Este es nuestro ‘Id
‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, dijo: “Abu Baker vino a mi casa mientras dos niñas de los Ansar (musulmanes de Medina) estaban cantando a mi lado algunos de los poemas (escritos por su tribu) el día de Bu’az (cuando estalló la guerra entre las tribus de Jazray y Aws, donde esta última salió victoriosa). Ellas no eran cantantes, pero Abu Baker (mostrando desacuerdo) dijo: ‘¿Hay instrumentos musicales del demonio en la casa del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam?’; esto fue en el día del ‘Id. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: ‘¡Oh, Abu Baker! Toda Ummah tiene su ‘Id, y este es nuestro ‘Id’”. [Muslim]
La declaración del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “Este es nuestro ‘Id”, afirma que toda nación tiene sus propios festivales, como lo corroboró Al-lah, el Todopoderoso, cuando dijo (lo que se interpreta en español): {…A cada nación de vosotros le Hemos Dado una legislación propia y una guía…} [Corán 5:48] Si los judíos tienen sus celebraciones especiales, al igual que los cristianos, entonces no está permitido para nosotros celebrarlas con ellos, al igual que no compartimos con ellos su Qiblah (dirección hacia donde rezan) ni sus leyes. Del mismo modo, ellos no participan en nuestros festivales, porque el ‘Id es parte de la Shari’ah (Ley Islámica), metodología y ritos, igual que la Qiblah, la oración y el ayuno, sobre lo cual Al-lah, Glorificado sea, Dice (lo que se interpreta en español): {Por cierto que Hemos Prescrito a cada nación sus ritos para que los observen…} [Corán 22:67]
Por lo tanto, no existe diferencia entre celebrar sus ocasiones festivas y seguir las enseñanzas de sus religiones. Estar de acuerdo en (participar plenamente) una festividad con ellos, es unirse a ellos en su incredulidad; y celebrar en parte sus festividades con ellos es compartir alguna de las ramas de la incredulidad.
Además, las celebraciones están entre las manifestaciones más distintivas de una metodología religiosa; por tanto, participar en los festivales de los no musulmanes es estar en armonía con ellos en sus características más distintivas de las leyes de la incredulidad. La afirmación del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, “Este es nuestro ‘Id”, sugiere que para nosotros son suficientes nuestros ‘Ids y, por lo tanto, no necesitamos tomar parte de ningún otro festival.
También debe notarse que dejó que las niñas cantaran canciones aceptables que no contenían vulgaridades ni estaban acompañadas por instrumentos musicales (excepto por el pandero, lo cual está permitido que las mujeres toquen en el ‘Id y en las bodas). El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, incluso permitió que los abisinios realizaran una presentación con lanzas, lo cual indica la permisibilidad del entretenimiento y la diversión en el ‘Id de los musulmanes, pero no en los festivales de los incrédulos, ya que si estas últimas fueran aceptables, él no habría remarcado (en el hadiz antes mencionado): “…Toda Ummah tiene su ‘Id, y este es nuestro ‘Id”.
Por lo tanto, no está permitido para nosotros celebrar las festividades de la Gente del Libro, como lo hacemos con nuestros ‘Ids. Existían muchos judíos y cristianos en la Península Árabe, hasta que Omar ibn Al Jattab, que Al-lah Esté complacido con él, los relocalizó durante el tiempo de su califato, implementando así el consejo del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, quien sugirió que dos religiones (dominantes) no podían coexistir en la región. Los devotos de esas religiones tenían muchos seguidores, pero los musulmanes nunca celebraron con ellos de ninguna manera; tampoco cambiaban sus propias costumbres festivas durante las celebraciones de los incrédulos, porque entendían que eso era prohibido.
De no haber sido la prohibición de la Shari’ah tan clara y terminante, la posibilidad que algunos musulmanes hubiesen participado en las celebraciones de las otras religiones hubiese sido bien latente.
Además, Omar, que Al-lah Esté complacido con él, estableció las condiciones, al igual que los Compañeros, que Al-lah Esté complacido con todos ellos, sobre los Dhimmis (no musulmanes bajo un gobierno islámico), de no celebrar públicamente sus fiestas en países musulmanes. (Con respecto a los musulmanes), les advirtió, como lo reporta ‘Abd Ar-Razzaq, que Al-lah lo Perdone, en su libro Musannaf: “Tengan cuidado con imitar el habla de los (incrédulos no árabes) y de entrar en los lugares de adoración de los politeístas en los días de sus festivales”.
