Cuán afortunadas son las almas bendecidas con las siguientes palabras del Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “Quien realice el Hayy por la complacencia de Al-lah y allí no pronuncie ni una palabra de mal ni cometa ninguna mala acción, retornará de él (libre de pecados) como el día en que su madre lo dio a luz”. [Bujari y Muslim]
“Ciertamente no hay recompensa para el Hayy aceptado excepto el Paraíso”. [Bujari y Muslim]
Se espera que todos los peregrinos sean sinceros en sus intenciones y que hayan viajado miles de kilómetros solo para buscar la complacencia de Al-lah al cumplir con la obligación impuesta sobre ellos. Que Al-lah, el Todopoderoso, Acepte a todos los peregrinos y les Otorgue la oportunidad de visitar la Casa Sagrada una y otra vez. Amín.
Deseamos llamar la atención de los peregrinos hacia ciertos puntos que son necesarios y muy importantes, sobre los que muchos peregrinos parecen ser negligentes.
Primeramente, la sinceridad de la intención debe permanecer incluso después de realizar el Hayy. No debe existir pomposidad ni exhibicionismo. Uno no debe desear ser llamado o reconocido como Hayyi.
Muchas personas adoptan el hábito de hablar frecuentemente sobre su viaje para que la gente sepa que hicieron el Hayy. Hablan sobre los gastos que hicieron, la caridad que dieron a los pobres y necesitados, su devoción y adoración, la ayuda que dieron a los débiles y ancianos, etc.; y todo eso es mencionado solo con la intención de ganar fama. Satanás utiliza esto para hacer que la persona eche a perder su intención. Por esto la persona debe evitar hablar sobre su Hayy sin necesidad, ya que podría distorsionar su intención, a menos que tenga un motivo válido para hacerlo.
Segundo, la experiencia nos muestra que muchos peregrinos retornan con solo el lado malo del viaje y se les hace un hábito hablar de todas las dificultades que encontraron durante el Hayy. Los peregrinos deben evitar esto completamente. Por el contrario, ellos deben hablar sobre la grandeza de los lugares sagrados, las ganancias espirituales, la alegría de realizar los actos de adoración en las dos Mezquitas – ‘Umrah, Tawaf, el Salam al Profeta, el Salat en la Mezquita del Haram y en la Mezquita del Profeta, etc. Si observamos cuidadosamente el viaje del Hayy, notaremos que las buenas cosas sobrepasan ampliamente a las malas. Cada segundo pasado en estos lugares sagrados es único y no se compara con nada en este mundo.
El viaje del Hayy es largo, la persona tiene que viajar por avión, pasar por inmigración, pasar por aduanas, encontrar personas que hablan un idioma extranjero, etc. En esas circunstancias ciertamente se presentan dificultades. Cuando viajamos en nuestro país, ¿siempre lo hacemos fácilmente y con comodidad? ¿A caso no encontramos siempre dificultades? ¿Nunca nos hemos encontrado atrapados en el tráfico por horas en una autopista? Considerando el hecho de que entre 2 y 3 millones de peregrinos realizan los rituales del Hayy al mismo tiempo, en un mismo lugar, y de que todos ellos vienen de diferentes países y estratos sociales, y de que muchos de ellos nunca antes han usado o percibido las facilidades disponibles a su alcance, pensaremos que las dificultades encontradas son insignificantes. Además, los peregrinos son recompensados abundantemente por Al-lah, Exaltado sea, por cada dificultad que encuentran en su viaje cosa que no ocurre con cualquier viaje.
La gente que se compromete en ese tipo de conversaciones se convierte en casusa de desánimo para otros que aún no han tenido la oportunidad de realizar el Hayy. Esos desafortunados peregrinos caen en la categoría de quienes {…pretenden apartar a los hombres del sendero de Al-lah…}, mencionada en el Corán en la Sura de la Peregrinación. Ellos deben tener en mente que si su conversación desanima a las personas y posponen su Hayy, entonces aquellos que los desanimaron serán igualmente responsables.
Tercero, la señal de un Hayy Mabrur o un Hayy aceptado es que al regreso de la persona su vida cambia para bien. Se vuelve totalmente puntual en el cumplimiento de los mandatos de Al-lah, Exaltado sea. Su amor e inclinación por la otra vida aumenta y su amor por los placeres mundanales disminuye. Por lo tanto, es esencial que el peregrino sea cuidadoso de sus acciones y debe esforzarse al máximo para implantar en sí mismo buenos modales y abstenerse de todo tipo de maldad. Debe hacer su mayor esfuerzo para cumplir con las obligaciones que Al-lah le Encomendó y evitar todas las cosas prohibidas por Él.