Corán 2:264]. Al respecto dijo el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “En el Día de la Resurrección habrá tres clases de personas a las que Al-lah no les hablará ni las mirará ni las purificará y, por el contrario, les retribuirá con un castigo doloroso: las que usen trajes largos por vanidad y arrogancia, las que sacan en cara la caridad que hacen y las que engañan al vender, alegando características falsas de la mercancía que ofrecen”.
En la historia de José, la paz de Al-lah sea con él, cuando sus hermanos ya lo habían reconocido y estaba hablando con ellos, les dijo: {Dios me favoreció sacándome de la cárcel} [Corán 12:110]. No mencionó su maldad ni lo que sufrió cuando ellos lo arrojaron al pozo, hecho que fue el inicio de todo lo que padeció en su vida, esto para no recriminarlos y no abrir viejas heridas que pudieran hacerlos sufrir. ¡Qué maravilloso ejemplo de virtud y de ánimos de crear concordia cuidando los sentimientos de los demás!
Al-lah, dirigiéndose a Su Mensajero, dijo: {[Oh, Muhammad] Por misericordia de Dios eres compasivo con ellos. Si hubieras sido rudo y de corazón duro se habrían alejado de ti} [Corán 3:159]. El enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, era muy cuidadoso a la hora de dirigirse a sus sahabah y a la gente en general, buscaba las palabras adecuadas que los reconfortara y que no los ofendiera, aunque cometieran errores y faltas. Aisha, que Al-lah esté complacido con ella, reportó que cuando el Profeta sabía que uno o varios de sus sahabah habían hecho algo indebido, no los avergonzaba ni en público ni en privado, sino que, al corregirlos, usaba términos generales como: “¡¿Qué sucede con personas que hacen esto o aquello?!”.
As-Sa’b Bin Yuzama dijo: “Le obsequié una cabra al Mensajero de Al-lah, pero él me la devolvió. Al ver mi semblante (desconcierto, desilusión y molestia) me dijo: ‘Te la he devuelto porque estamos en estado de Ihram’”; y, como sabemos, cuando se está en ese estado de consagración para los ritos de la ‘Umrah o el Hayy las personas no pueden cazar ni favorecerse de un animal que ha sido cazado. De esta manera, el Profeta no fue displicente y no lo ofendió, por eso Al-lah dijo de él: {[…] y, en verdad, posees un nobilísimo carácter} [Corán 68:4].
En el hadiz encontramos que Ibn Omar contó que el enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Cuando haya una reunión y alguien llegue, que nadie se pare para saludarlo y sentarlo en un lugar determinado”, esto para no ofender a la persona que está hablando y cortar la charla que se está teniendo.
Emociones y sentimientos de los niños
El Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, estaba muy pendiente de las emociones y sentimientos de los niños. Cuando veía a un pequeño lo saludaba, lo acariciaba con cariño y suplicaba a Dios por él. Jugaba con ellos y se interesaba por sus asuntos. En una ocasión, durante la oración, se extendió en uno de los suyud (postración), al terminar dijeron que habían pensado que algo había sucedido o que se le había revelado algún verso del Corán, a lo que respondió: “Nada de eso. Lo que pasó fue que mi pequeño se subió sobre mi espalda mientras estaba postrado y no quise moverme para no cortar su diversión” (Ahmad y An-Nasa’i).
Emociones y sentimientos de los sirvientes
El Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, fue muy cuidadoso con los sentimientos de las personas que estaban al servicio de los demás. En Bujari y en Muslim encontramos que dijo: “No llamen a sus sirvientes ‘mi sirviente’, ‘mi sirvienta’, pues todos y todas ustedes son siervos, siervas, servidores y servidoras de Al-lah. Llámenlos más bien mi ayudante o colaborador”.
Abu Dhar narró que el enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Al-lah puso bajo su responsabilidad a sus hermanos que les sirven; así que, quien tenga a alguien que le sirva, que lo alimente con lo mismo que él se alimenta, que lo vista con la misma clase de ropa que él usa y que no le imponga una tarea que le sea muy pesada y difícil. Si le toca hacer algo muy duro, que él mismo lo ayude” (Bujari).
Mucho más hermosa es aquella enseñanza en la que nos dijo: “Si un sirviente les sirve la comida, siéntenlo con ustedes para que coma, o por lo menos denle de su comida para agraciarlo” (Bujari). Esta enseñanza se basa en el hecho de que esa persona fue la que preparó la comida y fue ella la que escogió los ingredientes y le puso la sazón, que sin lugar a dudas, le generan deseos y ganas de probar. Así que lo mejor que se puede hacer es compartir la comida con ella, sea en la mesa o dándole parte de ella, para que se satisfaga de la misma manera en que su jefe saciará su apetito.
Emociones y sentimientos de los animales
El cuidado de las emociones y los sentimientos en el Islam va más allá de los seres humanos, también abarca a los animales, además de establecer su cuidado físico; lo anterior se refleja en los principios de misericordia a la hora de sacrificar a un animal. Shaddad Bin Aus contó que el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Al-lah dictó la bondad en todo asunto, así que cuando vayan a sacrificar a un animal, háganlo de la mejor forma y con bondad, por eso afilen bien las hojas del cuchillo, para que no le haga daño al animal” (Muslim). El Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, prohibió que se usaran los animales como blanco de práctica, es más, maldijo a quien así lo hiciera, como fue reportado por Ibn ‘Abbas e Ibn Omar, que Al-lah esté complacido con ambos, en lo registrado por Muslim.
También encontramos el episodio registrado por Abu Dawud del reporte de Ibn Masu’d, que Al-lah esté complacido con él, en el que contó que en un viaje, mientras que el Profeta fue a hacer sus necesidades, ellos, quienes iban con él, vieron un nido y tomaron los polluelos; al volver, el Profeta vio que la madre estaba angustiada por sus polluelos y recriminó a sus sahabah por haberla molestado y tomado a sus crías, además, vio un hormiguero que habían quemado y por eso los regañó y explicó que no se puede usar el fuego para torturar, pues ese castigo es solo de Dios.
Así como el buen trato hacia los demás hace que la persona sea respetada y querida por los otros, la tosquedad, la grosería y el irrespeto hace que quien se caracterice por esas malas costumbres sea despreciado y rechazado por la gente.