Lastimosamente hay algo que no se puede negar, y es el incumplimiento de los musulmanes de sus obligaciones para con el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam. Este es un hecho que exige que se haga una introspección exhaustiva de parte de cada uno, para que se pueda corregir esta debilidad antes de que sea demasiado tarde y de nada sirva las lamentaciones.
A continuación mencionaremos algunas de las señales de la aspereza y antipatía hacia el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, en la que han caído algunos de los musulmanes:
1) El alejamiento de su Sunnah en el interior del ser:
Esto sucede cuando la persona transforma la forma de adoración en simples ritos y costumbres que debe realizar, olvidándose por Quién la hace y la recompensa que Él, Glorificado y Exaltado sea, le tiene guardada. De igual forma, este fenómeno se presenta cuando se deja de seguir el ejemplo del Enviado de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, cuando se deja de honrarlo y amarlo sinceramente. Además, se presenta cuando se olvidan las Sunnas, cuando no hay preocupación por aprenderlas, cuando no se respetan y cuando se menosprecian.
2) El alejamiento de la Sunnah externamente:
Sucede cuando se deja de aplicar las Sunnas externas, tanto las obligatorias como las voluntarias. Tenemos un ejemplo de esto en la obligación de alejarse del Bid’ah (la innovación) y no juntarse con la gente que la promueve. Igual podemos decir de las Sunnas Mu’aqqdah (confirmadas), como las que se deben tener presente cuando se toma algún alimento y al vestir, las oraciones establecidas antes y/o después de las cinco obligatorias, las voluntarias por la mañana, las que se realizan durante los ritos como el Hayy y la ‘Umrah, los ayunos voluntarios, etc. Para muchos estas Sunnas se han convertido en sobras de las que no necesitan.
Algo que es seguro es que el corazón de la persona no se afianza en la fe hasta que no enaltezca, honre y aplique la Sunnah. Por ello encontramos en los dos Sahih que el mismo Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “Quien rechace mi Sunnah no es de los míos”.
3) Refutar los hadices auténticos:
Rechazan los hadices con las excusas más absurdas como: que no es razonable, que contradice la realidad y que es imposible de aplicar. La soberbia los llena a la hora de aceptar un hadiz, lo interpretan a su gusto, adulterando su verdadero significado, o refutan los auténticos alegando que son Ahad (trasmitidos por un solo relator en cada generación) o que únicamente aceptan el Corán.
Dijo Ibn Al Qaiem, que Al-lah lo tenga en Su misericordia: “El respeto por él, por el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, es aceptar sus palabras sin problema, pero sí poner problema con las malas interpretaciones que se hacen de sus dichos. Al igual que no se deben refutar lo que él estipuló por analogías hechas por la gente, por el contrario, los razonamientos y analogías se dejan de lado cuando hay un dicho suyo que establece algo. Igualmente, no se distorsionan sus palabras para acomodarlas a lo que algunos llaman ‘razonable’ ni se limita la aceptación de un hadiz a que le guste o no a alguien”.
4) Desinteresarse por su vida y enseñanzas:
En la época de la tecnología y la facilidad que hay en los medios de estudio y aprendizaje, vemos la antipatía hacia el conocimiento de la biografía y enseñanzas del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, y peor aún, vemos cómo se deja de lado su ejemplo y se toman como modelos de vida a personajes y personalidades de Oriente y Occidente, sea en lo político, el pensamiento, la filosofía, el comportamiento y los modales. Lo más doloroso es ver cómo algunos se atreven a comparar lo que estas personalidades enseñan con las enseñanzas y dichos del Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, en público y dirigiéndose a todo el mundo. Para muchos esto se ha vuelto tan corriente que no ven el peligro que esto representa, pues se siembran las dudas sobre sus dichos, hechos y órdenes, los cuales son parte de la revelación divina, dijo Al-lah, Glorificado y Exaltado sea (lo que se interpreta en español): {Él solo trasmite lo que le ha sido revelado} [Corán 53:4].
