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La globalización y la mujer (Parte I)

La globalizaciَn y la mujer (Parte I)

La globalización ha hecho de la mujer una entidad global autónoma, independiente de toda autoridad. Por lo tanto, se han llevado a cabo diversas conferencias internacionales y se han formulado y firmado convenios y acuerdos para obligar a los gobiernos del mundo a cumplir con sus derechos.

 

 

No obstante, resulta inquietante que las recomendaciones establecidas en dichas convenciones y las agendas que impulsan en sus plataformas se derivan de la autoridad referencial del feminismo, a pesar de que algunas de sus teorías se vinieron abajo el siglo pasado. Si bien el feminismo ha sido tradicionalmente un movimiento etnocéntrico, la última oleada de esta ideología tiene como fin encontrar defensores en todas las naciones, entre todos los ciudadanos y en todas las instituciones del mundo –como cualquier otro movimiento político o intelectual. Sin embargo, al generalizar las experiencias de las mujeres e invitar a que todas abracen una misma doctrina, este movimiento ha terminado convirtiéndose en una especie de nueva religión que invade al mundo.

 

 

El peligro de esta ideología yace en que se perpetúa bajo el disfraz de un nuevo orden mundial que ha logrado lo que se considera como una victoria decisiva de las ideas laicas occidentales. Este nuevo orden tiene como objetivo el imponer sus metas e ideologías en el mundo entero (de ser necesario a la fuerza) para llegar a establecer un poder global, una autoridad universal y un “ente internacional”. Esto implica acabar con toda restricción que limite la aceptación de sus ambiciones e intereses, sea en forma de religión, lengua, color, sexo, nacionalidad o cultura. En otras palabras, este nuevo orden es una alternativa para toda cultura, historia y concepto nacionalista, reduciendo estos factores a simples recuerdos que carecen de valor o significado y sometiendo a sus seguidores ante la entidad establecedora del nuevo orden.

 

 

Además, el peligro de esta ideología global alternativa yace también en el hecho de que infringe en la esfera privada de la vida de cada individuo tal y como ha sido moldeada por su religión, costumbres y tradiciones. Por lo tanto, los efectos de gran alcance de este dogma tienen un impacto en el individualismo y la cultura, las cuales constituyen la base de la identidad humana y la existencia.

 

 

El tipo de feminismo que prevalece en esta ideología promueve la inequidad y el desprecio de la moral. Sus nociones diabólicas se derivan intelectualmente del Neo-Marxismo, el cual a diferencia del Marxismo Clásico se basa en la liberación psicológica en vez de los métodos económicos para crear una sociedad sin clases.

 

 

De acuerdo al Marxismo moderno, del cual se derivan los principios de este nuevo feminismo, la familia y la maternidad son las causas de que exista un sistema de clases basado en el sexo y que reprime a la mujer limitándola al papel de embarazarse y ser madre. Convoca por lo tanto a rebelarse y deshacerse del orden cósmico natural que requiere dichas diferencias biológicas, infiriendo así que las diferencias sociales están conectadas con el papel de cada uno y no con sus características biológicas. Es decir, cuando un hombre lleva a cabo una tarea típicamente femenina o viceversa, su sexo no importa; más bien debe de haber un tipo de género o de perfil que defina el papel de cada quien en la vida, permitiendo así que una mujer haga el trabajo de un hombre y viceversa. Por lo tanto, la familia, los hijos, los hombres y las mujeres deben dejar de existir en un sentido tradicional y se deben remplazar por familias carentes de estructura y los niños se deben engendrar mediante inseminación artificial.

 

 

¿Qué es lo que lleva a las Naciones Unidas, los EEUU, y el Occidente a adoptar tales ideas feministas e intentar imponerlas en el mundo entero? Nada más y nada menos que una voluntad atea de arrastrar a la humanidad a una existencia sin valor que se opone al propósito para el que Al-lah Estableció al hombre como Su representante en la tierra. De hecho, esas ideas escandalosas no son un peligro solamente para la sociedad musulmana –que parece ser el objetivo principal de este plan criminal reformado- sino para toda la humanidad.

 

 

 

 

 

 

 

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