La ironía
Aún con el costo elevado de un viaje al Hayy, con los alojamientos, tarifas y servicios, la ironía de la familia musulmana estadounidense es que muchos tienen en verdad la capacidad financiera para ir al Hayy. El problema para ellos no es cuánto dinero tienen sino cuánto les queda. Estas familias tienen dinero suficiente, Al Hamdulil-lah, pero sus recursos están ya asignados y no queda mucho al final del año. En otras palabras, después de pagar la matrícula en escuelas privadas, la hipoteca, pagos de arrendamiento en ambos autos, y la membrecía del gimnasio, queda poco para cosas extras como el Hayy. Algunos tienen estilos de vida extravagantes que no dejan tiempo ni dinero para e Hayy y otros tienen estilos de vidas que no son tan extravagantes como estructurados, quienes tampoco dejan espacio ni tiempo para un eventual viaje al Hayy. Nuestros estilos de vida pueden hacerse estructurados y rutinarios cuando nos acostumbramos a ciertas cosas en la vida. Tenemos que salir a comer fuera los fines de semana, siempre tenemos que estar a la moda, necesitamos conducir autos llamativos, nuestros hijos necesitan actividades extracurriculares, y la lista sigue. Nos acostumbramos a estas cosas aparentemente pequeñas en la vida, que pueden convertirse en grandes obstáculos para otras cosas.
Encuentra algo de dinero en tus bolsillos
La ironía es que la gente que dice que no puede permitirse ir al Hayy, espera el dinero que va a financiar su viaje. Anticipan un gran bono o un reembolso de impuestos, esperan este gran regalo de Al-lah que les ayudará a ir al Hayy. Para muchos de nosotros, esos 10 000 dólares o más que necesitamos para llevar a nuestra familia al Hayy no aparecerán del cielo. Tenemos que hallarlos.
Y para hallarlos tenemos que saber dónde buscar. Determinar dónde está nuestro dinero nos ayudará a distribuirlo y asignarlo apropiadamente. Por ejemplo, algunas familias acomodadas pueden tener riquezas en inversiones y bienes raíces. Este es dinero que poseen pero que no es accesible. En estos casos, diríamos que un millonario es capaz de hacer el Hayy, pero él dirá que no puede ir puesto que no tiene esa cantidad de dinero extra.
Del mismo modo, la mayoría de las familias están obligadas a deducir cantidades mensuales por planes de retiro, fondos de educación de los niños y otros, y ven que no tienen suficiente dinero libre al final de cada año para hacer el Hayy.
Pon algo de espíritu en tu alma
Incluso si ponemos a un lado todas estas razones, hay una cosa que muchos adultos piensan y sienten, y que pocos están dispuestos a admitir. Irónicamente, algunos musulmanes sienten que no están listos para el Hayy debido a que no han alcanzado los niveles espirituales necesarios para calificar para el Hayy. Ellos sienten que no son ‘suficientemente buenos’ para ir todavía. Creen que el Hayy es el máximo acto de fe y de adoración y que si les cuesta trabajo hacer las cinco oraciones diarias, ¿cómo pueden estar espiritualmente equipados para manejar una obligación como el Hayy?
La imagen que tienen algunos musulmanes estadounidenses de un peregrino es el de un adorador piadoso y devoto que no puede hacer mal. Ellos visualizan una persona espiritualmente perfecta y temen no estar a la altura, de modo que deducen que no están listos aún para el Hayy.
Sorprendentemente, algunos no sólo temen no ser lo suficientemente buenos, sino que temen llegar a ser (o necesitar ser) tan buenos que ya no serán ellos mismos. Sí, sorprendentemente algunos musulmanes tienen miedo de hacer el Hayy pues se preguntan qué será de ellos. Después de hacer el Hayy, ¿no tendrás que ser perfecto? Ya que un Hayy aceptado remueve todos los pecados de una persona y le brinda un borrón y cuenta nueva, esto esencialmente significa que un peregrino regresa a casa ‘pisando sobre cáscaras de huevo’ y absteniéndose de cometer cualquier pecado. Esta es una tarea difícil para algunos de nosotros, y en sí misma es razón suficiente para que esperemos a ser intelectual, emocional y espiritualmente capaces de manejar semejante responsabilidad.
