El viaje hacia Medinah
Los sucesos transcurrían rápidamente, y el momento esperado ocurrió. El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, debía dirigirse en secreto a la casa de Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él. La cita era por la noche, entonces salieron por una salida trasera de la casa. En este mismo momento, el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, le ordenó a ‘Ali ibn Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él, no viajar con ellos para dar los depósitos y los bienes confiados a la custodia del Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, a sus dueños, además de llevar su manto y dormir en su cama esa noche para engañar a Quraysh.
El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, y su Compañero, que Al-lah esté complacido con él, tuvieron éxito en escapar de sus manos, y los jóvenes de Quraysh no pudieron entender lo que pasó sino hasta la mañana siguiente, cuando ‘Ali ibn Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él, salió hacia ellos llevando el manto del Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, entonces se volvieron locos girando alrededor de él, preguntándole sobre el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, pero él hizo como si estuviera sorprendido y les dijo que ignoraba su paradero. Acto seguido; Quraysh se apresuró en dirigirse a la casa de Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con él, porque sabían que era su compañero y su amigo íntimo, para que les diera alguna información que condujera a su captura, pero nuevamente fueron sorprendidos con su ausencia, y cuando le preguntaron a Asma’, que Al-lah esté complacido con ella, sobre su padre, ella hizo como si no supiera nada, y por eso Abu Yahl, que Al-lah le Maldiga, le pegó duramente hasta que sus pendientes se cayeron de sus orejas.
Así dieron inicio a los intentos de perseguir al Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, pues se comenzaron a vigilar totalmente todas las salidas de la Meca, anunciando entre los individuos de las tribus que habría una recompensa valiosa para quien trajera a Muhammad vivo o muerto, y cada vez que recibían una información enviaban a alguien para seguir sus huellas, entonces partieron unos grupos al oeste para que, tal vez así, encontraran alguna huella de él.
Pero el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, con su inteligencia engañó las expectativas de sus perseguidores, ya que no se dirigió directamente a Medina, si no que se dirigió al sur, en dirección contraria, hasta llegar a un monte que fue denominado como "el monte de Zawr" que en su cima tiene una gruta difícil de alcanzar, en la cual pudieron quedarse hasta que todo se tranquilizó un poco.
Los extremos esfuerzos de persecución realizados por la tribu de Quraysh les permitieron llegar a la gruta de Zawr, y subieron hasta la puerta de la gruta. El peligro se acercaba más y más, pero Abu Bakr , que Al-lah esté complacido con él, escuchó sus voces, por eso dijo: "Oh, Mensajero mío, si alguno mira a sus pies, podrá vernos", pero el Mensajero, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, le respondió tranquilamente, debido a su confianza en Al-lah y dijo: "Oh, Abu Bakr, ¿Qué crees sobre dos personas, cuyo tercero es Al-lah?", y claro que su confianza en Al-lah fue confirmada, ya que Quraysh descartó la presencia del Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, en ese lugar, y se fue con mucha decepción.
El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, se quedó tres noches en la gruta, y ‘Abd Al-lah ibn Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con ellos, venía cada día para informarles sobre las noticias de Quraysh, mientras ‘Amir Ibn Fuhairah, que esté complacido con él, venía con las ovejas para que bebieran de su leche y escondía las huellas de ‘Abd Al-lah ibn Abu Bakr, que Al-lah esté complacido con ellos, hasta que ‘Abd Al-lah ibn Urayqit vino en la cita acordada y con él las monturas para el viaje.