El enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dedicó especial atención a las relaciones humanas, la convivencia y su fortalecimiento; por ello determinó una serie de parámetros dirigidos a cumplir con este objetivo. Su vida estuvo llena de ejemplos prácticos y enseñanzas sobre la importancia de dar regalos y la forma de honrar a los invitados, acciones dirigidas a apagar el fuego del odio, el rencor, la discordia y la enemistad, y que sembraban la armonía y el amor entre los miembros de la sociedad.
Los regalos
Los regalos son una muestra de amistad y amor, es uno de los medios más efectivos de acercar a quien está lejano, es la llave para abrir el corazón de las personas y una de las prácticas establecidas por el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, quien ordenó, según los reportado por Abu Hurairah y registrado por Bujari: “Háganse regalos entre ustedes para que así se amen”.
Al Qurtubi dijo: “Es un hecho confirmado que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, recibía los regalos que la gente le hacía, dando un ejemplo maravilloso de esta costumbre, la cual genera armonía entre las personas”. Ibn ‘Abdul Bar coincidió con Al Qurtubi en cuanto al hecho de que el Profeta aceptaba los regalos que le hacían, y añadió que el enviado de Al-lah instó a los musulmanes a darse regalos mutuamente para que de esta manera el amor se esparciera entre ellos.
Al dar regalos no se debe discriminar entre las personas por su creencia, piedad y comportamiento. Tener en cuenta a los no musulmanes y a los musulmanes descarriados al hacer obsequios es una costumbre establecida por el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él; además, esto puede ayudar a los primeros a cambiar su visión respecto al Islam y los musulmanes, y a los segundos los anima a encaminarse. Nuevamente, en el ejemplo que dejó el Mensajero de Al-lah encontramos que él hacía regalos a los no musulmanes, incluso si eran enemigos acérrimos del Islam, como lo hizo con Safwan Bin Umaya, a quien le dio una gran cantidad de animales, y luego de convertirse al Islam dijo: “Les juro por Dios que no había ser sobre la Tierra que yo más odiara que a Muhammad, pero su generosidad para conmigo cambió mi corazón y se convirtió en la persona que más he amado”.
Intercambiar regalos, aunque sean modestos
Abu Hurairah, que Al-lah esté complacido con él, reportó que el enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Musulmanas, no desprecien los regalos que se hacen entre vecinas, aunque les den un hueso con poca carne” (Bujari). Al Karmani dijo: “Al Mulhab explicó que este hadiz hace referencia a los regalos modestos y humildes que se hacen con el objetivo de mejorar los lazos de hermandad y amistad; además, cuando el presente es sencillo facilita que esta acción pueda ser realizada por todos, hasta los más pobres. También, es un medio de mejorar la convivencia en el vecindario”.
Dar y recibir
El Mensajero de Al-lah, según los reportes de Abu Hurairah y Aisha, que Al-lah esté complacido con ambos, era una persona que aceptaba los presentes que le hacían sin importar lo insignificantes que hubieran podido ser, y que además respondía el detalle dando a su vez un regalo a la persona que le había regalado algo. El Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, nunca despreciaba lo que le obsequiaban, pues siempre tenía en consideración las posibilidades de las personas y buscaba alagarlas dándoles él también un presente.
Abu Hurairah contó, además, que el enviado de Al-lah aceptaba los regalos y los usaba, pero si era sadaqa (caridad) lo que le daban, no lo usaba. Ibn ‘Abdul Bar argumentó que él hacía esto porque en los obsequios se busca fortalecer las relaciones humanas y el amor entre las personas, lo que no sucede con la sadaqa.
‘Abdul-lah Bin Omar reportó que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Correspondan el regalo que alguien les da ofreciéndole también un presente; si no tienen nada que dar, hagan súplica por esa persona” (Ahmad).
El Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, prohibió rotundamente pedir de vuelta lo que se regala o se concesiona, dijo: “La persona que pide de vuelta los obsequios que da, es como aquella que se traga su propio vómito” (Bujari).
Atender bien al invitado
Atender bien al invitado es uno de los principios islámicos de comportamiento y educación más nobles que, al igual que el compartir regalos, hace que las personas armonicen y se deseen el bien mutuamente. El Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo, según lo contó Abu Hurairah: “Una de las señales de que una persona cree realmente en Al-lah y en los sucesos del Día Final es que atiende bien a sus invitados y los honra” (Bujari); y en el reporte de ‘Abdul-lah Bin Omar dijo: “Tu invitado tiene el derecho de que lo atiendas y honres” (Ahmad). Sobre estas dos enseñanzas los eruditos del Islam como An-Nawawi, Iyad y Al Mubarakfuri dijeron que la atención del invitado es una muestra de nobles virtudes y que debe cumplirse de buena gana, sonriendo, hablando con respeto y ofreciéndole comida y bebida por un término máximo de tres días.
No hay que exagerar en atenciones
Al mismo tiempo, el Profeta prohibió exagerar en las atenciones para con los invitados, dijo: “No se impongan a ustedes mismos una carga que no puedan soportar ofreciendo a sus invitados lo que ustedes no pueden brindar”. Ibn Battal dijo al respecto: “Se debe brindar lo que se pueda, sin obligarse a ofrecer algo que está fuera de sus posibilidades”. An-Nawawi explicó: “Algunos de los salaf no veían con buenos ojos que una persona brindara lo que le era muy difícil de ofrecer por sus condiciones, esto porque no le permitiría disfrutar de la visita y posiblemente podía hacerlo notar ante sus invitados, quienes se sentirían incomodos y culpables por la situación, lo que contradiría por completo lo que el enviado de Al-lah dijo en el hadiz: ‘Una de las señales de que una persona cree realmente en Al-lah y en los sucesos del Día Final es que atiende bien a sus invitados y los honra’, pues atenderlos bien y honrarlos va más allá de lo material, es hacerles sentir la alegría que uno siente por su visita”.