Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero. El hombre no está obligado a informar a nadie sobre su verdadero salario, ya sea padre, hijo o esposa, aunque le pregunten, especialmente si esto causa perjuicio. Y a veces quizás sea mejor informarles, si esto tiene un beneficio evidenciable. Algunos ulemas mencionaron un criterio en cuanto a las cosas en las cuales se debe obedecer a los padres, que es: obedecerlos en lo que tenga un beneficio para ambos y no cause perjuicio. Y Al-lah Sabe mejor.