- La austeridad en la que vivía el Mensajero de Al-lah. Esa sobriedad se destacó especialmente en este suceso cuando envió a Zauban a donde ‘Aisha para que le informara que tenía un invitado y que prepara algo, y en la respuesta que le dio: “Te juro por Quien lo envió a él con guía y la religión de la verdad, que no hemos comido nada desde la mañana porque no tenemos nada que comer” y que fuera donde las otras mujeres y les pidiera a ellas algo de comer para el invitado. El Profeta fue conocido por su zuhd (austeridad, sobriedad) pudiendo él tener todos los lujos y riquezas de este mundo, sin embargo, nunca los deseó ni buscó; y en el idioma árabe eso es lo que significa zuhd, es decir, el hecho de que quien tiene la posibilidad de tener lujos y riqueza, rechaza vivir en abundancia. Si el Profeta hubiera querido vivir como un rey lo hubiera podido hacer, pero prefirió ser un Mensajero de Al-lah y Su siervo, por eso encontramos que cuando Al-lah le envió el ángel y este le dijo: “Tu Señor me ha enviado, ¿quieres ser un rey o ser un Profeta y siervo de Al-lah?”, le respondió sin titubear: “Quiero ser un Profeta y un siervo de Al-lah” (Ahmad). ‘Urwa, que Al-lah esté complacido con él, relató que ‘Aisha le dijo: “Sobrino (él era hijo de su hermana), pasaban dos meses y en ninguna de las casas del Mensajero de Al-lah se prendía fuego para cocinar porque no había qué preparar”. ‘Urwa le preguntó: “¿Qué comían entonces?” a lo que ella respondió: “Agua y dátiles” (Bujari). En otro registro se mencionó que ella dijo: “La familia de Muhammad, nunca satisfizo su apetito en días seguidos, así fue nuestra situación hasta que murió” (Bujari).
- Se destaca de este acontecimiento un milagro que confirma la veracidad de la misión y el mensaje del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, con la cabra llamada Zumr, pues su leche se incrementó notablemente, pese a que ya había sido ordeñada con anterioridad, cuando el Profeta mencionó el nombre de Al-lah sobre ella. Fue tanta la leche dio, que su invitado, su esposa ‘Aisha y las demás la bebieron hasta saciarse, incluso Zauban la probó y dijo que era más dulce que la miel. Acontecimientos como este también sucedieron en otras ocasiones, como la vez que ordeñó la oveja de Um Ma’bad y la de ‘Abdul-lah Bin Mas’ud, o lo que ocurrió con la camella de Yabr, que estaba muy mal, pero apenas la tocó el Mensajero, esta se puso de pie y hasta compitió con otros camellos y ganó. Lo anterior es una muestra de la bendición que Al-lah le concedió a Su Mensajero, que con solo pasar sus manos sobre estos animales, dieron mucha leche o se recuperaron.
- La bondad del Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y su afán por atender de la mejor manera a su invitado. El Enviado de Al-lah fue la persona más bondadosa que ha existido, así era conocido, incluso antes de que se le comenzara a revelar el mensaje, por eso Jadiya, que Al-lah esté complacido con ella, le dijo (tras haber vuelto del monte donde se le reveló las primeras aleyas del Corán y asustado buscaba esconderse en su casa, porque pensaba que se estaba volviendo loco o que un demonio lo había poseído): “Por Al-lah, Él nunca te decepcionará o hará algún mal, porque tú te preocupas por ayudar a todo el mundo, le das al necesitado y ayudas a quien ha pasado por una calamidad” (Bujari); entonces vemos cómo Jadiya se basó en su planteamiento de que Al-lah no le haría daño a su esposo, sino que lo protegería, por toda la bondad que lo caracterizaba. El Profeta dijo: “Quien crea en Al-lah y en el día final que atienda con benevolencia a su invitado” (Bujari).
- La educación y buenos modales de este beduino, contrario a la rudeza que por lo general caracteriza a los beduinos, pues cuando vio que el Profeta no tenía nada para atenderlo le dijo que con un puñado de dátiles y un poco de agua era más que suficiente. Dijo estas palabras para liberar de la presión, la preocupación y la vergüenza al Mensajero de Al-lah, por no poder atenderlo de la mejor manera.
En este episodio vivido y relatado por Zauban, que Al-lah esté complacido con él, encontramos el buen comportamiento, la abnegación, la sencillez y la magnanimidad que caracterizaban al Profeta de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, además de una de las tantas señales que comprobaban la veracidad de su misión y mensaje, que como lo mencionamos, fue tan solo una de las tantas pruebas con las que Al-lah bendijo a Su Mensajero, pues Él también le permitió curar a algunos de sus sahabas con tan solo pasar sus manos por el lugar donde sufría una dolencia, como sucedió con ‘Ali, que Al-lah esté complacido con él, durante la conquista de Jaibar, o lo que ocurrió con ‘Abdul-lah Bin ‘Utaik, que Al-lah esté complacido con él, quien se había fracturado su pierna, y muchos más.