La epifanía
Después de todas estas razones para posponer y retrasar la peregrinación, millones de musulmanes en occidente aún van al Hayy y completan su responsabilidad. ¿Por qué? Porque se dan cuenta de que están obligados a ello y determinan que es mejor para ellos ir ahora que dejarlo para después. Ellos toman una decisión activa y determinada para ir y encontrar una forma de llevarlo a buen término.
Ir al Hayy en tres pasos sencillos:
1. Tener la intención
Lo primero que cualquier musulmán debe hacer cuando decide ir al Hayy es simplemente tener la intención de ir. Una vez alguien ha decidido que quiere ir y ha hecho la intención, puede planificar el viaje. Sin la intención apropiada, el Hayy (y cualquier otra cosa, de hecho) pierde su significado y su valor. Determina por qué quieres ir, no porque todos tus amigos van a ir este año. Piensa sobre lo que quieres obtener con el viaje. Piensa sobre cómo puedes cambiar tu vida o tu estilo de vida a tu regreso. No dejes que eso te intimide o estrese, el Hayy es sobre la paz interior, encuéntrala antes de embarcarte en tu viaje.
2. Encontrar los fondos
Si las finanzas son el principal obstáculo, encuentra una forma de presupuestarlo. Pocos pueden decidir hoy y viajar mañana. Para la mayoría de la gente, el Hayy requerirá meses o años de planeación y preparación financiera. No debemos dejarnos intimidar por semejante obligación financiera. Muchos de nosotros tenemos autos que cuestan más que un Hayy familiar, muchos tenemos casas que son astronómicamente más costosas que este viaje, y muchos tenemos presupuestos que pueden ser limitados y recortados para cumplir con esta responsabilidad.
Comienza por lo pequeño. Decide qué frivolidades y lujos puedes dejar y pon esos dólares en una cuenta para el Hayy. Ahorrar unos cuantos dólares aquí y allí de forma diaria o semanal no te llevará al Hayy (¿cuántos cafés de Starbucks tendrás que sacrificar para un tiquete al Hayy?), pero te dará un buen inicio para que te motives a suplementar con fondos adicionales (como devoluciones de impuestos, aumentos de sueldo, dinero regalado, etc.).
3. Aumenta la espiritualidad antes del Hayy
Dado que muchos de nosotros necesitamos dedicar un buen tiempo para ahorrar el dinero suficiente para este viaje, podemos aprovechar este tiempo utilizándolo sabiamente. En lugar de enfocarnos sólo en el dinero requerido, podemos usar este tiempo para prepararnos mental y espiritualmente, de modo que no seamos víctimas de algunos de los problemas mencionados anteriormente. Si necesitamos tomarnos un tiempo para ahorrar el dinero, podemos hacer mucho más que sólo contar dólares durante ese tiempo. Podemos contar nuestras obras, nuestras acciones, todo aquello que haga nuestro Hayy mucho más significativo y exitoso.
Este tiempo antes del Hayy puede ser igualmente importante para nuestra espiritualidad, tanto como el Hayy mismo. A diferencia de cualquier otro viaje o de unas vacaciones, el Hayy es un viaje espiritual tanto como uno físico. Implica más que sólo cuerpo y mente, requiere de nosotros algo más profundo. Este puede ser un ejercicio antes que el Hayy comience. Del mismo modo que comenzaremos nuestros ahorros financieros de a poco, podemos comenzar nuestra purificación espiritual en pasos pequeños.
La mayoría de las veces, el obstáculo para el Hayy es mental —todo está en la mente. Por lo tanto, si te has perdido el Hayy este año, comienza a planificarlo ahora e in sha Al-lah, si pones tu mente en ello, lo harás el próximo año. (Creo que dejaré de lado mi Moca Frappuccino por un tiempo...)