Alabado Sea Al-lah, Señor del Universo. Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Definitivamente tragar intencionadamente la sangre que le sale de las encías rompe el ayuno. La sangre no es como la saliva que no presenta inconveniente en tragarla, sino que se considera algo bebible.
Por lo tanto, si alguien se traga intencionadamente la sangre que le sale de las encías mientras está ayunando, tiene que recuperar el día, teniendo en cuenta que la sangre es impura según el consenso de los ‘Ulama’ (eruditos).
Así, tragar sangre está prohibido aunque la persona no esté ayunando. Por consiguiente, usted debe escupir la sangre al sentirla en la boca; y esto es fácil aunque esté en un medio de transporte o en clases, pues puede usar pañuelos desechables de papel, por ejemplo.
Le aconsejamos esforzarse en buscar una cura e ir a una dentista confiable; y Le pedimos a Al-lah, Enaltecido Sea, que la Cure.
Respecto a los días en los que tragó sangre intencionadamente, debe calcularlos aproximadamente, y después debe recuperarlos hasta sentirse prácticamente segura de haber cumplido su deber.
Algunos eruditos opinan que si la persona duda de si tiene que recuperar días o no, entonces no tiene que recuperarlos, porque en principio el ayuno se considera válido, a no ser que haya algo cierto que lo invalide. Ésta es también la opinión del erudito Ibn Al ‘Uzaimin, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, y es una opinión muy fuerte.
Sin embargo, es más seguro lo que acabamos de mencionar acerca de la obligación de reponer tales días hasta sentirse casi segura de que ya cumplió con su deber.
Por otra parte, tragarse la sangre accidentalmente antes de poder escupirla no invalida su ayuno.