Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Si un adulto en el momento en que cometió el pecado estaba en el pleno uso de sus facultades mentales, conocía la prohibición, y no fue coaccionado, entonces se considera un pecador que se expone a ser merecedor del castigo de Al-lah, Ensalzado Sea.
De lo contrario; si lo hizo en un estado de inconsciencia o enajenación mental, pues se le considera inocente, porque el Profeta sallallahu ‘alayhi wa sallam dijo: "A tres clases de personas no se les registran sus acciones…(una de ellas) y quien pierde sus facultades mentales hasta que las recupere" [Abu Dawud, An-Nasa’i, At-Tirmidhi e Ibn Mayah].