El Islam y sus leyes tienen muy pendiente todo lo relacionado con el dinero, los bienes y su procedencia, por ello ha dedicado especial atención a informar y aclarar este tema, además, de prevenir excesivamente sobre la tentación que representa y la desviación a la que puede conducir. Para ello, el Islam trazó los lineamientos encaminados a señalar la forma correcta y justa de adquirir y generar bienes, y de gastarlos también. La ley islámica no se olvidó tampoco de advertir sobre los daños y consecuencias del monopolio y la especulación.
Una de las más grandes enseñanzas dadas por Al-lah en el Corán y en la Sunna de Su Profeta para la humanidad y que busca despertar su consciencia sobre este importante tema, es que a cada persona se le preguntará por cada posesión que tuvo en vida, como lo expresó el Profeta en el hadiz registrado por At-Tirmidhi: “Ninguna persona se moverá del estrado el Día del Juicio hasta que no haya rendido cuentas por cuatro cosas”, y mencionó: “[…] y sobre sus bienes y dinero, de dónde provinieron y en qué los gastó”.
Por este motivo el Islam se empeña en guiar al musulmán para que sea muy cuidadoso y escoja bien las fuentes de las que proviene su sustento, para que evite todo lo que sea ilícito, dijo Al-lah: {¡Oh, creyentes! No estafen ni usurpen} [Corán 5: 29] y nuestro Profeta dijo: “Al-lah es Bueno, por eso, solo acepta asuntos buenos” (Muslim).
Pese a todo lo anterior, hay musulmanes a los que el deseo por los bienes materiales los han cegado y su instinto los llama a transgredir todos los límites con el único objetivo de reunir riqueza, aumentar los ceros en los números del extracto bancario sin que les importe la procedencia de dichos bienes, pues para ellos lo lícito es todo lo que les llene las manos y su moralidad es tan baja que no reparan en los medios que le ayuden a acumular más riquezas. A esta clase de gente se refería el Enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, cuando dijo: “Vendrá un tiempo en el que a la gente no le importará la fuente de donde obtendrá su dinero, si es halal o si es haram” (Bujari).
Muchos son los que se olvidan de que los bienes mal habidos destruyen las bendiciones y que son una amenaza para los individuos y la nación entera como tal, pues los efectos negativos del dinero procedente de la usura, el soborno, la trampa y la estafa, son más que evidentes. En una sociedad así, la ira de Al-lah no es hace esperar, las calamidades están a la orden del día y las súplicas de la gente son rechazadas. En el hadiz en el que el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Al-lah es Bueno, por eso solo acepta asuntos buenos”, mencionó: “Un hombre que viaja mucho, y por el cansancio y el efecto de sus viajes alza sus manos al cielo y ruega: ‘¡Mi Señor! ¡Mi Señor!’, pero cómo se le va a responder su súplica si lo que viste y lo que come proviene del haram” (Muslim). Por eso, muchos expertos afirman: “No esperen que su súplica sea respondida si ustedes mismos han sellado las puertas de la respuesta con sus faltas”.
La propagación del haram
Una de las cosas de las que la humanidad se queja hoy en día es de que los medios haram que se utilizan se han diversificado, por eso mucho del dinero es sucio y la gente se ha vuelto descarada y ya no le importa nada más que ser rica de cualquier forma, de modo que el haram se ha propagado por todas partes.
Uno de los principales medios que han contribuido a esa propagación de lo ilícito es el trato de la gente con la usura y el interés bancario, y su posición ante este tema, eludiendo el hecho de que este mal es uno de los pecados más graves, tanto así que Al-lah dijo: {¡Oh, creyentes! Tengan temor de Al-lah y renuncien a los intereses que les adeuden por usura, si es que son realmente creyentes. Pero si no abandonan el lucro a través de la usura, sepan que Al-lah y Su Mensajero les declaran la guerra} [Corán 2:278 y 279].
Seguido a ese grave pecado tenemos el soborno, pues de esta manera se busca lograr algo que es prohibido, violar el derecho de alguien, ganar una licitación sin que el proyecto presentado sea idóneo, obtener un puesto sin tener las calificaciones necesarias, etc. Sin lugar a duda, el daño producido a la sociedad y a las personas es más que evidente, por eso el Enviado de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Que Al-lah maldiga a quien da y recibe un soborno”.
Otro de los grandes males es la trampa y la especulación en la compraventa y demás transacciones, ocultando los defectos en la mercancías, adulterando los productos y mintiendo sobre su calidad. dijo Al-lah: {¡Ay de los tramposos! Que cuando compran exigen el peso exacto, pero cuando venden hacen trampa [dando menos] en el peso y la medida} [Corán 83:1-3].
Otra forma de corrupción en el comportamiento e injusticia en el trato hacia los demás es la venta de productos ilícitos como los embriagantes y alucinógenos, apoderarse del dinero y bienes de los huérfanos, menores de edad, de la esposa y las hijas que trabajan, o impedirles que sean independientes económicamente. A esto se le puede sumar el no pagarle el sueldo a los trabajadores y empleados, rebajárselo o engañarlos para quedarse con todo o una parte de él.