Antes de la batalla
En Quraysh hubo gran enfado después de su gran derrota en Gazwat Badr "la batalla de Badr", ya que en esta batalla, murieron muchos de sus mejores caballeros, y quedó herida su dignidad y su prestigio entre las tribus. Por eso, Quraysh decidió vengarse de los musulmanes, tratar de destruir el Islam por completo y eliminar su estado.
Pero esta derrota no fue el único motivo que empujó a Quraysh a recuperarse de sus heridas; otra causa fueron los golpes repetidos que realizaron las tropas de los creyentes contra el comercio de la tribu de Quraysh. Pues estas tropas atacaban las caravanas comerciales para impedir a la tribu de Quraysh obtener los pertrechos y las provisiones que provenían de Ash-Sham y de sus alrededores. Esto afectó mucho a la tribu de Quraysh y la debilitó.
Por estos motivos, Abu Sufyan empezó a incitar a su gente contra el Mensajero de Al-lah, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, y reunió fuerzas hasta que llegaron a tres mil hombres y doscientos caballeros de Quraysh y de las tribus vecinas.
Luego, Abu Sufyan ordenó al ejército llevar a las mujeres y a los esclavos al lugar de la guerra, para que los soldados lucharan desesperadamente para proteger su honra. Y se dirigieron todos hacia Medina.
En aquel tiempo, Al ‘Abbas ibn ‘Abd Al Muttalib – que todavía era incrédulo entonces- sintió la gravedad de la situación, por eso, envió un mensaje urgente al Mensajero de Al-lah, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, avisándole lo que Quraysh estaban planeando de hacer, y informándole de las capacidades y los recursos bélicos que el ejército incrédulo poseía. Pero el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, quiso asegurarse de la veracidad de esta información, por eso, envió a Al Hubab ibn Al Mundhir ibn Yamuh, que Al-lah esté complacido con él, para pedir noticias, y luego, Al Hubab, que Al-lah esté complacido con él, volvió afirmando que la información era verdadera.
El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, se reunió con sus Compañeros y les consultó acerca de salir de Medina para combatir al enemigo fuera de ella o quedarse y fortificarse en ella. Algunos de los Compañeros votaron por quedarse en Medina, y el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, se inclinó a esta opinión por muchas razones, que son:
1. Las numerosas tropas de Quraysh no podrían combatir en callejones y estrechas calles.
2. Las mujeres y los niños podrían participar en la defensa de Medina desde los balcones y los techos de las casas.
3. La fortificación en Medina facilitaría utilizar armas efectivas contra los enemigos, como las rocas, etc.
Los entusiastas que no participaron en la batalla de Badr aspiraban al Yihad, y anhelaban también morir como mártires, por eso votaron por salir para combatir al enemigo fuera de Medina. Ellos pidieron al Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, con insistencia salir para luchar al enemigo, y dijeron: "¡Oh, Mensajero de Al-lah! Esperábamos este día y suplicábamos a Al-lah combatir por Su Causa; ya nos Ha dado este día y nos lo Ha facilitado. Por favor, lidéranos ante nuestros enemigos para que no crean que tenemos miedo de luchar contra ellos". Al ver esta insistencia, el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, aceptó esta opinión, y luego, entró en su casa y vistió su coraza.
Pero, cuando los Compañeros que votaron por salir reflexionaron sobre lo que habían dicho, sintieron que habían obligado al Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, hacer algo que él no deseaba hacer, y sintieron una gran vergüenza. Por eso, se reprocharon mutuamente y enviaron a Hamzah ibn ‘Abd Al Muttalib, que Al-lah esté complacido con él, al Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, para pedirle disculpas. Hamzah, que Al-lah esté complacido con él, dijo: "¡Oh, Profeta de Al-lah! Ellos se reprocharon mutuamente, y dijeron: obedeceremos su orden".
Pero el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, decidió salir y dijo: "ningún profeta debe quitarse su coraza después de vestirla, excepto si Al-lah le Ordena hacerlo".
En la noche del viernes, la gente se preparó para salir y combatir, y el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, encargó la seguridad de Medina a algunos de sus Compañeros. Luego, el ejército musulmán compuesto de mil hombres se movió tomando un atajo que pasaba por la tierra de un hombre ciego y hipócrita que se llamaba "Rib‘i ibn Qaydhi" - otra versión dice: "Marba‘ ibn Qaydhi". Cuando este hipócrita sintió la presencia de los soldados, les arrojó polvo en la cara diciendo: "no os permito entrar en mi tierra".
Y fue narrado que este hipócrita tomó un puñado de polvo, y dijo: "juro por Al-lah que si pudiera arrojar este polvo en tu cara, Muhammad, lo haría". Entonces, los musulmanes se enfadaron e intentaron matarlo, pero el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, les prohibió hacerlo y dijo: "no lo maten. Éste es un ciego de vista y de corazón".
Continúa...