Mientras masajeaba los pies de mi madre una noche para ayudarla a dormir, miré las rajaduras y pliegues de sus plantas y dije: ¿Y el cielo está aquí debajo?” Ella se rió pero estaba lista para darme un largo discurso sobre su lucha y sufrimiento al criarnos, esperando que nosotros le devolviéramos los favores con respeto y bondad en lugar de gruñidos, o simplemente dándole una sonrisa cuando la vemos en la sala.
Ahora que soy madre de dos niños (con el número tres en camino), espero lo mismo y probablemente más, a pesar de que yo lucho mucho menos de lo que mi madre lo hizo. ¿Por qué es que el Islam nos dice que el cielo está bajo los pies de la madre? Eleva a las madres a una posición muy elevada por todo lo que ellas soportan durante las difíciles etapas del embarazo, el dolor del parto, y una vida dedicada a criar a sus hijos como buenos musulmanes.
Pero a veces me pregunto: ¿Las madres modernas merecemos este rango? ¿Podemos estar seguras de lo que merecemos?
El embarazo
Cuando me embaracé por primera vez sabía que tenía que hacer algunos cambios. El primero era dejar de escuchar música. Ya no lo hacía durante mi viaje a la universidad o mientras escribía. Trataba de permanecer positiva y paciente mientras mi cuerpo sufría cambios temporales y permanentes. Trataba de mantener un ambiente positivo cuando hablaba de mi embarazo. Cuando sentía que el feto se estaba apoderando de mi cuerpo, me recordaba repetidamente a mí misma sobre la asombrosa y casi sublime experiencia que estaba teniendo.
Mientras que las mujeres no musulmanas pueden enfrentar ciertas restricciones como no fumar o beber durante el embarazo, las musulmanas a menudo viven un sutil juego de límites. Piensa en la clase de cosas que escuchamos, lo que vemos en la televisión, los lugares a los que vamos, las reuniones sociales a las que asistimos, y las amistades que conservamos. Estas cosas deben cambiar para tener un ambiente islámico simple para el recién nacido. Piensa en cómo el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nunca asistía a los festivales ni las bodas durante los tiempos paganos. Y la vez en que, siendo un joven aún, pensó en ir, Al-lah lo hizo dormir hasta que el evento pasó. Esto lo mantuvo puro incluso antes del anuncio de su profecía.
Lo más importante, todos debemos comer halal, porque esto tiene un efecto definitivo sobre nosotros. Realmente somos lo que comemos. El feto consume lo que la madre consume y la pureza misma está en juego. Imagina cuántas cosas comemos conociendo y desconociendo que no son halal. El embarazo viene con antojos, pero, ¿realmente necesitamos esas papas fritas del lugar de comida rápida, que probablemente hayan sido freídas junto con otras comidas haram? Siempre pregunta de dónde viene la comida antes de que la empieces a comer.
Además de la comida, las futuras madres deben tener cuidado con las palabras que dicen. Las continuas recitaciones del Corán pueden ser complementadas con Dhiker (recuerdo de Al-lah). Tomemos el ejemplo del Profeta de Al-lah –el Patriarca y Profeta Ibrahim, la paz sea con él– que solía recitar (lo que se interpreta en español): {¡Oh, Señor mío! Concédeme un hijo justo.} [Corán 37:100]; y cuando la madre de Mariam, la paz sea con ella, descubrió que estaba embarazada, dijo (lo que se interpreta en español): {Cuando la esposa de ‘Imran dijo: ¡Señor mío! He realizado el voto de entregar a Tu exclusivo servicio lo que hay en mi vientre. ¡Acéptamelo! Tú Eres Omnioyente, Omnisciente.} [Corán 3:35]
La devoción y el compromiso con el Salat y el Dhiker nos asegurará que recordaremos nuestro lugar como Sus siervos y que Él nos Ayudará y facilitará el camino para educar a nuestros hijos para lo que han sido creados: para ser honestos siervos de nuestro Señor y Creador, Al-lah, el más Elevado. El ambiente de una madre, tanto interno como externo, tiene un efecto definitivo cobre el bebé.
El parto
¡Qué gran prueba es para las madres la labor de parto! ¡Cuán grande es esta señal y cuán profundo su significado!