Todo esto ha generado que para ellos prime lo que estas personalidades dicen sobre lo que dijo el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam. Lo peor de todo es que las personas que se dedican a difundir este tipo de ideas son los dirigentes y los responsables de los medios de comunicación, quienes, en vez de construir, lo que hacen es destruir.
5) Pérdida de la solemnidad y el respeto cuando se habla del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam:
Cuando nos encontramos en una reunión o asistimos a una conferencia echamos un vistazo y reflexionamos, notamos el grado de antipatía y aspereza hacia el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, al ver que la solemnidad por sus palabras se ha perdido. Cuando se habla de él pareciera que se estuviera hablando de cualquier persona, como si se tratara de la vida de un poeta o una bonita historia. ¿Dónde quedaron las palabras de Al-lah, Glorificado y Exaltado sea, Quien ordenó (lo que se interpreta en español): {¡Oh, creyentes! No levantéis vuestras voces sobre la voz del Profeta, y no habléis con él del mismo modo que habláis entre vosotros, pues vuestras obras se malograrán sin que os deis cuenta} [Corán 49:2]?
‘Abdur-Rahman ibn Mahdi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, cuando leía un hadiz del Profeta de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, ordenaba a los presentes guardar silencio. Nadie hablaba ni se tajaba la punta de un lápiz ni sonreía nadie y mucho menos se ponía de pie alguien. Parecía como si en sus cabezas hubiera un pájaro que no querían espantar o se asemejaban a los orantes durante la oración. Si veía a uno de los presentes reír o hablar, se ponía de pie, se calzaba y abandonaba la reunión. Él era una persona que interpretaba, al igual que Hammad ibn Zaid, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, las primeras aleyas del Sura Al Huyurat (número 49) con su actuar frente a las palabras del Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam.
El Imam Malik, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, fue una de las personas con mayor respeto por el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam. Cuando el asistía a cualquier reunión lo hacía común y corriente, y se sentaba de la forma que le fuera más cómoda y en cualquier lugar. Pero cuando asistía a una en donde iba a relatar un hadiz del Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, antes de ir, se bañaba, perfumaba, vestía ropas nuevas y se ponía su ‘Imamah (turbante). Se sentaba en su púlpito con toda humildad y respeto, y en señal de admiración por la palabra del Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, desde el comienzo de la reunión hasta que esta terminaba, disponía que se usara incienso.
6) Alejarse de las personas que aplican la Sunnah, burlarse y hablar de ellas a sus espaldas:
Otra de las formas como se expresa la antipatía por el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, es la actitud que muchos tienen hacía las personas que han servido a la Sunnah y la aplican en sus vidas. Vemos que esta gente se aleja de ellos, hablan mal, se burlan y menosprecian su conocimiento y capacidades. Se la pasan criticándolos por su voluntad de poner en práctica la Sunnah.
Sobre la gente de la Sunnah, la que cumple con ella y la aplica en su vida, encontramos que el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “Un grupo de la gente de mi nación permanecerán aferrados a la verdad. No los dañará quien los traiciones ni quienes vayan en su contra; hasta que llegue el fin del mundo y ellos seguirán en este mismo estado”.
Al Yunaid ibn Muhammad, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, uno de los Salaf (predecesores virtuosos) dijo: “Todos los caminos hacia Al-lah están cerrados, excepto para aquel que imita los pasos del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, practica sus enseñanzas y sigue el camino que él trazó. Esto porque él abrió todos los caminos hacia el bien”.
7) Desinterés por los lugares que son Sunnah visitar:
Hay varios musulmanes que año a año tienen las posibilidades de hacer el Hayy y/o la ‘Umrah, esta última incluso más de una vez, pero pese a esta bendición que tienen pasan los años y no se dignan a visitar la ciudad de Medina Al Munawarah sino pocas veces; y cuando van, no se preocupan por cumplir con las Sunnas establecidas para esta visita ni los ritos. Esto puede ser porque se ocupan de otras cosas que no son Sunnah o porque simplemente no se han dado a la tarea de estudiar la Sirah (biografía) del Enviado de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam.
