¡Alabado sea Al-lah!, Señor de los mundos. Testifico que nadie merece ser alabado excepto Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Si el perjuicio que ella puede recibir permaneciendo en la casa de su esposo es fácil de soportar, ella debe regresar a su hogar y obedecer a su marido a este respecto. Pero si el daño es muy difícil de sobrellevar, como les ocurre a algunas mujeres que vomitan todo lo que comen, o sufre jaquecas y dolores continuos, entonces esta es una excusa y le hacer permisible mantenerse en casa de su familia hasta que supere esta etapa pacíficamente. El marido debe tener en cuenta las circunstancias de ella y ayudarla a superar este estado.
Y Al lah sabe más.