Nelsy Corrales tiene 20 años de edad y desde los 17 profesa el Islam con convicción y una fe a prueba de burlas.
Su nombre en la fe musulmana es ‘Sahar’ que traduce “amanecer resplandeciente”. Los pasajeros de la línea de bus La Carolina quedan sorprendidos cada vez que una joven trigueña recibe el tiempo en el intermedio, ataviada con la característica indumentaria de las mujeres musulmanas.
‘Sahar’ trabaja como intermedio en la Metropolitana de Transporte La Carolina, empresa a la que entró gracias al apoyo de la subgerente de la empresa, Liliana Anaya, también practicante de esta religión, quien considera que los musulmanes son honestos y transparentes.
Nelsy se monta a los buses, revisa el torniquete y todos los pasajeros la miran de reojo con un gesto de asombro, en una ciudad folclórica por naturaleza, con sus gentes dadas al comentario inmediato.
Porque esta jovencita no solo ejerce un oficio asociado por años con el género masculino sino que por su indumentaria particular que va en contra de este clima tropical, le toca a diario hacer acopio del más alto grado de tolerancia.
Lo primero que exclama el barranquillero del común al ver a esta chica con su Hiyab que le cubre la cabeza completa es. “¡Niña te vas a morir del calor!”, a lo que Nelsy contesta con cierta pasividad que “Más calor hace en el infierno”.
Nelsy dice que es de férreas convicciones y ni el calor, ni los comentarios burlescos le hacen mella. “Cuando llevo el Hiyab complazco a Al’lah. Esta es la protección de Al’lah para mi belleza natural. Soy demasiado valiosa para estar a la vista de todos los hombres”.
Dice que así piensa una mujer musulmana, y este pensamiento le es inherente a todas las damas que profesan esta fe. Asegura que contrario a la creencia popular, esta es una religión que enaltece a las mujeres, que son concebidas como la perla del Islam, una gema preciosa que se cuida y se respeta, tal como se lo hizo saber Miriam Campo, recepcionista de La Carolina y también musulmana.
Su estilo de vida profesa una búsqueda de la superación del espíritu con un comportamiento ejemplar. La palabra Islam significa rendición o sumisión. Rendirse total y sinceramente a Dios.
‘Sahar’ aclara que el Islam es una fe positiva y las asociaciones con violencia, guerra y terrorismo se deben a una mala interpretación del Corán, texto sagrado para los musulmanes. “La única guerra que se debe librar es la guerra interior, con uno mismo. Si una fe que profesa no hacerse daño con sustancias, con licor, con animales impuros, cómo va a promulgar la violencia contra los demás. La yihad que traduce esfuerzo en árabe, ha sido mal interpretada por algunos”, explicó Vanessa Corrales, hermana de Nelsy y convertida al Islam desde hace tres años y medio.
Ambas recuerdan que lo primero que llamó su atención fue la indumentaria, esa curiosidad las llevó a investigar en la Web y poco a poco se fueron adentrando en este universo que las fascinó desde un comienzo. Cada uno de sus vacíos, sus preguntas y necesidades espirituales han encontrado respuesta y es por ello que comenzaron a asistir a la Mezquita Ozman Ibb ‘Affan, donde se congregan todos los viernes.
Sus vidas han dado un giro fundamental y cinco veces al día necesitan del alimento de la oración, El As Salat, que es la comunión directa con Dios.
A pesar de las burlas y lo extraño que suele parecerle su aspecto a algunos, ellas nunca reniegan de su fe.
Musulmán es todo aquel que decide someterse a la voluntad de Dios, que cree que Dios es uno solo, que vendrá un juicio final y se prepara para ello.
Por Carlos Polo