Algunos que han escrito sobre la historia de la civilización la definen como “un sistema social que ayuda al ser humano a incrementar su producción cultural”.
La civilización consta de cuatro elementos principales: recursos económicos, sistemas políticos, tradiciones y valores, y ciencias y arte. El desarrollo y el progreso de una civilización requiere de muchos factores, como los geográficos y económicos, los psicológicos, los religiosos, los lingüísticos y la educación. El colapso de una civilización tiene su origen en factores opuestos a los que contribuyeron a su surgimiento y desarrollo; los más importantes de estos factores destructivos son la decadencia moral e intelectual, la anarquía y el desmoronamiento de los sistemas sociales, la expansión de la opresión y la pobreza, la expansión del pesimismo y la apatía, y la falta de líderes idóneos y sinceros.
La historia de la civilización comenzó cuando apareció el ser humano, y es una larga cadena que una nación civilizada transmite a las que vienen después. La civilización no es exclusiva de ninguna tierra o raza, sino que deriva de los factores que hemos mencionado anteriormente. No hay casi ninguna nación que no haya escrito algunas de las páginas de la historia de la civilización, pero lo que distingue a una civilización de otra es la fortaleza de los cimientos sobre los que se construye, la gran influencia que puede tener y los beneficios que la humanidad puede disfrutar como resultado de su surgimiento. Cuanto más universal sea una civilización en su mensaje, cuanto más humana sea en su vocación, cuanta más moralidad tenga en su dirección y cuanto más realista sea en sus principios, más duradero será su impacto en la historia, más tiempo perdurará y más merecedora será de ser honrada.
Nuestra civilización es un eslabón en la cadena de civilizaciones humanas; algunas civilizaciones la precedieron y otras vinieron después. Hubo factores que contribuyeron al auge de nuestra civilización, y hubo razones para su declive, pero este no es el tema que acá estamos planteando. Más bien, antes de examinar las maravillas de esta civilización, deberíamos discutir el importante papel que desempeñó en la historia del progreso humano, y lo mucho que aportó en los campos de la creencia, la ciencia, la ética, la gobernabilidad, el arte y la literatura, y cómo tuvo un impacto duradero en todos los pueblos y en todos los lugares.
Lo más importante que llama la atención de quien estudia nuestra civilización es que se distingue por las siguientes características:
1. Se basa en un principio fundamental que es la Unicidad absoluta en la creencia. Fue la primera civilización que proclamó el mensaje de un Dios Único que no tiene socio ni copartícipe en Su autoridad y dominio; Dios es el Único que es adorado y Él es el Único a Quien se pide ayuda.
Al-lah Todopoderoso dice: {Solo a Ti te adoramos y solo de Ti imploramos ayuda} [Corán 1:5].
Dios es Quien honra y humilla, Quien da y retiene, y no hay nada en los cielos ni en la tierra que no esté sometido a Su total dominio y poder.
Esta sublime comprensión del concepto de Unicidad tiene un gran efecto en elevar el nivel de la humanidad y en la liberación de las masas de la opresión de los (tiranos) reyes, nobles, hombres poderosos y el clero; en la reforma de la relación entre gobernantes y súbditos; en guiar a la gente hacia Al-lah Único, que es el Creador del universo y el Señor de los mundos. Esta creencia también tuvo un gran efecto en la civilización islámica, que es prácticamente única entre todas las civilizaciones anteriores o posteriores, en el sentido de que está libre de toda manifestación de idolatría, sea en forma de filosofía, reglas, arte, poesía o literatura. Esta es la razón por la que la civilización islámica se abstuvo de traducir la Ilíada y lo mejor de la literatura idólatra griega. También es la razón por la cual la civilización islámica se quedó corta en algunas expresiones de las artes como la escultura y la representación de imágenes, a pesar de su prominencia en las artes de la inscripción, el grabado y el decorado arquitectónico. El Islam, declaró la guerra a la idolatría y sus manifestaciones, no permitió que en su civilización existieran expresiones o reliquias idólatras de la antigüedad, como las estatuas de hombres importantes, piadosos, profetas o conquistadores. Las estatuas son una de las características más sobresalientes de las civilizaciones antiguas y modernas, porque ninguna de ellas adoptó la creencia en la Unicidad como lo hizo la civilización islámica.