De las Sunnas establecidas al visitar Medina tenemos la oración en la Mezquita del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, oración que es recompensada con el equivalente a mil oraciones. También está prescrita la oración en la Mezquita de Quba’, de la cual dijo el mismo Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, según lo relató Usaid ibn Dhuhair, que Al-lah esté complacido con él: “Orar en al Mezquita de Quba’ equivale, en recompensa, a hacer una ‘Umrah”.
En la Mezquita del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, se encuentra Ar-Rawda Ash-Sharifah, el cual es uno de los jardines del Paraíso. Este es un sitio donde baja la misericordia y la tranquilidad. Por cierto que el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, señaló sus límites cuando dijo: “El espacio que hay entre mi casa y mi Minbar (púlpito) es un jardín de los jardines del Paraíso. Y mi Minbar está en mi fuente que está en el Paraíso”.
También se debe visitar la tumba del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, y la de sus dos discípulos y compañeros, Abu Baker y Omar, que Al-lah esté complacido con ambos. Igualmente, se recomienda visitar las demás tumbas de los Sahabah en el cementerio de Al Baqui’, y la de Hamzah y los otros mártires, que Al-lah esté complacido con ellos, pues así acostumbraba hacerlo el Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, además, es un acto que es señalado como lícito por los hadices que mencionan el tema. Esta Sunnah beneficia al individuo, porque le recuerda la virtud de estas personas y las acciones que realizaron, y al acordarse de la muerte y lo que le espera en el más allá, su corazón se sensibiliza. De esta manera pueda ser que Al-lah lo guíe para que sea una persona comprometida con su religión y se sacrifique como estos antecesores piadosos e ilustres lo hicieron, para así lograr estar en la otra vida con los Profetas, los virtuosos, los mártires y los veraces.
8) No conocer los atributos del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam:
Una señal de antipatía hacia el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, es el no conocer los atributos, características especiales y milagros (Karamat y Mu’yizat) con los que Al-lah, Glorificado y Exaltado sea, agració a Su Mensajero, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam. Estos aspectos deben ser conocidos por todos, en especial por las personas que se encargan de enseñar y guiar a los demás. Además, es importante reconocer las diferencias que hay entre los Karamat –que son milagros que Al-lah concede a todo persona virtuosa y cumplidora de sus deberes para con Al-lah de la mejor forma– y los Mu’yizat –que son los milagros exclusivos dados por Al-lah a Sus Profetas, mismos que son manifestaciones de su veracidad–. En cuanto a las características especiales, pues son todos los asuntos excepcionales que son exclusividad del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam. Y los atributos son todo lo relacionado con su noble comportamiento, el cual era el centro de su vida.
9) La innovación en asuntos de religión:
El asunto se pone aún peor cuando se cae en la innovación en los asuntos de la religión, tanto en la creencia como en la práctica. Esto se da principalmente cuando se enaltecen Shaijs (maestros) e Imames, de tal forma que se los eleva a un lugar más alto que el de los mismos Profetas y Mensajeros de Al-lah. Esto hace que sigan al pie de la letra todas sus enseñanzas, las cuales no tienen ningún fundamento en la religión que Al-lah le reveló a Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam. Y por ello llegan incluso al nivel de adorar a esas personas, porque les suplican, hacen sacrificios en su nombre, juran por ellos, van y hacen ritos en sus tumbas, etc. Actos como estos, son la misma idolatría que combatió el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, hasta que acabó con ella y estableció el Tawhid (la creencia en la unicidad absoluta de Al-lah).
De igual forma y para terminar, mencionamos otros aspectos, como la exageración en la consideración que se le tiene al Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, atribuyéndole cosas que no le corresponden, como el conocimiento de lo oculto. También tenemos que se ha descuidado la Sunnah de hacer salutaciones por él cuando se lo nombra, recuerda o en días como el viernes, y el no conocer el rango elevado al que llegaron los Sahabah, que Al-lah esté complacido con todos ellos.