Practica la paternidad
1. Como la mayoría de las cosas en la vida, si quieres ser bueno en algo tienes que practicar. Lo mismo pasa con la paternidad. Ningún padre es perfecto. Por lo tanto, antes de que “el día D” llegue, es muy importante practicar, practicar y practicar. Eso significa cuidar niños. Trata de pasar la mayor cantidad de tiempo posible con niños pequeños (y sus padres).
Probablemente no sea una buena idea comenzar tu primera experiencia con niños pequeños sin vigilancia y observación. Reúnete con otra familia joven un día en el parque o ve a visitarlos en su casa. Observa cómo interactúan, lo que se necesita para cuidar y divertirse con los niños. Observar a otros padres jóvenes con sus hijos es una buena forma para que los futuros padres tengan una idea de cómo será estar en esa situación. Incluso, puedes hacer preguntas en ese momento. Luego, cuando estés verdaderamente lista para comprender, ve con los profesionales. Trata de reunirte con una pareja madura que ha tenido y aún tiene muchos hijos.
2. Cuando creas que estás lista para manejar la situación, pregunta si puedes cuidar un niño de algún familiar o amiga por unas cuantas horas. Puede que cuidar de otro niño no se compare a cuidar del hijo propio, pero esto te dará una gran no solo del trabajo que esto implica, sino de cuán divertido puede ser un niño. Mientras estás cuidando al niño, asegúrate de incluir a tu esposo en el asunto. Si hay un cambio de pañales de por medio, involúcralo.
3. ¡Muy importante! Mejor incluso que practicar sus habilidades de paternidad con otros niños, es determinar qué habilidades de paternidad quieren desarrollar. Antes de que el bebé nazca es el tiempo perfecto para modificar o mejorar en ustedes mismos cualquier conducta o hábito. Esto hará que se den cuenta de qué tan grande es el desafío de cambiar algunas características de su forma de ser, especialmente cuando alguien te dice que debes hacerlo. En otras palabras, el periodo pre paternal es el mejor momento de hacer un balance de nuestros valores espirituales y morales y determinar si existe algo que nos gustaría mejorar en nosotros mismos antes de tener hijos que imiten nuestra conducta. Este es el tiempo para que tú y tu esposo hablen acerca de lo que les gustaría cambiar de su vida actual y estilo de vida, y hacer las transformaciones necesarias antes de que llegue el bebé. Si se ponen de acuerdo en que les gustaría ser más espirituales, entonces tienen que definir qué significa eso. Si no están de acuerdo, de todos modos necesitan ser más espirituales. Piensen en esto. Si están de acuerdo en que necesitan ser más organizados, tienen que especificar los parámetros de esa organización. Hablen acerca de esto de buen modo, y luego sin pérdida de tiempo realicen los cambios apropiados.
La paternidad es una sociedad
Muchos padres creen erróneamente que ser un padre es criar a un niño y proveer para él. Pueden ser muy dedicados a su tarea de ser proveedores –alimentos, ropa, casa, toda la jerarquía de menor necesidad de Maslow–. El cuidado de su familia puede ser la razón de sus largas jornadas de trabajo, de pasar duras horas asegurando el bienestar de sus seres queridos. Pero cuando se trata del aspecto emocional, mental e incluso a veces educacional de la crianza de un niño –aquellas necesidades humanas más básicas– de pronto se convierten en responsabilidad de la madre. Aunque en la cumbre de toda la pirámide de necesidades de cada uno de los seres humanos se encuentran el alimento espiritual, las prácticas religiosas, el virtud del carácter y el conocimiento de Dios, estas necesidades son definitivamente las más descuidadas en toda educación infantil.
Sin duda alguna, el Islam nos enseña que el padre es el pastor de la familia, y es su responsabilidad proteger de todos sus miembros en todos los aspectos de sus necesidades multidimensionales. Sin embargo, ellos no pueden hacer todo esto solos. Pero es su deber asegurarse de que esto se haga.
El padre que se esfuerza por proveer lo material está en bueno camino para ser un mejor hombre que el padre que retiene su salario y su energía física e intelectual en la búsqueda de una vida, por lo que defrauda a su familia y pone en peligro su bienestar. Pero también es indiscutible que los niños necesitan la presencia agradable y firme de su padre para desarrollarse bien y con buenas bases, como algo más que meros adultos funcionales en una sociedad. Además de todo eso, el padre es el Imam de su familia, asegurando que los derechos de Al-lah y el espíritu de Su religión florezcan en sus almas. Esto es lo que hace que un hombre se vuelva hacia su familia y hace que su corazón salte ante la respuesta a sus plegarias: {…¡Oh, Señor nuestro! Agrácianos con esposas e hijos que sean un motivo de alegría y tranquilidad para nosotros, y Haz que seamos un ejemplo para los piadosos.} [Corán 25:74]
Solo recuerda, la paternidad es una sociedad desde el principio hasta el final (¿existe un final?). Y cada padre puede encontrar su lugar adecuado. Ayuda a tu esposo a encontrar su lugar hasta que pueda hacer su propia conexión con su hijo, y luego ayúdalo a establecerla si lo necesita.
Pero antes de que cada padre asuma su rol de papá o mamá, debemos recordar que seguimos siendo el esposo o la esposa del otro. Esto significa que debemos ofrecer siempre nuestro esposo o esposa y a nuestra familia lo mejor de nosotros. Como buenas esposas, podemos esforzarnos por ser buenas madres también. Y como buenos esposos, los esposos pueden intentar ser buenos padres.
Hay un refrán que parece ser verdadero: “Lo mejor que puede hacer un padre por sus hijos es amar a su madre”. Mejor aún: Lo mejor que los padres pueden hacer por sus hijos es amarlos y amarse uno al otro por la causa de Al-lah, ya que solo Él es Merecedor de toda la adoración.