La Ka’ba es la Casa Sagrada de Al-lah y la qibla de los musulmanes. Todos los corazones anhelan hacer el tawaf en peregrinaje y de todas partes buscan llegar a ella. Fue el primer templo que se erigió para adorar únicamente a Al-lah, dijo Al-lah: {El primer templo erigido para los seres humanos es el de Bakka [la Ka‘ba], en él hay bendición y guía para la humanidad} [Corán 3:96]. Abu Dhar, que Al-lah esté complacido con él, reportó que le preguntó al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “¿Cuál fue la primera mezquita (lugar de postración y adoración) que se erigió en la Tierra?”, respondió: “La mezquita Al Haram (la de La Meca, en la que está la Ka’ba”. Dijo: “Le pregunté nuevamente: ¿luego cuál?”, contestó: “La mezquita del Aqsa (la de Jerusalén)”. Preguntó: “¿Cuánto tiempo hubo entre la construcción de una y otra?”, respondió: “Cuarenta años. Debes saber que toda la Tierra es una mezquita, así que cuando llegue la hora de la oración hazla en el lugar donde te encuentres” (Bujari).
La Ka’ba fue construida por Abraham y su hijo Ismael, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con ambos. Dijo Al-lah: {Y [recuerden] cuando Abraham e Ismael levantaron los cimientos de La Casa, dijeron: "¡Oh, Señor! Acepta nuestra obra. Tú eres el que todo lo oye, todo lo sabe"} [Corán 2:127].
Cuando el Enviado de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, cumplió treintaicinco años, cinco años antes de la revelación, Quraish acordó en conjunto reparar la Ka’ba, cuyas paredes estaban deterioradas, pero mantenía la forma original como la construyó Abraham. Cuando la iban a derribar, vieron el asunto muy grave, entonces Al Walid Bin Al Muguira tomó el mazo comenzó a tumbarla, mientras lo hacía decía: “¡Oh, Al-lah! no nos hemos desviado, solo queremos hacer algo bueno”. La gente dijo: “Veremos qué pasa esta noche, si le pasa algo a Al Walid, no la derribaremos y la volvemos a dejar como estaba; pero si no le sucede nada, eso quiere decir que Al-lah está complacido con él”. Al día siguiente, Al Walid continuó con el trabajo y los demás se unieron a él, y así terminaron de desmontarla. Se dividieron el trabajo, cada tribu trabajó en un lado específico, y los nobles y ancianos cargaban las rocas también.
El Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, participó en la reconstrucción de la Ka’ba. Yabir Bin ‘Abdal-lah, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Cuando se estaba reconstruyendo la Ka’ba el Profeta y Al ‘Abbas cargaban rocas. Su tío le dijo que se pusiera su izar (la parte inferior de su ropa) sobre sus hombros para que las piedras no le hicieran daño, así lo hizo, pero la vergüenza no lo dejó y volvió a ponérselo” (Bujari).
A cada tribu se le asignó una esquina y se dedicó a la construcción, tomando rocas del valle. Cuando la construcción llegó a la altura de la Piedra Negra, se generó una disputa entre las tribus, pues cada una quería tener el honor de colocar la Piedra Negra en su lugar, la trifulca fue tan grave que casi se genera una guerra civil interna en La Meca. A Abu Umaya Bin Al Muguira Al Majzumi se le ocurrió la idea, como solución, de aceptar como conciliador al primero que en ese momento entrara por la puerta de la Mezquita Al Haram, sugerencia que fue bien acogida y aceptada por todos, así que se sentaron a esperar que esa primera persona apareciera, entonces entró Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él; al verlo todos vociferaron: “Este es el confiable, lo aceptamos como mediador”. Le contaron lo que pasó y él dijo: “Pásenme una bata”, la tomó y puso sobre ella la Piedra negra y dijo: “Un representante de cada tribu que tome una punta de esta prenda y que todos la alcen”. Así lo hicieron y cuando la alzaron al nivel que le correspondía, él, el Profeta, la empujó y la colocó en su lugar.
De esta manera el Enviado de Al-lah logró ese honor, por el que todos estaban peleando y fue una de las veces en las que todos los de Quraish lo reconocieron como el confiable. Él fue una persona muy valorada por su gente, lo apreciaban mucho y nunca dudaron de la veracidad de lo que él hablaba, ni de su sabia justicia, honradez, noble comportamiento y trato con los demás.
Este suceso, en el que todos aceptaron su juicio y decisión, y que, además, todos dieron testimonio de su veracidad y confiabilidad, revela la terquedad y la soberbia que los cegó una vez que comenzó a divulgar el mensaje del Islam, su actitud hacia él cambió por completo, lo rechazaron y maltrataron, dijo Al-lah: {Y dijeron también [desdeñando al Profeta]: "¿Por qué no le fue revelado este Corán [en lugar de a ti] a un hombre distinguido de alguna de las dos ciudades?"} [Corán 43:31]; y: {Sé muy bien que te apena lo que dicen [sobre ti]. Pero no es a ti a quien desmienten, sino que lo que los injustos rechazan es la palabra de Al-lah} [Corán 6:33].
La participación del Profeta Muhammad en la reconstrucción de la Ka’ba nos deja ver su gran juicio, esto lo vemos en la forma en que resolvió el conflicto que se generó y que impidió que hubiera un derramamiento de sangre al detener una guerra inminente.
En este episodio, el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, alcanzó dos grandes logros: uno, resolver la disputa que se generó y detener el conflicto entre los miembros de Quraish; y el otro, obtuvo la distinción y el honor de haber colocado con sus manos la Piedra Negra en su lugar. Sin lugar a duda, esto se dio por la anuencia y complacencia de Al-lah para con Su Profeta y Mensajero, mostrando el importante nivel que tiene ante Al-lah y el gran favor que recibió de su Señor.