Entonces, ¿qué debemos hacer?
Algunos musulmanes promueven una marca de feminismo islámico que predica su noción de liberación de la mujer en las normas socioculturales de Occidente, tomando dichas normas como verdades universales por las cuales cuestionan la validez de las enseñanzas relacionadas con el género en el Corán y la Sunna. Ellos abogan por que los musulmanes abarquen todo lo que se etiqueta como “feminismo” y se suban con entusiasmo en ese tren ideológico a fin de resolver los retos de la comunidad asociados con el género. Entre tanto, otros musulmanes ven el feminismo como una amenaza externa contra la integridad del Islam, un veneno que gradualmente erosionará todos los valores islámicos obligando a los musulmanes a cambiar tradiciones religiosas para adoptar ideales y normas liberales de Occidente. Algunas de estas personas dirigen sus esfuerzos completamente a refutar el feminismo, mientras descuidan los problemas subyacentes que llevan a las mujeres hacia el campo feminista, para empezar.
Por supuesto, es importante educarnos sobre las raíces ideológicas del feminismo y sus posibles contradicciones con la fe, tanto en sus orígenes como en sus fines lógicos. Esto es parte de animarnos a ser conscientes de nuestro activismo y reflexionar en nuestras críticas. Al mismo tiempo, enfocarse en el feminismo como la razón principal de que las mujeres abandonen la fe es problemático por al menos dos razones: 1) Ello implica abordar lo que vemos como un síntoma de alienación de las mujeres musulmanas y no sus causas fundamentales, y 2) corre el riesgo de alienar aún más a quienes ya sienten que no tienen espacio en la comunidad musulmana.
Lo que es más urgente es abordar las razones por las cuales algunas mujeres y hombres musulmanes están recurriendo al feminismo secular, en primer lugar. En lugar de aceptar en nuestra comunidad normas de género que no están enraizadas en el Islam, y como resultado eliminar todas las formas de sexismo, grandes y pequeñas, debemos enfocarnos en establecer un ambiente que empodere a las mujeres musulmanas y reconozca su posición central en la tradición islámica (en la historia, en la actualidad y en el futuro). Antes de delinear todas las razones por las cuales el feminismo no es, y no puede ser, compatible con el Islam, debemos redoblar nuestros esfuerzos por entender el enfoque islámico del género e implementarlo en nuestras familias, mezquitas, organizaciones y comunidades. En lugar de señalar a un fantasma feminista que está alejando a los musulmanes de la fe, debemos primero asumir las consecuencias de no comportarnos de manera consistente con las enseñanzas proféticas.
¿Cuál es el ejemplo profético?
Irónicamente, el precedente profético, a pesar de su belleza y perfección, a menudo es abusado para promover el trato negativo hacia las mujeres. Muy a menudo, los sermones del viernes y las charlas vespertinas son entrelazados con hadices descontextualizados que implican la inferioridad de la mujer e impiden que las mujeres se conviertan en participantes plenas en sus propias comunidades. Tomemos, por ejemplo, el hadiz que declara aparentemente que las mujeres son naqisat ‘aql wa-din, o “deficientes en el intelecto y la religión”. Es fácil perder la cuenta del número de veces en que este hadiz ha sido utilizado para recordarle al público que los hombres son superiores y más aptos para liderar en cualquier situación. Sin embargo, a menudo falta el contexto específico de este dicho del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, que en realidad no era un sermón sobre el tema de género, sino que se refería a la caridad . Lo dijo en el día del Eid cuando él, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, estaba predicándoles a hombres y mujeres después de la oración. Se volvió hacia los hombres y los exhortó a gastar en caridad por la causa de Al-lah, Glorificado sea. Luego se volvió hacia las mujeres y, a modo de estímulo, les recordó que también aumentaran su caridad, aludiendo al hecho de que, durante su menstruación y cosas por el estilo, ellas no son responsables de la oración ni el ayuno. Así, al aconsejarles aumentar sus donaciones, el Profeta les estaba señalando otras oportunidades de acercarse a Al-lah, Glorificado sea. La intención detrás de sus palabras fue entendida de inmediato por quienes estaban allí para presenciarlas. Zainab Bint Abu Muawia corrió de regreso a su casa después de la oración del Eid, apurándose a seguir el consejo del Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y dar de su riqueza en caridad. Este contexto crucial del hadiz muestra que el Profeta no estaba haciendo ninguna clase de declaración ontológica sobre la valía relativa ni la capacidad de las mujeres con relación a los hombres, ni estaba delineando ningún tipo de jerarquía cosmológica de género con los hombres ocupando un rango por sobre las mujeres ; en lugar de eso, él estaba haciendo una exhortación en esa situación particular a las mujeres, para que tomaran el liderazgo en la caridad a la luz de sus responsabilidades disminuidas en otros ámbitos, y su tremenda influencia sobre los hombres.
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Cuestiones de Fiqh