Los grandes acontecimientos son precedidos por señales y presagios. Esto fue algo que Al-lah estableció cuando se acercaba la hora de la llegada de Su Profeta Muhammad, para demostrar con ellos la veracidad de su misión. Dentro de estos sucesos podemos mencionar lo que sucedió donde Halima As-Sa’dia durante el periodo de su lactancia, su encuentro con el monje nestoriano Bahira (Sergio, como lo conocen históricamente algunos), su exquisito comportamiento, sus modales y lo que fue señalado por algunos judíos y cristianos como señales de su profecía.
El Profeta y su lactancia con Halima:
El periodo de lactancia del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, representó para su nodriza, Halima As-Sa’dia, su esposo e hijos grandes bondades y bendiciones, lo que demuestra la gran virtud y carisma del Mensajero de Al-lah, que les hizo saber que no se trataba de un niño cualquiera. El reporte más conocido al respecto es el de la misma Halima, que Al-lah esté complacido con ella, que fue registrado por todos los biógrafos de la Sira profética, en el que dijo sobre él: “[…] Juro que me encargaré de ese huérfano”, su marido le dijo: “No pierdes nada si lo haces, tal vez seamos bendecidos”. Dijo Halima: “Entonces regresé y lo acogí. Lo amparé porque no encontré otro niño más. Lo traje a mi casa y lo alimenté, bebió todo lo que quiso hasta satisfacerse, seguidamente alimenté a mis otros hijos, sus hermanos de leche, y todos quedaron satisfechos, tanto así que todos dormimos tranquilos como nunca antes lo habíamos hecho. Mi marido fue a ordeñar a nuestra vieja camella, la cual no tenía casi leche, pero se encontró con que sus ubres rebosaban de leche, así que bebimos toda la leche que sació nuestro apetito y nos acostamos a dormir. Mi esposo me dijo al otro día: ‘¿Sabes Halima?, hemos sido bendecidos’, le respondí: ‘Ojalá sea así’. Luego me subí a mi burra con el niño y por Al-lah que esta trotó más rápido que los demás burros, tanto que mis compañeras de viaje me pidieron que la frenara, porque sus animales no podían seguir su paso y estaban sorprendidas por su vitalidad, lo que las confundió, porque pensaban que no era la misma bestia que había montado el día anterior. Llegamos a nuestra tierra, la de Banu Sa’d, cuyo suelo era uno de los más áridos; pero apenas llegamos con el niño mis cabras se llenaron de leche, tanta que nos era suficiente. La gente, al ver este cambio (pues antes era muy poca leche), decidió llevar sus animales donde pastaban los míos, sin embargo, los suyos no daban leche y menos como los nuestros. Reconocimos entonces que Al-lah nos había bendecido e incrementado la provisión y todo bien. Al completar los dos años de lactancia, parecía un hombrecito, no un bebé. Fuimos donde su madre para devolvérselo como se acordó, pero estábamos deseosos de que siguiera con nosotros, así que le ofrecí a su madre que lo dejara más tiempo con nosotros, hasta que creciera y se hiciera fuerte, pues en La Meca había mucha enfermedad, y ella aceptó” (Adh-Dhahabi dijo que su isnad era buena. Ibn Kazir aseguró que este relato se había recopilado de otras fuentes también. El Albani dijo que era da’if).
El Profeta y el monje Bahira:
Abu Musa Al ‘Asha’ri, que Al-lah esté complacido con él, narró: “Abu Talib viajó con el Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y otros hombres mayores. Llegaron al lugar donde se encontraba un monje cristiano. Se detuvieron allí y bajaron su mercancía para ofrecerla como siempre hacían. El monje nunca se les había prestado atención hasta ese día, cuando pasó por en medio de ellos y se acercó al joven Muhammad, tomó su mano y le dijo: ‘Este es el Enviado del Señor del universo. Al-lah lo envió como una misericordia para toda la humanidad’. Los mayores de Quraish le preguntaron: ‘¿Cómo lo sabes?’, y él respondió: ‘Porque desde que ustedes cruzaron por Al ‘Aqaba todos los árboles se inclinaron y se postraron, esto no lo hacen sino ante un Profeta de Al-lah. Además, sé que tiene el sello de la profecía en el cartílago de su hombro, tiene relieve, como si fuera una manzana’” (At-Tirmidhi).
Señales que se dieron antes de su misión como Profeta:
• El noble comportamiento y modales con los que se caracterizó desde muy temprana edad y que fueron reconocidos por su gente. Su pueblo lo conoció por su carisma, su veracidad, su moderación, su palabra, su lealtad y su honestidad; tanto así, que lo apodaban “el veraz y el confiable”. Esas características fueron mencionadas por Jadiya, que Al-lah esté complacido con ella, cuando le refutó la idea que tenía de que se estaba volviendo loco (por el miedo que sintió cuando se inició la revelación), ella le dijo: “¡No es así! Al-lah jamás te decepcionará, porque tú estás pendiente de tus familiares y parientes, eres veraz, eres confiable, ayudas al necesitado, auxilias al débil y prestas tu ayuda ante las calamidades” (Bujari).