La importancia que tiene la religiosidad radica en el hecho de su procedencia misma: el interior de la naturaleza humana, naturaleza dispuesta por Al-lah en el ser humano. La religiosidad es más importante que la misma comida y la bebida, pues los efectos positivos que tiene sobre el individuo en particular y sobre toda la sociedad en general.
Al-lah dijo: {Cuando tu Señor sacó de las espaldas de los hijos de Adán a su descendencia y los hizo dar testimonio [preguntándoles]: “¿Acaso no Soy Yo su Señor?”. Respondieron: “Sí, atestiguamos que así es”. Esto es para que el Día de la Resurrección no digan: “No sabíamos nada de esto”} [Corán 7:172]; y dijo: {Conságrate al monoteísmo, que es la inclinación natural con la que Dios creó a la gente. La religión de Dios es inalterable y esta es la forma de adoración verdadera, pero la mayoría de la gente lo ignora} [Corán 30: 30]. El Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo, según lo reportado por Abu Hurairah: “Todo recién nacido nace con la inclinación natural a la creencia en la unicidad absoluta de Al-lah” (Bujari y Muslim). En Muslim encontramos el reporte ‘Iyad Bin Himar en el que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Dios dijo: ‘Creé al ser humano con la creencia en el monoteísmo puro, pero los demonios lo desviaron y lo incitaron a adorar a otros fuera de Mí’”. Los versos coránicos y los hadices mencionados son la base sobre la que los eruditos se fundamenta para afirmar que la religiosidad y la creencia correcta y verdadera se encuentra en el interior de cada persona, pero por diferentes razones −como la educación recibida y el entorno que lo rodea− se desvía de este principio y creencia.
Las señales tangibles de la necesidad que tiene hombre de la religión se evidencian en la necesidad de una guía y unas leyes que le marquen los límites de comportamiento, que lo diferencien de los animales. La humanidad tiene la posibilidad de escoger entre vivir sin una religión o sistema que le dicte las normas indispensables de comportamiento, seguir leyes establecidas por otros humanos o las dictadas por la religión verdadera, la religión de Al-lah, el Islam. Si escoge la primera opción, solo sus capacidades de hablar y pensar, y su obvia apariencia son las que lo diferencian de los animales; la segunda elección lo haría ser esclavo de las disposiciones, deseos e injusticia de quienes dictan esas normas, que únicamente los benefician a ellos. Pero si acepta las leyes de Al-lah, las cuales les dictan qué es el halal y qué el haram, logrará la felicidad verdadera en esta vida. Dijo Al-lah: {Para Dios la verdadera religión es el Islam} [Corán 3:19]; y {Quien profese una religión diferente al Islam no le será aceptada, y en la otra vida se contará entre los perdedores} [Corán 3:85].
La realidad de muchas personas y sociedades es una prueba clara de la necesidad que tienen de un orden y un sistema que los ofrezca, además de bienes materiales para disfrutar, un equilibrio espiritual que los aleje del vacío en el que viven y que ha llevado a muchos a sufrir depresión, ansiedad y locura. Dijo Al-lah: {Pero quien se aleje de Mi recuerdo [Mi religión] llevará una vida de tribulación, y el Día del Juicio lo resucitaré ciego. Y entonces dirá: “¡Oh, Señor mío! ¿Por qué me has resucitado ciego, si antes veía?”. Dirá [Dios]: “Así como cuando te llegaron Mis signos los ignoraste, hoy tú serás ignorado”} [Corán 20:124-126].
No queda duda, entonces, de que la humanidad entera está necesitada de retomar la religión y aplicarla en su diario vivir de forma equilibrada, tal como Al-lah lo ordena. Al-lah dijo: {La voluntad de Dios siempre prevalece, pero la mayoría de la gente no lo sabe} [Corán 12:21].