La sucesión del Califa –continuación-
Al ver que los musulmanes seguían de acuerdo y firmes en su decisión, solicitó que el juramento de fidelidad fuera hecho en público, en la mezquita y con la anuencia de todos los musulmanes. Al Muhayirun (los que emigraron de la Meca) y los Ansar fueron los primeros en proclamarlo como Califa, seguidamente lo hicieron los demás.
Pese a que ‘Ali, que Al-lah Esté complacido con él, no deseaba ser el Califa, aceptó este compromiso para mantener la unidad de la Ummah y evitar que se hundiera y perdiera en la tormenta que la Fitnah había creado. Él, como los demás Sahabah, que Al-lah Esté complacido con todos ellos, temía que se perdieran las enseñanzas del Islam y que los musulmanes volvieran a la época de la Yahiliah (ignorancia, era pre islámica llena de politeísmo e inmoralidad). El Qadi ibn Al ‘Arabi dijo: “Se reunieron para su proclamación como Califa, y menos mal que lo hicieron rápido, pues de no haber sido así las desgracias que hubieran caído sobre la Ummah hubieran sido indescriptibles y destructoras. Al ver que los Ansar y los Muhayirun lo habían decidido, él aceptó su responsabilidad, ya que vio que no tenía otra opción y que era obligatorio para él hacer su voluntad”.
De esta forma comenzó el califato de ‘Ali, que Al-lah Esté complacido con él. Desde antes del inicio y hasta el fin de su corto periodo, no tuvo paz ni tranquilidad, como lo había anunciado antes de aceptar. La situación era bien difícil y complicada, pues él, como los demás Sahabah y la mayoría de los musulmanes, querían apresar a los asesinos de ‘Uzman, que Al-lah esté complacido con él, y aplicarles la pena correspondiente por su crimen. Sin embargo, estos facinerosos contaban con la protección y aprobación de los que iniciaron la Fitnah, mismos que en aquel entonces tenían sitiada a Medina y ejercían un estricto control sobre ella, lo que ponía en peligro la vida de todos sus habitantes –es decir, los Sahabah y sus discípulos– gente que guardaba el conocimiento del Islam, la piedad y la creencia verdadera y sincera. Por ello, tomó la difícil decisión de aplazar el cumplimiento de este deber, hasta que las cosas se calmaran en Medina y los sediciosos regresaran a sus lugares de origen, para de esta forma comenzar con las investigaciones respectivas e identificar con claridad a los asesinos del Califa y sus cómplices.
Para ‘Ali, que Al-lah Esté complacido con él, era de suma importancia hacer justicia por el asesinato de ‘Uzman, pero al mismo tiempo era primordial proteger la seguridad de Medina y su gente, quienes representaban en sí el conocimiento del Islam y su perdurabilidad. Así que con su Hikamh (sabiduría) y experiencia midió los dos asuntos y decidió cumplir con uno antes que otro, no por negligencia, sino porque la situación así lo establecía. Muchos de los Sahabah aprobaron la decisión de ‘Ali, como ‘A’ishah, la esposa del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, Talhah, Az-Zubair, que Al-lah Esté complacido con todos ellos. Otro grupo de los Sahabah tenían una posición diferente, ellos veían que lo primero que se debía hacer era atrapar y castigar a los asesinos de ‘Uzman y sus cómplices, entre estos estaban Mu’awiah, que Al-lah Esté complacido con él. Vale la pena destacar que a todos estos Sahabah el mismo Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, les anunció la entrada al Paraíso por sus virtudes, fe, piedad y el gran sacrificio que hicieron por la religión de Al-lah al ofrecer sus vidas, bienes y hasta sus familias, a cambio de la prevalencia del Islam y su perduración.
‘Ali le envió un mensaje a Mu’awiah, que Al-lah Esté complacido con ellos dos, en el que le anunciaba que había sido nombrado como Califa y le pedía al mismo tiempo que lo reconociera como tal y le jurara fidelidad. En principio, Mu’awiah no se negó a aceptarlo como Califa ni lo desacreditó, pues él bien conocía quien era ‘Ali. Sin embargo, le respondió pidiéndole que antes de reconocerlo como Califa, capturara a los asesinos y sus secuaces, y que les aplicara la pena que se merecían por ello, o que le permitiera a él y su gente venir desde Sham (región que comprende: Palestina, Jordania, Líbano y Siria) para capturarlos y aplicarles la pena, para que de esta manera los sediciosos no tuvieran excusa alguna para acusar al Califa y a la gente de Medina por estas medidas y vengarse después.
‘Ali, que Al-lah Esté complacido con él, desaprobó las dos opciones ofrecidas por Mu’awia, además consideró que su actitud era incorrecta y que mostraban claros indicios de desobediencia y rechazo a una orden del Califa. Así que, decidió destituir a Mu’awiah de sus funciones como gobernador de Sham, por lo que envió a Sahal ibn Hanif para que lo remplazara, pero la gente de Sham lo detuvieron en el camino y lo obligaron a regresar a Medina.