Se reportó que Omar, que Al-lah Esté complacido con él, también instruyó: “Eviten la mezcla con los enemigos de Al-lah durante sus fiestas”. [Al Baihaqi] Si él prohibió reunirse con ellos en esos días, entonces, ¿qué diría sobre participar en sus festivales?
Además, se narró bajo la autoridad de ‘Abdul-lah ibn Omar y ‘Abdul-lah ibn ‘Amer, que Al-lah Esté complacido con ellos, que dijeron: “Quien vive en los países de los (incrédulos) no árabes y celebra su fiesta de Año Nuevo y otros festivales, y los imita hasta que muere, será resucitado con ellos en el Día de la Resurrección”. [Al Baihaqi] Estar en compañía de ellos en la otra vida significa que la persona posiblemente muera como incrédulo, al igual que ellos; esto se acerca más al texto en su significado. Por lo tanto, esta acción (la imitación) no es menos que un pecado mayor.
La razón detrás de la prohibición
Los motivos para la prohibición de la celebración de las festividades de los no musulmanes se basan en el hecho de que esa imitación lleva a la incredulidad o al pecado, y en realidad no tiene ningún beneficio para la fe de los mismos. Estar de acuerdo (participar) con ellos significa que uno está contento con el mal que comenten, ya que sus festividades involucran tradiciones ilícitas, blasfemas y libertinas. Un musulmán que participe de estas celebraciones será igual que todos ellos.
- Unirse a ellos en sus celebraciones también puede llevar a un estado en el que un musulmán difícilmente podría diferenciarse de un incrédulo. Pues, ¿qué características distintivas definirían al musulmán si hace lo mismo que un no musulmán hace al practicar su religión?
- Además, dicha conformidad (con festividades) lleva al afecto, y quien celebra las festividades de los incrédulos, sin lugar a duda los ama o, por lo menos, no le desagrada su religión. Si realmente fuera reacio a ella, como lo Ordenó Al-lah, el Todopoderoso, nunca se uniría a ellos en ningún asunto.
Ciertamente, si un hombre considera a otro como un enemigo debido a una razón mundanal, evitará imitarlo en cualquier cosa que sea típica de él. Entonces, ¿cuál sería el comportamiento de un hombre que considera a alguien como su enemigo por la causa de Al-lah, el Todopoderoso, y Su Mensajero, sallallahu ‘alaihi wa sallam? De hecho, un individuo malvado merece ser tomado como enemigo en lugar de ser imitado.
- Si un hombre participa de actos ilícitos para satisfacer algunas necesidades, deseos o para obtener algún beneficio, las obras permitidas disminuyen en proporción a cuánto se ha involucrado con lo ilícito. Esta situación es contraria a la de quien concentra su atención solo en hacer obras lícitas según la Shari’ah, de las cuales gusta inmensamente y con las que perfecciona su fe y su Islam. Por esta razón, cuanto más la persona se involucre en los festivales de los incrédulos y esté de acuerdo con ellos (el celebrarlos, en principio), menos se inclinará por los ‘Ids de los musulmanes. Se dice que ningún pueblo introduce una innovación en la religion sin que Al-lah, el Todopoderoso, les quite su equivalente de la Sunnah. [Ahmad]
Ciertamente, si Él nos Dio los mejores dos días de todos, entonces, reemplazarlos con algo diferente o agregar otras ocasiones a ellos es una mala acción. Los corazones se complacen con las celebraciones; por tanto, si buscan esta complacencia con otros festivales, sin duda perderán el interés por celebrar el ‘Id otorgado por Al-lah, el Todopoderoso, su amor y estima desaparecerá, causando así que su recompensa disminuya. En confirmación a esto, Al-lah, el Todopoderoso, dice (lo que se interpreta en español): {No verás a aquellos que creen en Al-lah y el Día del Juicio amar [y aliarse] a quienes combaten a Al-lah y a Su Mensajero, aún cuando éstos sean sus propios padres, hijos, hermanos o parientes. Al-lah Ha Grabado la fe en sus corazones, les ha fortalecido con Su luz…} [Corán 58:22]