Una de las principales tareas encomendadas al Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, fue enseñar y guiar a los musulmanes a todo bien; dijo Al-lah: {Es Él Quien eligió de entre los que no sabían leer ni escribir un Mensajero para que les recite Sus preceptos, los purifique y les enseñe el Libro y la sabiduría; antes de ello se encontraban en un extravío evidente} [Corán 62:2]. As-Sa’di dijo explicando {[…] les enseñe el Libro y la sabiduría}: “Es decir, las ciencias del Corán y de la Sunnah, sumándolas a las ciencias a las que se dedicaron los primeros musulmanes y los que vinieron luego de ellos; por eso, luego de esa purificación y esa enseñanza ellos se convirtieron en personas muy sabias, tanto en ciencias naturales, experimentales como en las relacionadas con las islámicas, y por eso fueron maestros y guías que guiaron y enseñaron a las demás personas”.
Yabir Bin ‘Abdul-lah, que Al-lah esté complacido con él, relató que el Mensajero de Al-lah dijo: “Al-lah no me envió para dificultarle las cosas a la gente, sino para enseñarle, guiarla y facilitarle todo asunto” (Muslim).
Los hadices en los que se ve cómo el Profeta se ocupó de la instrucción y cómo instó a los musulmanes a que adquirieran el conocimiento son muchos. Mu’awiah, que Al-lah esté complacido con él, contó que el Mensajero de Al-lah dijo: “Para quien Al-lah quiere el bien, le da el conocimiento (de la religión y demás saberes)” (Bujari). Abu Darda’, que Al-lah esté complacido con él, relató que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Quien sigue un camino en el que busca el conocimiento, Al-lah lo guiará por una de las vías que lo llevará al Paraíso, los ángeles bajan sus alas en señal de complacencia con él. Todo lo que hay en el cielo y la tierra pide perdón por los sabios, hasta la ballena en la profundidad de los océanos. La ventaja que tiene un sabio sobre las demás personas es comparable a la que la luna llena tiene en una noche despejada sobre los demás planetas. Los sabios son los herederos de los profetas y mensajero, y ellos no dejan como herencia bienes ni dinero, solo dejan conocimiento; así que quien lo toma se ha hecho con el mayor de todos los valores” (Abu Dawud, y Al Albani lo certificó como auténtico).
La virtud de los sabios es general para todo aquel que logre alcanzar el conocimiento beneficioso, hombres y mujeres, mayores y menores, sin hacer diferencias, pues los textos lo señalan de esa manera. Es por ese motivo que nos encontramos con que el Mensajero de Al-lah nunca discriminó a nadie a la hora de educar, él le enseñaba a todo mundo por igual, pero además, al hacerlo, era la persona más indulgente hacia sus pupilos. Esa indulgencia la describió Al-lah en el Corán cuando dijo: {[Oh, Muhammad] Por misericordia de Dios eres compasivo con ellos. Si hubieras sido rudo y de corazón duro se habrían alejado de ti; perdónalos, pide perdón por ellos, y consulta con ellos los asuntos [de interés público]} [Corán 3:159]. Mu’awiah Bin Al Hakam, que Al-lah esté complacido con él, dijo, señalando la indulgencia del Mensajero de Al-lah al enseñar: “No he visto mejor maestro que él”.
Sin embargo, encontramos ocasiones en las que enseñaba solo a un grupo de hombres o a uno solo en particular, pese a que la enseñanza en sí era general para todo mundo. Es por eso que vemos que varios hadices comienzan con las palabras: “Estaba con sus sahabah…”, “estábamos con el Mensajero de Al-lah” y demás frases que indican que se dirigía a un grupo en especial. De igual modo, encontramos que frases como: “Me recomendó el Mensajero de Al-lah…”, “el Profeta me enseñó…”, “montaba yo atrás del Profeta en el mismo animal y me dijo…”, “me dirigí a donde el Mensajero de Al-lah y le dije […], (dejó lo que estaba haciendo) y se sentó a enseñarme”, etc., señalan que le hablaba a una sola persona.
Otras veces hacía lo mismo, pero solo con las mujeres, en el hadiz registrado por Bujari en el que Yabir, que Al-lah esté complacido con él, reportó que había presenciado la oración del Eid con el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y que luego de que terminó el sermón y la oración, se dirigió al lugar en el que se encontraban las mujeres reunidas para exhortarlas. Anas Bin Malik, que Al-lah esté complacido con él, relató que una vez el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, pasó por el lado de una mujer que estaba llorando en una tumba y trató de calmar su pena.
Igualmente se preocupó por la enseñanza de los niños y menores, como es evidente con tan solo echar un vistazo a su biografía. No solamente era tierno y amoroso con los pequeños, sino que, además, se ocupaba por educarlos e ilustrarlos, e instaba a los padres a que no descuidaran esta labor. Ejemplos son muchos, pero mencionaremos la famosa historia de Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, quien recibió una de las más grandes lecciones sobre la vida y la fe mientras el Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, lo llevaba atrás en su montura. Y qué decir de la forma en que educó a Omar Bin Abi Salama, que Al-lah esté complacido con él, sobre la etiqueta y los modales en la mesa; o la forma en que corrigió con bondad a la niña que le había atribuido a él el conocimiento del futuro.
El Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, nunca descuidó su misión como Profeta y mucho menos su labor educadora, por lo que nunca desperdició ninguna oportunidad para dar una lección de vida.