Las alabanzas son para Al-lah, que Al-lah Exalte a Su Mensajero, y que Perdone a su familia, a sus Compañeros, y a quienes lo siguen, y que los Proteja a todos de todo daño.
La mayor gracia que pueda recibir el siervo –ya sea consiguiendo superarse a sí mismo o venciendo al enemigo en una batalla, teniendo éxito llamando al camino hacia Al-lah o acabando un periodo de obediencia habiendo sido favorecido al realizar buenas acciones– está siempre prescrita a realizar dos actos de adoración sublimes: agradecer y pedir perdón a Al-lah, reconociendo el gran favor que Al-lah nos Ha concedido.
Ser conscientes del Favor de Al-lah sobre nosotros por cualquier bien al que hayamos sido conducidos, ya sea mundanal o religioso, es algo firme en las almas de las personas justas. Sus lenguas dan prueba de ello, sus labios se mueven continuamente para dar gracias a Al-lah, y se ve reflejado en sus actos.
Reflexiona conmigo, hermano, sobre lo que dijo el Profeta de Al-lah, Yusuf, la paz sea con él, después de ocurrirle lo que le ocurrió y de que Al-lah lo Reuniera con sus padres y hermanos y Completara Su favor sobre él, dijo –como está mencionado en el Corán– (lo que se interpreta en español): {¡Oh, Señor mío! Tú me Has concedido el poder, y me Has enseñado la interpretación de los sueños. ¡Creador de los cielos y la Tierra! Tú Eres mi Protector en esta vida y en la otra, Hazme morir sometido a Ti, y Reúneme [en la otra vida] con los justos.} [Corán 12:101]
¡Por Al-lah! Nos sorprendemos de la reacción de este noble Profeta, Yusuf (José), la paz sea con él, quien se apartó del alborozo del reencuentro (con sus padres y hermanos) y la intimidad de la reunión para pronunciar esas benditas súplicas, que son propias de las personas agradecidas, aquellas que se vuelven a Al-lah. Se trata de unas súplicas llenas de necesidad y sometimiento, además de mostrar el deseo de que ese favor sea completado por el hecho de que su Señor le Haga morir siendo musulmán (estando sometido a Al-lah) y que le Haga reunirse con Sus siervos justos.
¡Así es como actúan las personas justas! La alegría por ver completado el Favor de Al-lah sobre ellos no les distrae de declarar su reconocimiento de ese favor, de agradecerlo y de pedirle que los Afirme en la verdad hasta que les llegue la muerte.
Sulaiman Ibn Dawud (Salomón, hijo de David), que la paz sea con ellos. El Noble Corán ha registrado más de una situación en las que expresaba su agradecimiento a Su Señor por los favores que le Otorgó. Reconoció ese favor cuando fue fascinado por la postura de la hormiga cuando advirtió a su comunidad diciéndoles (lo que se interpreta en español como): {Y al pasar [con su ejército] por un valle lleno de hormigas, una de ellas dijo: ¡Oh, hormigas! Entrad en vuestros hormigueros, no sea que Sulaiman y sus tropas os pisen sin darse cuenta.} [Corán 27:18]
Observe que el hecho de escuchar a la hormiga no priva a este noble Profeta de recordar el Favor de Al-lah sobre él, así como tampoco lo priva el gozo de sentir que es un privilegiado por poder entender la lengua de estos pequeños insectos. Todo eso no le impide dirigirse a Aquél que le Ha otorgado todos esos favores, sino que dicha escena despertó en él el deseo de agradecer a Quien merece ser Agradecido, Aquél que le Había enseñado la lengua de los pájaros.
El Noble Corán registra más escenas de agradecimiento de ese noble Profeta, cuando vio el trono de Balqis establecido ante él y dijo (lo que se interpreta en español como): {Dijo [un creyente piadoso] que tenía conocimiento del Libro: Yo te lo traeré antes de que parpadees. Y cuando [Salomón] lo vio delante suyo dijo: Esto es una de las gracias de mi Señor para probarme si soy agradecido o ingrato. Quien agradezca [las gracias de su Señor] se beneficiará a sí mismo, y quien sea ingrato sepa que mi Señor es Opulento, Generoso.}[Corán 27:40]
Así es como se comportan los agradecidos. A Sulaiman, la paz sea con él, no le distrajo el extraordinario milagro que sucedió frente a él: trajeron ante él el trono de la reina de Saba (Balqis) en menos de un parpadeo y lo establecieron firmemente, de modo que parecía que estaba allí desde hacía mucho tiempo. Todo ello no le distrajo de agradecer a Quien le Había otorgado ese favor, sino que pronunció elogios y agradecimiento hacia su Señor, ya que los elogios son el núcleo del agradecimiento.
Así, esta bendita caravana continúa hasta llegar a la criatura más completa en el agradecimiento y en pedir perdón a Al-lah, es decir, hasta nuestro Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam. Después de toda una vida dedicada a comunicar el mensaje, llena de lucha, paciencia, esfuerzo y entrega, desciende a su corazón la sura del Socorro, esa sorprendente sura que agrupa –a pesar de lo corta que es– las buenas noticias de la victoria y el anuncio de la muerte del alma humana más noble, que acataba las órdenes de dos formas: a través de las palabras y a través de los hechos.
