En estos días, el aroma y la brisa del Hayy (la peregrinación) todavía se siente, continuamos repitiendo los cánticos e invocaciones que se hacen en sus días y seguimos destacando y aprovechando las lecciones de vida que nos deja.
Es importante que no olvidemos ni pasemos por alto que el Hayy es, sobre todo, la inmortalización del recuerdo de Abraham, la paz de Al-lah sea con él, de su gran familia y el sacrificio, entrega, sumisión, firmeza y compromiso que los destacó. Toda esa noble familia, cada uno de sus miembros ─Abraham, Sarah, Hagar y sus hijos─ se vieron sometidos a grandes retos y pruebas que harían que una montaña se derrumbara, y que solamente alguien con gran firmeza podría soportar.
Abraham, la cabeza de esta familia, su guía y ejemplo, fue puesto a prueba por Al-lah con una serie de órdenes y sucesos en su vida (como Al-lah Mismo lo mencionó).
Lo primero que Al-lah le ordenó hacer fue Da’wa (llamado al Islam, a la verdad) a su pueblo, mismo que era idólatra. Él lo hizo de la mejor manera, exponiéndoles la verdad con lógica y evidencia. Pero la respuesta de su gente fue la negación y lo condenaron a arrojarlo al fuego, infortunio que afrontó con paciencia, así que no sufrió mal alguno. Sin embargo, cuando Al-lah lo salvó de la hoguera, padeció otra gran prueba, y esta fue el destierro, fue forzado a abandonar su patria y a su familia.
Luego fue puesto a prueba él y su esposa Sara ante el rey que quiso arrebatársela, pero la firmeza de ambos y su confianza en Al-lah fue respondida salvándolos de esa situación tan desesperante y complicada. Después de eso vino otro examen durísimo, cuando se enfrentó al poderoso tirano Nemrod que pretendía la divinidad, pero con valentía se enfrentó a él con evidencias y fortalecido con la verdad de Dios, dejándolo confundido y sin argumentos.
Cuando finalmente pudo tener a su primer hijo, Ismael, Dios le ordenó que lo llevara a él y a su esposa Hagar al desierto, siendo apenas un recién nacido, y que los abandonara allí, en esa tierra estéril, donde no había nadie que los pudiera socorrer, además de los peligros que representaba por las fieras y animales salvajes que allí habitaban. Pese a esta tremenda situación, todos aceptaron las órdenes de Dios y obedecieron sin recriminación.
Luego, lo sometió a la gran prueba, como Él mismo describió tal situación, y cómo no habría de ser así si le había pedido sacrificar a su hijo, siendo Ismael su único hijo en ese momento y su única descendencia y apoyo a la edad a la que ya había llegado Abraham. Aun así, ni él ni Ismael levantaron la voz, todo lo contrario, aceptaron la voluntad de Al-lah y se entregaron a cumplir con su destino.
El Profeta Abraham, la paz de Al-lah sea con él, soportó todas las adversidades y cumplió con lo que Al-lah le mandó de la mejor forma. Su cuerpo pasó por el fuego, su hijo fue ofrecido en sacrificio (aunque no se consumó) y perdió todos sus bienes, pero su corazón y su alma estaban con Al-lah, y eso lo testificó Al-lah Mismo cuando dijo: {Y [recuerda, oh, Muhammad] cuando Abraham fue puesto a prueba por su Señor con unas órdenes, y las cumplió. Dijo [Dios]: "Haré de ti un guía para la gente"} [Corán 2:124]; y: {[…] y a Abraham, el fiel cumplidor} [Corán 53:37].
Así como Abraham superó las pruebas, igual lo hizo su esposa Hagar, quien nunca recriminó a su marido por dejarla allí abandonada con su pequeño hijo, su respuesta fue la de toda una mujer creyente que confía en Al-lah, ella le preguntó: “¿Al-lah fue quien te ordenó abandonarnos aquí?”. Al haber recibido la respuesta afirmativa de su esposo, dijo con toda calma y certeza: “Entonces nada nos pasará”.
