En el anterior artículo habíamos mencionado algunos de los efectos que tiene la creencia en “La ilaha il-la Al-lah” en la vida de una persona. A continuación mencionaremos el resto de los dichos efectos:
En cuanto al mundo del Islam, leamos que tiene que decir un historiador no musulmán conocido por su poca simpatía por esta religión:
6. Este testimonio de fe inspira valentía en el ser humano. Existen dos cosas que hacen a un ser humano cobarde: a) el miedo a la muerte y el amor a la seguridad; y b) la idea de que existe algo además de Al-lah, Glorificado sea, que pueda quitar la vida, y que el ser humano –al adoptar ciertas estrategias– puede evitar la muerte. Creer en “La ilaha il-la Al-lah” bloquea y desecha ambas ideas. La primera idea se aleja de su mente porque él sabe que su vida y su propiedad y todo lo demás realmente pertenecen a Al-lah, Glorificado sea, y se dispone a sacrificar todo por la complacencia de Al-lah. De igual manera, se desprende de la segunda idea porque sabe que ningún arma, ningún hombre o animal tiene el poder de quitarle la vida; solamente Al-lah Tiene el poder para hacerlo. Ha sido ordenado un tiempo para cada quien, y ni todas las fuerzas del mundo combinadas no pueden quitar la vida de nadie antes de que llegue ese tiempo.
Es por esta razón que nadie es más valiente que aquel ser humano que tiene fe en Al-lah, el Todopoderoso. Nada puede acobardarlo, ni siquiera la más fuerte tempestad o adversidad ni el más poderoso de los ejércitos.
7. La creencia en “La ilaha il-la Al-lah” genera una actitud de paz y satisfacción, limpia la mente de los celos, la envidia y la codicia, y aleja la tentación de recurrir a medios injustos para alcanzar el éxito y lograr nuestras metas. La persona creyente comprende que la riqueza está en las Manos de Al-lah únicamente, y Él la Distribuye según Su Voluntad; que el honor, el poder, la reputación y la autoridad –todo en absoluto– también están sometidos a Su Voluntad, y Él los Otorga según como Desea; y que el deber del ser humano es únicamente esforzarse y luchar con ahínco.