Alabado Sea Al-lah, Señor del Universo. Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Al-lah, Glorificado y Alabado Sea, Ha aclarado en Su Noble Libro que cada hombre será recompensado por sus obras y que nadie sufrirá el castigo por los pecados de otros, además de que nadie aceptará voluntariamente sufrir nada del castigo del otro. En fin, cada hombre se preocupará por sí mismo.
Respecto a la súplica del hijo por su padre, vivo o muerto, y también la súplica del musulmán por su hermano musulmán ya fallecido, son aceptadas antes del Día de la Resurrección. Así, no hay ningún contraste entre la aleya y los Hadices que se refieren a que el muerto se beneficia de la súplica del vivo.
Y Al-lah Sabe mejor.