Su protección ante los arrebatos de la juventud y los actos inmorales de la yahilia:
Al-lah cuidó a Su Mensajero desde su niñez y en su juventud de incurrir en actos inmorales de la yahilia, actos iban en contra de los principios del Islam. Cuando se despertó en su interior el deseo por los placeres mundanales, la protección divina se alzó como una muralla que lo alejaba de dicho comportamiento. Ali Bin Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él, informó que el Profeta de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Solo en dos ocasiones se despertó en mí el deseo de dejarme llevar por el placer como la demás gente lo hacía, en ambas Al-lah me protegió de caer en algo inmoral. Una noche me encontraba con un amigo cuidando unas ovejas en los alrededores de La Meca, entonces le pedí que le echara ojo a las que yo tenía a cargo, porque quería ir a divertirme como lo hacían los otros jóvenes de mi edad. Así que me dirigí hacia la ciudad, hacia una casa desde donde se oía música. Pregunté: ¿A qué se debe tanta algarabía? Y me respondieron que era la celebración de un matrimonio. El ruido me aturdió y caí al suelo, solo me despertó el calor del Sol al día siguiente. Cuando me encontré con mi amigo, él me preguntó que qué había hecho la noche anterior y le conté lo que ocurrió. Intenté hacer lo mismo otro día y me ocurrió lo mismo”. El Profeta continuó diciendo: “Desde esa vez no me interesó hacer nada de lo malo que hacía mi gente en la yahilia, así me mantuve y luego Al-lah me honró con la revelación de Su mensaje” (Ibn Hibban, Al Baihaqui y Abu Na’im en su libro Ad-Dala’il; Ibn Hayar dijo que era hasan mientras, que el Albani dijo que era da’if).
El Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, poseía las mismas características humanas que las demás personas, por eso sentía y deseaba lo mismo que los otros jóvenes de su edad, sentimientos y deseos que Al-lah dispuso en la naturaleza del ser humano; sin embargo, Al-lah protegió a Su Mensajero de caer en la inmoralidad a la hora de querer saciar dichos deseos y lo cuidó de cometer algo que contradijera la naturaleza del mensaje que Al-lah le reveló.
Nunca comió carne de animales sacrificados en nombre de los ídolos y falsas divinidades:
El Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, nunca comió carne de animales que hubiesen sido sacrificados para las divinidades que su gente adoraba, ni antes ni después del inicio de la revelación. ‘Abdul-lah Bin Omar, que Al-lah esté complacido con él, reportó que el Mensajero de Al-lah se encontró con Zaid Bin Amru Bin Nufail en el Al-Ladah (un valle cercano a La Meca), esto antes de la revelación. Se sirvió la comida, pero Zaid rechazó comer y dijo: “No como de lo que ustedes ofrecen a sus dioses, solo como de lo que se sacrifica en nombre de Al-lah” (Bujari). Al Karmani en Sharh Sahih Al Bujari comentó: “El hecho de que en la comida que se sirvió hubiera carne de animales sacrificados a los dioses no indica que el Mensajero de Al-lah hubiera comido de esta. Él no prohibió que los que estaban con él comieran de ella, porque hasta ese momento no le había sido revelado nada al respecto. Zaid rechazó comer, porque temía que esa carne hubiese sido sacrificada en nombre de otro que no fuera Al-lah, además, es sabido, que el Enviado de Al-lah nunca comió carne de animales ofrecidos a las divinidades que su gente adoraba”.
Nunca juró en nombre de otro que no fuera Al-lah:
El Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, siempre despreció a las estatuas e ídolos que se adoraban en lugar de Al-lah, por eso nunca asistió a los ritos y celebraciones que se ofrecían en su honor. Además, nunca juró por una de ellas, a diferencia de lo que acostumbraban sus coterráneos. Abu Un’aim, Al Baihaqui en Dala’il An-Nubua, Ibn Hisham en As-Sira An-Nabawia e Ibn Sa’d en At-Tabaqat, dijeron: “Se reportó que en el encuentro del Profeta con Bahira el monje en Sham cuando era niño, este, queriendo comprobar la señales de la profecía que vio en él, le pidió que jurara por las divinidades de Al-Lat y Al ‘Uzza, pero rechazó y le dijo: “No hay cosas más detestables para mí que esos ídolos”. ‘Urwa Bin Az-Zubair reportó que el vecino de Jadiya Bin Juwailid, que Al-lah esté complacido con ella, le informó que escuchó al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, decirle a Jadiya: “Te juro por Al-lah que jamás adoraré a Al-Lat y Al ‘Uzza” (Ahmad y el Shaij Ahmad Shakir dijo que era sahih).
La perfección humana es una característica indispensable en los profetas y mensajeros de Al-lah. Nuestro Profeta Muhammad, fue indiscutiblemente el mejor de todos. El Qadi Iyad mencionó que el Mensajero de Al-lah fue la persona más inteligente y sagaz de todas. Esto porque Al-lah Mismo fue Quien se encargó de guiarlo en el comportamiento y alejarlo de las costumbres inmorales de su pueblo.