El Islam no solo reconoce la igualdad absoluta entre los seres humanos sin distinción de color, raza o nacionalidad, sino que la hace un significativo principio, una realidad. Al-lah, el Todopoderoso, Ha dicho en el Corán (lo que se interpreta en español): {¡Gentes! Os Hemos creado de un varón y una mujer}. En otras palabras, todos los seres humanos son hermanos unos de otros.
Todos son descendientes de un solo padre y una sola madre. {¡Oh, humanos! Os Hemos creado a partir de un hombre [Adán] y una mujer [Eva], y [de su descendencia] os Congregamos en pueblos y tribus para que os reconozcáis unos a otros.} [Corán 49:13] Esto significa que la división de los seres humanos en naciones, razas, grupos y tribus es con fines de distinguirse unos de otros, de manera que la gente de una raza o tribu pueda encontrarse y tratar con la gente de otra raza o tribu y cooperar unos con otros.
Esta división de la raza humana no es para que una nación se enorgullezca de su superioridad sobre otros ni es para que una nación trate a otra con desdén o rechazo o los consideren salvajes o inferiores y usurpen sus derechos.
{En verdad, el más honrado de vosotros ante Al-lah es el más piadoso. Ciertamente Al-lah Es Omnisciente y Está bien informado de lo que hacéis.} [Corán 49:13] En otras palabras, la superioridad de un hombre sobre otro es solo en base a su consciencia de Al-lah, su pureza de carácter y su elevada moralidad; y no en base al color, la raza, el lenguaje o la nacionalidad. Incluso, esta superioridad basada en la piedad y la conducta de pureza no justifica que tales personas jueguen a ser amos o asuman aires de superioridad sobre los demás seres humanos.
Asumir aires de superioridad es en sí un vicio reprochable que ninguna persona que teme a Al-lah y es piadosa puede siquiera soñar en cometer. Tampoco los piadosos tienen más derechos ni privilegios sobre los demás porque esto es contrario a los principios de igualdad entre los seres humanos, que han sido mencionados al comienzo como un principio general. Desde el punto de vista moral, la bondad y la virtud son siempre mejores que el vicio y la maldad.
Esto lo expresó el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, en uno de sus dichos: “Ningún árabe tiene superioridad sobre el no-árabe. Ni el no-árabe tiene superioridad sobre el árabe. Tampoco tiene el hombre blanco superioridad sobre el hombre negro ni el hombre negro tiene superioridad sobre el hombre blanco. Vosotros sois hijos de Adam y Adam fue creado de barro”. [Al Baihaqui y Al Bazzar]
De esta manera, el Islam estableció la igualdad para toda la raza humana y cortó de raíz todas las discriminaciones basadas en el color, la raza, el idioma o la nacionalidad. Según el Islam, Al-lah Dio al hombre este derecho a la igualdad desde su nacimiento. Es así que ningún hombre debe ser discriminado por su color de piel, por su lugar de nacimiento, por su raza o por el país donde nació.
Malcolm X, el famoso líder negro de los Estados Unidos, que lanzó una amarga lucha contra los blancos de su país para ganar derechos civiles a favor de sus compatriotas negros, cuando fue a realizar Al Hayy (El Peregrinaje) y vio cómo los musulmanes de Asia, África, Europa y América, con sus distintas razas, lenguajes y color de piel, vestían una sola clase de ropa y corrían todos hacia la Casa de Al-lah (La Ka’bah) y ofrecían sus rezos parados en una fila sin ninguna distinción entre ellos, entonces él se dio cuenta que esta era la solución al problema del color y la raza, y no lo que él venía tratando de hacer en los Estados Unidos.
Hoy en día, un número de pensadores no-musulmanes, que están libres de prejuicios ciegos, admiten abiertamente que ninguna otra religión o doctrina de vida ha solucionado este problema con el mismo grado de éxito que el Islam ha logrado.