El tratado de Al Hudaibiah es el tratado que tuvo lugar el mes de Dhul Qa’dah, del sexto año de la Hégira, entre los musulmanes y la tribu de Quraish, el cual establecía una paz de 10 años.
Un grupo de aproximadamente 1.400 musulmanes, encabezado por el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, marcharon hacia la Meca en un intento de realizar Al ‘Umrah (la peregrinación menor). El grupo estaba preparado con animales de sacrificios, pues esperaban que Quraish honrara la costumbre de permitir a peregrinos desarmados entrar a la ciudad. Sin embargo, la gente de la Meca interceptó al grupo de peregrinos musulmanes en las afueras de la ciudad y les impidieron cumplir con su adoración. Los detalles de este hecho los encontramos en el relato en el que Al Miswar Ibn Majramah, que Al-lah Esté complacido con él, dijo: “El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, salió en la época del tratado de Al Hudaibiah. Después de haber recorrido cierta distancia, el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Jalid Ibn Al Walid está al frente de la caballería que forma la vanguardia (de Quraish); nos está esperando en Al Gamim, así que tomad el camino de la derecha”. ¡Por Al-lah! Jalid no percibió la llegada del ejército musulmán hasta que le llegó el polvo que levantaba; entonces partió para avisar a Quraish. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, marchó hasta que llegó al paso de montaña por el cual llegaba a Quraish. Allí, la camella del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, se sentó en el suelo. La gente hizo lo que pudo para que la camella siguiera la marcha, pero fue en vano; así que dijeron: “Al Qaswa’ está terca; Al Qaswua’ está terca”. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Al Qaswa’no está terca, pues esa no es su costumbre; la ha detenido El que Detuvo al elefante”. Luego dijo: “¡Por Aquél que tiene mi alma en Su mano! Todo lo que me pidan les concederé, siempre que respeten las leyes de Al-lah”; azuzó a la camella y esta se levantó. El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, cambió su camino y se detuvo en la parte más lejana de Al Hudaibiah, cerca de un pozo que contenía un poco de agua. La gente empezó a hacer uso del agua hasta que la consumieron toda y se quejaron ante el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, por la sed. Entonces el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, sacó una flecha de su carcaj y les ordenó que la pongan en el pozo. El agua empezó a fluir y el ejército todo bebió hasta quedar satisfechos.
En eso llegó Budail Ibn Warqa’ Al Juza’i con un grupo de su gente de Juza’a. Estos eran sinceros consejeros del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, no le escondían secreto alguno y eran de la gente de Tihamah. Budail dijo: “Dejé a Ka’b Ibn Lu’ai y a ‘Amir Ibn Nusuh acampados en las aguas de Al Hudaibiah; están con sus camellos (o familias) y te combatirán para impedirte que visites la Ka’bah”. El Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “No hemos venido a combatir a nadie; hemos venido para hacer la ‘Umrah (Peregrinación menor). Ciertamente que la guerra ha debilitado a Quraish y han sufrido grandes pérdidas; si ellos desean puedo firmar con ellos una tregua temporal para que no se interpongan entre mí y la gente (de las demás tribus árabes). Si yo salgo victorioso frente a esos incrédulos, ellos tendrán la opción de islamizarse con las demás tribus; y si no: pues tendrán, por lo menos, tiempo de reforzarse para luchar. Pero, si rechazan la tregua, pues, ¡por Quien tiene mi alma en Su mano! Los combatiré por mi causa hasta morir, pero Al-lah seguramente hará cumplir Su voluntad (y nos dará la victoria)”. Budail dijo: “Les informaré lo que dices”. Y partió hasta llegar ante Quraish; les dijo: “Venimos ante vosotros de este hombre (Muhammad), y le oímos decir cosas que si queréis os relataremos”. Dijeron los insensatos de Quraysh: “No tenemos necesidad de que nos informes lo que ha dicho”, y los más sensatos le dijeron: “Dinos lo que oíste”; y él les respondió: “Le oí decir tal y tal cosa”, y les relató lo que le dijo el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam.”
Continúa…