Afortunadamente, olvidamos esto y decidimos tener más hijos –aunque no puedo decir lo mismo de los padres–. Muchas madres optan por la anestesia si no están programadas para una cesárea. Esto facilita inmensamente el trabajo de parto. Sin embargo, esto puede ocasionar que se le facilite tanto a la madre que comienza a mantener conversaciones inútiles con cualquier persona dentro de la sala; de esta forma, ella puede pasar por alto e recordar a Al-lah este tan meritorio momento. Las oraciones de una mujer durante su labor de parto son respondidas; incluso si usa anestesia o tiene una cesárea, es esencial recordar a Al-lah y rezar y suplicarle, porque este trascendental momento de dar a luz a un niño nos ocurre pocas veces y es un regalo de Al-lah.
Una mujer no debe olvidar la Sunnah del Tahnik. Se debe dar al recién nacido algo dulce, como un dátil suavizado con la saliva de la madre o en agua (la de Zamzam es buena) y luego introducirlo en la boca del bebé estrujándolo cuidadosamente para que pueda sentir el sabor. La Sunnah también incluye afeitar la cabeza del bebé, dar Sadaqah y tener una Aqiqah.
El embarazo, desde la concepción hasta el parto y lo que viene después, se hace mucho más significativo cuando está acompañado del constante recuerdo de Al-lah y la Sunnah del Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam.
El postparto
Muchas pueden pensar que el embarazo termina después de tres trimestres, pero existe un cuarto: los tres meses del postparto. Ajustarse al bebé, no importa cuántos hijos tengas, toma tiempo. Del mismo modo, la lactancia es algo para aprender, porque cada niño tiene el instinto de ser “entrenado” desde cero.
Las madres modernas experimentan nuevas barreras en el amamantamiento porque en muchos casos sus propias madres no amamantaron. Por tanto, en las nuevas mamás se puede observar una falta de apoyo familiar. Es fundamental tener un grupo de apoyo para tan importante parte de la vida de una madre y su hijo. Estas mujeres comparten una inmensa cantidad de conocimiento sobre el amamantamiento. Incluso si la lactancia es muy fácil para algunas, unirse a grupos como La Leche League puede ser crucial para algunas nuevas mamás para mantener la confianza y la perseverancia a la hora de enfrentarse con esta tarea.
Las mujeres pueden iniciar sus propios grupos islámicos sobre la maternidad orientado hacia la crianza de los niños de acuerdo a la Sunnah. Al alimentar a un bebé, las madres deben asegurarse que están en estado de Wudu’ (cuando termine el periodo de postparto), decir Bismil-lah antes de comenzar a amamantar, y quizás leer el Corán en voz alta mientras amamanta.
Es tentador utilizar los 15 a 20 minutos que dura el amamantamiento para hacer llamadas telefónicas o ver televisión. Pero se vuelve parte de nuestra lucha el convertirnos en madres a quienes nuestros hijos agradecerán en el futuro. Leer el Corán puede llevar a un buen estado espiritual de un niño y posiblemente a una temprana memorización de y recitación del Corán. Las investigaciones nos muestran que los fetos escuchan los sonidos y, cuando nacen, se tranquilizan al escuchar los mismos sonidos. ¿Por qué no tomar ventaja de esto y leer o escuchar el Corán regularmente, de manera que eso se convierta en algo que tranquilice a nuestros niños? Ya que el Islam es una forma de vida, los niños están listos para aprenderlos desde antes del nacimiento.
La lactancia materna tiene beneficios obvios para la madre también. La relación madre-hijo es más íntima. Físicamente, el cuerpo de la madre vuelve con mayor rapidez a su estado anterior al embarazo. En la mayoría de los casos, una mujer tiene menos posibilidades de concebir en los próximos seis a doce meses sin el uso de ninguna medida de prevención. También, disminuye el riesgo de la mujer de contraer ciertos tipos de cáncer más tarde. Imagina la cantidad de leche un niño bebe en seis meses o un año, o en el período completo de dos años, ya que dice el Corán (lo que se interpreta en español): {… amamantarán a sus hijos dos años si desean completar la lactancia…} [Corán 2:233] Una madre (y un padre) recibe bendiciones de Al-lah por cada gota de leche que el niño toma. Por tanto, los beneficios de alimentar a un niño van más allá de este mundo.
Mantener un entorno islámico desde el embarazo en adelante, permite que nuestros niños puedan experimentar la luz divina desde la cuna hasta la tumba. Aunque el que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nunca dio "talleres" a sus compañeros sobre cómo criar a los hijos, les dejó (y nosotros también) su Sunnah, para seguir su guía y así tener éxito. Cuando las mujeres se esfuerzan por la maternidad ideal al hacer del embarazo una bendición y exponer a sus hijos al Islam a través de sus propias acciones, Al-lah los protegerá y los guiará para convertirse en musulmanes ideales. Entonces, tal vez todas las madres musulmanas serán dignas de ese alto rango entre las mujeres del Paraíso.