La sabiduría infinita de Al-lah decretó que Sus mensajeros y profetas fueran ser humanos como todos los demás, pero los destacó con algunas características exclusivas y necesarias para la misión que les encomendó y para que estuvieran totalmente dispuestos y listos para recibir la revelación. Ellos fueron infalibles, no cometieron inmoralidades, ni antes ni después de su misión.
Antes de su ministerio fueron preparados para el gran asunto que se les revelaría y, una vez iniciada la revelación, se convertirían también en el ejemplo máximo a seguir.
El Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, como los Profetas y Mensajeros que le precedieron, tenía todas las características que Al-lah dispuso en cada ser humano desde su creación, por eso, desde pequeño, Él lo guardó de incurrir en cualquier comportamiento que no correspondiera con la misión que le encomendaría llegado el momento; por eso, él fue conocido entre su gente y contemporáneos por ser el de más noble comportamiento, el más veraz, el más confiable y nunca se le conoció algo inmoral. Lo apodaron como el veraz y el confiable.
Se sabe que en la sociedad en la que creció el Profeta Muhammad, pese a la idolatría y la inmoralidad que promovía la yahilia (ignorancia), había personas que solo adoraban a Al-lah (hunafa’) y cuyo comportamiento era virtuoso y recto, pero no se conoce de una persona que haya alcanzado el nivel del Enviado de Al-lah en la virtud. Por eso, no hay alguien que lea con objetividad, que no concluya que todo esto se debió a la protección divina en su camino de preparación para la misión que le sería encomendada. Dijo Al-lah: {Pero Al-lah sabe bien en quién confiar Su Mensaje} [Corán 6:124]; y: {Al-lah te protegerá de la gente [que intenta impedir que cumplas con tu misión]} [Corán 5:67]. El Qadi Iyad dijo: “Sabe que todos los musulmanes concuerdan en que Al-lah protegió a Su Mensajero del demonio y toda su tentación”. Ibn Hisham en As-Sira An-Nabawia dijo: “El Profeta creció bajo la protección de Al-lah que lo alejaba de la inmoralidad de la yahilia, por eso fue el más gentil, el mejor portado, el más generoso, el mejor vecino, el más benévolo, el más verás, el más confiable y la persona más alejada de la inmoralidad y malos comportamientos, por eso era conocido por su gente como el confiable”.
Son muchos los ejemplos de la forma en que Al-lah preservó de la inmoralidad a Su Profeta desde pequeño, durante su juventud y antes del inicio de la revelación, entre los que podemos mencionar:
Su protección ante la desnudez en público:
Como todo niño, al Profeta le gustaba jugar como lo hacían los demás pequeños y le agradaba lo que a ellos les atraía también. Sin embargo, Al-lah lo protegió desde temprana edad de todo comportamiento que pudiera perjudicar su castidad, su gentil forma de ser y su moral, hasta de las cosas que eran normales para los niños, como la desnudez. Yaber Bin ‘Abdul-lah, que Al-lah esté complacido con él, relató: “Durante la reconstrucción de la Ka’ba el Mensajero de Al-lah cargó piedras para esta labor. Al ‘Abbas le dijo que se pusiera su izar (prenda que cubre el cuerpo desde las caderas hasta las rodillas o más abajo) sobre su hombro para que las rocas no le causaran llagas. Cuando él quiso hacerlo se desmayó, al despertarse lo que hizo fue tratar de cubrirse más con su izar” (Bujari). En la versión registrada por Muslim se menciona que el Profeta lo hizo y que se desmayó, al despertarse se cubrió y jamás volvió a vérsele desnudo. En este episodio se resalta que la forma en que Al-lah buscó que Su Mensajero evitara costumbres como estas fue hacerlo perder la conciencia, esto ocurrió porque Al-lah así lo decretó, ya que en los hadices que mencionan este suceso, no se señala otra causa más que el simple hecho de haberse quitado su izar. Esto pasó porque así Al-lah quiso cubrir su cuerpo. An-Nawawi recalcó que en este episodio se destaca la protección de Al-lah hacia Su Mensajero desde muy pequeño.