Se narra de Abu Sa’id Al Judri, que Al-lah esté complacido con él, que dijo: “En el año de Tabuk el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, se dirigió a la gente apoyado sobre una palmera de dátiles, y dijo: ‘¿Quieren que les informe sobre la mejor persona y la peor? La mejor persona es un hombre que se esfuerza en la causa de Al-lah subido a su caballo o un camello o a pie, hasta que la muerte lo alcanza. Entre las peores personas está aquella que lee el Libro de Al-lah (el Corán) y no presta atención a su contenido’” (Ahmad, An-Nasa’i y Al Hakim, quien lo calificó como auténtico).
Las mejores personas son aquellas que luchan y se esfuerzan en la causa de Al-lah y continúan haciéndolo hasta que les llega la muerte; mientras que la peor es aquella que lee el Corán y no actúa de acuerdo a él. El malvado es quien comete pecados, sea musulmán o no musulmán; también están incluidos los orientalistas de nuestros tiempos y sus discípulos, quienes siguen sus métodos, y también los sabios malvados como mostraremos luego en tres hadices. De acuerdo con un sabio, uno puede leer el Corán y al mismo tiempo maldecirse a sí mismo sin saberlo. Puede que lea {¡Que la maldición de Dios caiga sobre los injustos!} [Corán 11:18] y sea uno de ellos. También puede que recite: {Luego invoquemos que la maldición de Dios caiga sobre los que mienten} [Corán 3:61] y sea uno de esos mentirosos.
De acuerdo con Abu Sulaiman Ad-Darani, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, los ángeles del Infierno, antes que por los idólatras, vienen por aquellos que tienen el Corán y desobedecen a Al-lah.
Uno de los predecesores dijo: “Uno puede comenzar a recitar una sura (capítulo) del Corán y los ángeles invocan a Al-lah para que lo bendiga hasta que termina; y uno puede comenzar a recitar una sura y los ángeles invocan a Al-lah para que lo maldiga hasta que termina”. Cuando le preguntaron cómo puede ser que esto ocurra, dijo: “Si hace lícito lo que es lícito en el Corán y hace ilícito lo que es ilícito, los ángeles invocarán bendiciones sobre él; de lo contrario, invocarán que Al-lah lo maldiga”.
Se narra bajo autoridad de Yundub, que Al-lah esté complacido con él, que dijo: “Nosotros, los compañeros del Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, recibimos la fe antes que el Corán; pero luego de nosotros habrá gente que recibirá el Corán antes que la fe, lo tendrán impreso pero descuidarán sus límites y derechos diciendo: ‘Recitamos el Corán, ¿quién puede hacerlo mejor que nosotros? Conocemos el Corán, ¿quién lo conoce mejor que nosotros?’. Esa será su parte” (de acuerdo con otra narración, “Esos serán los peores entre la gente”) (Ibn Maya).
De acuerdo con Qatada, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, nadie se sienta a leer el Corán (recitarlo) sin tener o un incremento o una pérdida. Confirmando esto, Al-lah dice: {Revelé el Corán, que es cura para los corazones y misericordia para los creyentes, pero al mismo tiempo no hace sino aumentar la perdición de los idólatras} [Corán 17:82].
Se narra de parte de Abu Sa’id al Judri, que Al-lah esté complacido con él, que dijo: “El Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: ‘Vendrá una gente de entre ustedes (que practicarán tanto la religión) que ustedes considerarán que los rezos, ayuno y acciones de ustedes serán pobres en comparación con las de ellos. Recitarán el Corán, aunque no llegará más allá de sus gargantas (no llegará a sus corazones). Se desviarán de la religión como una flecha que pasa de largo entre el rebaño, hasta tal punto que el arquero examinará la punta de la flecha y no verá nada, mirará el arco pero no verá nada, y lo mismo con las plumas. Finalmente, observará el eje de la flecha, pero tampoco encontrará un problema’” (At-Tirmidhi, Abu Dawud, Ibn Maya y An-Nasa’i). Desviarse de la religión es tomar de ella lo que nos conviene y abandonar todo lo demás. Esto quiere decir que la gente descrita en el hadiz abandonará la religión tan rápido como la flecha recién mencionada.
De acuerdo con un relato de Muslim, Abu Dawud y An-Nasa’i: “Cerca del final de los tiempos aparecerá una gente joven, necia, que usará (en su discurso) las mejores palabras de todas (el Corán). Lo recitarán a pesar de que no pasará de sus cuellos. Abandonarán el Islam tan rápido como una flecha pasa entre el rebaño. Entonces, cuando los encuentren, mátenlos, ya que aquel que lo haga recibirá una recompensa en el Día de la Resurrección”.
Esto se aplica a aquel que tiene un extenso conocimiento de las ciencias de la Shari’a pero no tiene fe, como los orientalistas y sus discípulos: hablan con palabras atractivas llenas de exactitud científica y objetividad, con deseo de llegar a los hechos, pero esconden su resentimiento hacia el Islam y la intención de difamarlo y arruinarlo maliciosamente.
También se aplica a los que innovan en la religión y siguen sus deseos. Tienen ideas corruptas que desean corroborar y lo hacen tomando lo que quieren de la religión y dejan de lado todo el resto. Para hacer esto recaban la información que concuerda con sus inclinaciones e innovaciones y, como consecuencia parecen, a ojos de la gente ignorante, como sabios informados cuyas palabras son convincentes y sus conclusiones válidas.
Mu’adh Ibn Yabal, que Al-lah esté complacido con él, dijo al respecto: “Habrá luego de ustedes fitnahs en las cuales la riqueza de la gente será abundante, y el Corán será abierto (o sea, circulará entre la gente) tanto que será recitado por el creyente piadoso y por el hipócrita, hombre o mujer, jóvenes o ancianos, esclavos y libres; y uno estará a punto de decir: ‘¿Qué le pasa a la gente que no me siguen a pesar de que recito el Corán? Parece que no me seguirán hasta que innove algo para ellos en la religión’”.
“Entonces, tengan cuidado de las innovaciones porque son una falsedad; y les advierto sobre el desvío de los sabios, ya que el demonio puede poner lo incorrecto en sus lenguas, y un hipócrita puede llegar a decir una palabra de verdad también”. Le preguntaron: “¿Cómo podemos saber, que Al-lah tenga misericordia sobre ti, que el sabio está diciendo una falsedad y que el hipócrita está diciendo algo verdadero?”. Respondió: “¡No! Eviten aquellas palabras del sabio que sean reprobables y cuestionadas por la gente pero no se alejen de él, ya que puede que se retracte y siga la verdad una vez que la escuche, porque hay luz en la verdad” (Abu Dawud).