¡Alabado sea Al-lah!, Señor de los mundos. Testifico que nadie merece ser alabado excepto Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
El difunto está exento de toda obligación legal, por lo que no aplica en su situación el hecho de si es válido o no su estado de pureza física . Lavar su cuerpo es solo para limpiarlo, no para retirar una impureza ritual.
Y Al-lah sabe más.