Al-lah ordenó la benevolencia y el buen trato para con los padres, haciendo de este acto una forma de adoración, para indicarnos lo grandioso de este asunto y su posición. Además, mandó que fuéramos agradecidos con ellos y que los obedeciéramos y respetáramos, dictando que obedecerlos es como si se obedeciera a Él Mismo, dijo: {Adoren solamente a Dios y no dediquen actos de adoración a otros. Hagan el bien a sus padres} [Corán 4:36]. Ibn ‘Abbas, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Nos señala que ‘el bien’ es tratarlos con suavidad, no responderles con dureza ni mirarlos con desprecio, y que no se les alece la voz. Debemos comportarnos con ellos como si fuéramos sus esclavos”.
Dijo Al-lah: {Tu Señor ha ordenado que no adoren sino a Él y que honren a sus padres. Si uno de ellos o ambos llegan a la vejez, no sean insolentes con ellos, ni siquiera les digan: "¡Uf!" Háblenles siempre con bondad. Trátenlos con humildad y compasión, y rueguen [por ellos diciendo]: "¡Oh, Señor mío! Ten misericordia de ellos como ellos la tuvieron conmigo cuando me criaron siendo niño"} [Corán 17:23-24]. Se debe ser afables, cariñosos y humildes con ellos para alegrar sus corazones y llenarlos de complacencia hacia nosotros. Esta es una forma de pagarles en parte todo lo que hicieron por nosotros, pese a que lo que ellos sacrificaron por sus hijos no tiene comparación con lo que sus hijos hacen por ellos, pues ellos pasaron por grandes dificultades, todo para hacer de nosotros buenas personas. Los padres aguantaron todo de sus hijos, hasta el mal comportamiento y, pese a eso, nunca desearon algo malo para ellos; sin embargo, sus hijos no son capaces de soportar nada por sus progenitores y desean deshacerse de ellos para no tener que “aguantarles” algo.
Un hombre le preguntó a Omar Bin Al Jattab, que Al-lah esté complacido con él: “Mi madre es anciana, su vejez no le permite hacer nada, por lo que tengo que llevarla hasta al baño a que haga sus necesidades. Con esto que hago con ella, ¿he cumplido mi deber para con ella?”. Omar le respondió: “No, pues ella hacía eso por ti cuando eras pequeño y deseaba que crecieras y vivieras, mientras que tú lo haces esperando que muera pronto y así no tengas que hacer nada más por ella”.
‘Abdul-lah Bin Omar, que Al-lah esté complacido con él, vio a un hombre que cargó a su madre desde el Yemen para que hiciera el Hayy. Cargándola realizó todos los ritos de la peregrinación. En prosa decía lo que había hecho por ella y le preguntaba a Ibn Omar que si había cumplido con su deber hacia ella. ‘Abdul-lah Bin Omar le respondió: “Todo eso no compensa ni un solo suspiro suyo”. ¡¿Cómo se le ocurre pensar que está a paz y salvo con ella?! Ella su madre lo cargó nueve meses y luego lo dio a luz, un periodo muy difícil por el que ella pasó, cada contracción, inhalación y exhalación la acercaban a la muerte. Lo amamantó por dos años, alimentándolo con su propio cuerpo. Lo cuido y protegió, pasó noches en vela para que él estuviera tranquilo, y siempre prefirió el bienestar de su hijo por encima de su bienestar propio. Pese a todo eso, cuántas veces la trató mal, y aun así ella siguió deseándole el bien. Por todo es y más, se merece todo el amor, respeto y exaltación.
Dijo Al-lah: {Le he ordenado al ser humano hacer el bien a sus padres. Su madre lo lleva [en el vientre] soportando molestia tras molestia, y su destete es a los dos años} [Corán 31:14].
Para terminar, recordemos el episodio en el que un hombre le preguntó al Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: “¿Cuál es la persona a la que mejor trato debo dar?” El Profeta le dijo: “Tu madre”. El hombre preguntó: “Luego de ella, ¿quién?”. La respuesta fue la misma (tu madre), luego repitió su pregunta y la respuesta no cambió. La cuarta vez que le cuestionó, le respondió: “Luego tu padre” (Bujari y Muslim de Abu Huraira).