Igual fue la respuesta de su hijo Ismael, años después, cuando Abraham le comunicó que había visto en un sueño que lo sacrificaba: {Cuando [Ismael] alcanzó la pubertad, [Abraham] le dijo: "¡Oh, hijito mío! He visto en sueños que te sacrificaba; dime, qué opinas"} [Corán 37:102]. Este muchacho no le alegó a su padre ni se burló de él por basarse en un sueño, su respuesta fue: {Le dijo: "¡Oh, padre mío! Haz lo que te ha sido ordenado; encontrarás, si Dios quiere, que seré de los pacientes"} [Corán 37:102].
La sumisión y la entrega a la voluntad de Al-lah fue una característica primaria de esta familia
Esta familia bendita se distinguió por su entrega y sumisión a Al-lah y el cumplimiento de Sus mandatos sin refutar ni renegar, sino con fe y complacencia, por eso Al-lah los elevó y perpetuó sus nombres: {¿Y quién sino el de espíritu necio, puede rechazar la religión [monoteísta] de Abraham? Fue un elegido en este mundo, y en el otro se contará entre los justos} [Corán 2:130].
Estas historias y la mención de esta noble familia no se limitan a un simple relato, son un llamado a nuestras conciencias, porque tenemos la inmensa necesidad de adquirir esa noble característica, la sumisión y la aceptación de la voluntad de Al-lah, en especial en estos tiempos en los que hay tanta confusión.
La sumisión a la voluntad de Dios hace que la persona someta todos sus pensamientos a la voluntad de Dios; así, entiende con su razón y su lógica que todos los asuntos que suceden y que están por encima de su capacidad racional han sido dispuestos por Al-lah por algún motivo, para bien, aunque no lo desconozca, tal como nos lo enseñó Omar Bin Al Jattab, quien, al dar inicio a las vueltas alrededor de la Ka’bah, frente a la Piedra Negra dijo: “Yo sé que eres una piedra, no beneficias ni perjudicas en nada; si no hubiera sido porque vi al Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, besándote, no te besaría”. Total sumisión a Al-lah y la perfecta expresión del Tawhid (creencia en la unicidad absoluta de Al-lah) y su aplicación práctica en la vida.
Resultados de la sumisión
El resultado de la entrega y sumisión de Ibrahim y toda su honorable familia fue el más noble y bendito de todos, tanto en esta vida como en la del más allá. Es como si Al-lah les hubiera dicho que cuanto más se sometieran a Él y Su voluntad más bendiciones y bondades recibirán.
Así que la recompensa por su fidelidad fue la exaltación de sus personas y nombres, pues fueron conocidos como ejemplos de verdad y veracidad. Así, Al-lah escogió a Abraham y a Ismael para que construyeran Su Casa Sagrada, luego le dio a él y Sara su hijo Isaac, e hizo que su descendencia fuera el linaje más puro, del cual salió la cadena de profetas y mensajeros de Al-lah.
Al-lah nombró a Abraham como Su siervo amado y lo hizo ejemplo para que la gente se guiara, dijo: {Tienen un buen ejemplo en Abraham y sus seguidores} [Corán 60:4], hasta para el sello de todos los profetas y mensajeros, Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él; dijo: {Abraham fue un guía ejemplar, era obediente a Dios, monoteísta, y jamás fue idólatra. Era agradecido por los favores de Dios. Él lo eligió y lo guio por el sendero recto. Le concedí en la vida mundanal todo lo bueno, y en la otra vida estará con los justos. A ti [¡oh, Muhammad!] te he inspirado: "Sigue la religión pura monoteísta de Abraham, que jamás fue de los idólatras"} [Corán 16:120-123].
Así que, quien quiera la salvación y lograr altos grados de dignidad y misericordia en esta vida y la del más allá, debe someter su corazón y entregarlo totalmente a Al-lah: {Pero no, [juro] por tu Señor que no creerán [realmente] a menos que te acepten como juez de sus disputas, y no se resistan a aceptar tu decisión y se sometan completamente} [Corán 4:65].