En cuanto al acatamiento a través de las palabras, nuestra madre ‘A’isha, que Al-lah está complacido con ella, nos habla de ese asunto citándonos que “el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, repetía mucho en sus postraciones el dicho: ‘Glorificado Seas ¡Oh Al-lah!, Señor nuestro, Alabado Seas. ¡Oh, Al-lah, Perdóname!’, pues acataba la orden de Al-lah de glorificarlo y pedir perdón”. [Bujari y Muslim]
En cuanto al acatamiento a través de los hechos, lo percibimos cuando entró victorioso en La Meca con la cabeza inclinada, humilde, haciendo públicos de ese modo su humildad, su sencillez y su sometimiento a su Señor, Ensalzado y Majestuoso. A continuación, y demostrando una humildad extraordinaria, realizó ocho postraciones del Duha (Oración de la media mañana) para dar gracias a Al-lah, Ensalzado, por ese gran favor.
Si reflexionas sobre el Corán encontrarás que Al-lah, Ensalzado, Proclama elogios hacia Sus mejores criaturas, elogia a los profetas que tienen más determinación, la paz sea con ellos, porque eran agradecidos. Así, describe a Nuh (Noé), la paz sea con él, diciendo que era “un siervo constantemente agradecido”; a Ibrahim (Abraham), la paz sea con él, diciendo que era “agradecido por Sus favores”; a Musa (Moisés), la paz sea con él, y Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “y sé de los agradecidos”… y, efectivamente, así lo fueron.
Si esta es la situación de los mejores profetas, el resto de la gente todavía están más necesitados que ellos de que estos dos actos de adoración conformen su lema, sobre todo al acabar los periodos de obediencia, cuando algunos proyectos benéficos o cosas por el estilo tienen éxito, ya que la necesidad de repetir continuamente estos dos actos de adoración se acentúa en las personas que se implican y actúan, deben hacer que tanto el agradecimiento como el pedir perdón estén siempre con ellos, que sus lenguas no dejen de repetirlas mientras vivan, ya que a través del agradecimiento nos aseguramos la permanencias de las gracias y favores, y a través de pedir perdón a Al-lah, Él nos Perdona los resbalones y los errores.
Por ese motivo, estamos totalmente obligados a que nuestras lenguas y nuestros corazones demuestren un agradecimiento que preserve los favores que nos han sido otorgados y pidan perdón para enmendar las faltas, puede que Al-lah Pase por alto todo aquello que no hemos cumplido como debíamos… que es mucho.
Especialmente en esta ocasión hallamos una orden de agradecer, ya que después de que Al-lah, Ensalzado, Recordara la obligación de realizar el ayuno y Describiera algunas de sus reglas, Dice (lo que se interpreta en español): {Al-lah Desea facilitaros las cosas y no dificultároslas; engrandeced a Al-lah por haberos guiado y así seréis agradecidos.} [Corán 2:185]; que significa, para agradecer a Al-lah por las gracias que nos Ha otorgado, habiéndonos dado la guía y el éxito en los asuntos.
El noble Tabi‘i Baker ibn ‘Abd Al-lah Al Muzní, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “He dicho a un hermano mío: ‘Aconséjame’. Me dijo: ‘No sé qué decir más que el siervo (de Al-lah) no debe disminuir su agradecimiento ni su súplica de perdón a Al-lah, ya que el hijo de Adam está entre una gracia y un pecado. La gracia no es positiva si no va acompañada de agradecimiento, así como el pecado sólo sirve si va acompañado de arrepentimiento y súplica de perdón’”.
Ibn Al Qaiem, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Lo que le ha sobrevenido a alguien solo ha ocurrido porque ha dejado de agradecer y se ha descuidado de suplicar a Al-lah y mostrar su necesidad Al-lah. Por otro lado, los que han conseguido algo solo ha sido –con la Voluntad de Al-lah y Su ayuda– por ser agradecidos y suplicar a Al-lah con sinceridad, cuyo soporte es la paciencia, que ocupa el rango de la cabeza con respecto del cuerpo; y cuando se corta la cabeza, el cuerpo entero muere”.
Aquel que sea favorecido con el agradecimiento será digno de recibir de su Señor algo mejor que lo que ha dado, ya que el agradecimiento del Señor Es más Sublime. Ibn Al Qaiem, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Al-lah, Ensalzado, Agradece a Su siervo que realice sus actos de adoración con perfección, lo Perdona cuando éste se vuelve a Él; de ese modo, Reúne para el siervo agradecimiento por sus buenos actos y perdón para sus pecados y maldades, ya que Él Es muy Perdonador, muy Agradecido”.
Al-lah, Ensalzado Él Es el realmente Agradecido, ya que Da al siervo y luego lo Conduce a que agradezca por lo que ha obtenido. Él Agradece cualquier acción o Recompensa por pequeñas que sean, no la desprecia, la Agradece; además, Recompensa la buena acción como si fueran diez o muchísimo más. Agradece a Su siervo a través de las palabras, elogiándolo ante los ángeles, ante Su corte más sublime, y le Agradece a través de Sus acciones, de modo que si el siervo abandona algo para satisfacerle, Él le Da algo mejor que lo que el siervo ha abandonado; y si el siervo Le regala algo [dando caridades], Él se lo Devuelve generosamente con creces, siendo Él Quien lo Ha conducido a abandonar y a dar. Sin embargo, Él le Agradece esto y aquello”.
Las alabanzas son para Al-lah, Señor de los mundos, que Al-lah Exalte a Su mensajero, y que Perdone a su familia y a sus Compañeros, que los Proteja a todos de cualquier daño.