Se narró de parte de Abu Huraira, que Al-lah esté complacido con él, que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Aquel que recita el Corán y actúa de acuerdo a su contenido en el Día del Juicio sus padres serán coronados con la corona (de la dignidad), cuya luz es más brillante que la del sol más radiante; ¿qué opinan, entonces, de la persona que actúa de acuerdo al Corán?” (Abu Dawud).
Este hadiz aclara la posición y recompensa de aquel que recita el Corán y actúa de acuerdo a sus leyes y principios: su recompensa sin duda transcenderá a sus padres (si son creyentes, ya que si no lo son nada podrá ayudarlos).
¿Por qué serán sus padres coronados con la corona de la dignidad en el Día del Juicio incluso si no recitaban el Corán ni hacían lo que hacía su hijo? Es porque ellos son la causa de su rectitud, ya sea por enseñarle el Corán, ayudarle a aprenderlo, por suplicar por él, o por criarlo en el bien y alimentarlo con lo lícito. El Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Si alguien muere sus acciones cesarán excepto tres: una caridad que perdure, un conocimiento que beneficie a la gente incluso después de muerto, y un hijo piadoso que suplica (a Al-lah) por él” (Al Bujari en Al Adab, Muslim, At-Tirmidhi, Abu Dawud y An-Nasa’i). Aquel que deje ese legado tendrá no solo la recompensa durante su vida, sino también luego de ella. La corona mencionada, entonces, es la recompensa para los padres del hijo piadoso que recita el Corán y actúa de acuerdo a sus principios y leyes. Ellos lo guiaron al bien, y aquel que guía a los demás a lo correcto tiene una recompensa similar a la que tiene quien realiza el bien. Pero Al-lah multiplica la recompensa a quien Él quiere. Por supuesto, este efecto no es el mismo para el que realiza una buena acción que para quien lo guio. El beneficio para quien hace el bien, si es sincero en su intención ante Al-lah, puede llegar a ser mucho mayor que el de aquel que lo guio.
Fue narrado bajo autoridad de An-Nawas Ibn Sam’an, que Al-lah esté complacido con él, que dijo: “En el Día del Juicio el Corán y aquellos que solían actuar de acuerdo con él en la vida mundanal serán reunidos, encabezados por las suras Al Baqara y Al’Imran, y ambas defenderán al recitador” (Muslim).
Este hadiz explica los dos anteriores: la gente del Corán son la gente elegida de Al-lah, y este será un intercesor por aquel que lo recitaba y actuaba según sus principios en la vida, y serán precedidos por las dos primeras suras –Al Baqara y Al ‘Imran–, quienes intercederán y defenderán a quien las recitaba y las ponía en práctica. Para decirlo de otra forma, quien actúe de acuerdo al contenido de Al Baqarah y Al ‘Imran lo estará haciendo casi como si siguiera todo el resto del Libro Sagrado dada la inmensa cantidad de reglas que contienen ambas.
Abu Sa’id Al Jarraz, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “La primera parte de comprender el Libro de Al-lah es actuar según él ya que hacerlo implica conocerlo, entenderlo, y extraer sus significados; y lo primero a hacer para comprenderlo es escucharlo con concentración porque Al-lah, el Altísimo, dice:
• {En esto hay un motivo de reflexión para quienes tienen uso de razón y prestan oído con una mente consciente} [Corán 50:37].
• {… que escuchan todo lo que se dice, pero siguen lo mejor (la palabra de Dios y Su Mensajero). Ellos son los guiados por Dios, son los dotados de entendimiento} [Corán 39:18].
Todo el Corán es bueno y “seguir lo mejor” se refiere a las maravillas que se descubren al corazón cuando lo escuchamos con atención; esto lleva a comprender y extraer sus significados. Lo primero que debemos hacer para poder escuchar con atención es hacerlo como si el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, nos los estuviera recitando; luego llevemos esa imagen e imaginemos que lo estamos escuchando de parte de Yibril (Gabriel), que Al-lah exalte su mención, mientras se lo recitaba al Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, ya que Al-lah, el Altísimo, dice: {Este Corán es una revelación del Señor del Universo. Descendió con él el Espíritu Leal (el ángel Gabriel), y lo grabó en tu corazón (¡oh, Muhammad!) para que seas uno de los que advierten (a su pueblo)} [Corán 26:192-194]. Luego podríamos imaginar que lo estamos escuchando directamente de Al-lah, el Exaltado.
Se narró de parte de ‘Ali Ibn Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él, que dijo: “¡Oh, poseedores de conocimiento! Actúen de acuerdo con él porque el verdadero sabio es quien se conduce de acuerdo con lo que conoce y su conocimiento concuerda con sus acciones. Aparecerá gente que tendrá conocimiento pero no llegará más allá de sus cuellos: sus acciones serán contrarias a lo que conocen y lo que tendrán en sus corazones será lo opuesto de lo que mostrarán. Se sentarán con la gente y competirán unos con otros por la gloria, tanto así que un hombre se enfadará con sus compañeros porque ellos (los supuestos sabios) se sentaron con otras personas. En cuanto a ellos (los supuestos sabios), sus acciones en esas reuniones no llegarán a Al-lah, el Altísimo” (Ad-Darimi).
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El Noble Corán