Alabado Sea Al-lah, Señor del Universo. Doy testimonio que nada ni nadie merece ser adorado sino Al-lah, y que Muhammad, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, es Su siervo y mensajero.
Si el canto está acompañado por el tamborileo con las manos sobre la mesa, la pared u otra superficie, entonces, es una clase de canto prohibido según la Shari‘ah. Tocar algo mientras se tararea, es igual que cantar tamborileando. Por lo tanto, no está permitido. Pero, si el canto no incluye eso, ni contiene nada de lo prohibido, como palabras indecentes, sino que se trata solamente de tarareo con el fin de recrearse, y no llega a ser oído por los hombres que no son de sus Maharim (plural de Mahram), los sabios del Islam, que Al-lah les Dé Su perdón, difieren en la opinión al respecto, algunos lo permites y algunos lo prohíben. La opinión más correcta es que está prohibido.
Al Mawsu‘ah Al Fiqhiyyah (la Enciclopedia de Fiqh) dice lo siguiente al respecto: “Por otra parte, si se canta con la intención de recrearse, y el canto está libre de lo que se ha mencionado, los sabios, que Al-lah les Dé Su perdón, tienen diferentes opiniones acerca de eso: algunos lo permiten y otros lo prohíben. ‘Abdul-lah ibn Mas‘ud, que Al-lah esté complacido con él, opinó que está prohibido, y la mayoría de los sabios de Iraq son de la misma opinión. Entre ellos: Ibrahim An-Naja‘i, Amir Ash-Sha‘bi, Hammad ibn Abi Sulaiman, Sufian Az-Zawri y Al Hasan Al Basri, que Al-lah les Dé Su perdón”.
Por lo tanto, las palabras melódicas y su tarareo, se consideran parte del canto, el cual está prohibido, aunque no estén acompañadas con instrumentos musicales. Pues, en Al Mawsu‘ah Al Fiqhiyyah (la Enciclopedia de Fiqh), después de las definiciones del canto según los juristas, fue citado: “Lo que demuestra que el canto puede ser ejecutado mediante palabras melódicas e instrumentos musicales, al igual que mediante la sola voz, sin el acompañamiento de instrumentos musicales, pero con una entonación especial”.
Por consiguiente, no le está permitido a usted entonar y tamborilear con sus manos. Ocupe su tiempo con lo que le ayudará en la Otra Vida, como decir Subhana Al-lah (Glorificado sea Al-lah), o leer el Corán. Además, puede recrearse con lo que está permitido, como recitar poesía permitida, sin melodía ni tambor. Pues, la vida es muy corta y no vale la pena desperdiciarla en tales asuntos. ¿Cómo se sentiría si en el Día de la Resurrección encuentra que el registro de sus obras se ha llenado con el canto y el tamborileo?
Y Al-lah Sabe mejor.