Así que, a la luz de la evidencia antes mencionada, ¿siempre fue la espada el medio de expansión de los musulmanes? Ira Zepp Jr., quien es otro autor no musulmán, responde a esta pregunta:
“Es algo desafortunado que el Islam haya sido estereotipado como la ‘religión de la espada’ o que el Islam ha sido ‘divulgado por la espada’. La realidad histórica es que la divulgación del Islam fue usualmente por persuasión y no por poder militar. De cualquier manera, en el Islam no se puede forzar a nadie; si la profesión de la Shahadah (el testimonio de fe) se realiza por coerción, la persona no es musulmana, ya que ha hecho el testimonio de fe por la fuerza y no por convicción y sinceridad” .
Siguiendo con las infamias de Thomas F. Madden, nos encontramos con este otro punto:
“En el Islam tradicional, los estados cristianos y judíos deben ser destruidos y sus tierras conquistadas. Cuando Muhammad hizo la guerra en contra de la Meca en el siglo séptimo, el cristianismo era la religión de poder y riqueza, además de ser la fe del Imperio Romano, el cual abarcó todo el Mediterráneo, incluyendo el Oriente Medio donde él nació. El mundo cristiano, por lo tanto, fue el blanco principal para los primeros califas, y permaneció de esa manera para los líderes musulmanes por los siglos siguientes”.
Thomas oculta aquí el estatus del Imperio Bizantino y la corrupción que predominaba durante ese periodo. Los musulmanes nunca introdujeron la expansión con el propósito de apoderarse de las tierras, pese a que ellos conquistaron las otras naciones, lo hicieron para librar a los habitantes de esas tierras oprimidos del Imperio Bizantino, para exterminar la ignorancia y promover el pensamiento libre. Por otra parte, al haber conquistado estos territorios, los musulmanes nunca impusieron sus creencias a sus habitantes, ya que esto contradice clara y directamente el principio de libertad que el Islam ordena al establecer, que no hay coacción en la religión. Edward Gibbon, considerado por muchos como el mejor historiador contemporáneo, nos comenta sobre la expansión del Islam y la describe de esta manera:
“Fue una de las más memorables revoluciones que ha marcado con un nuevo y perdurable carácter a las naciones del mundo” .
El Dr. Lebon, explicó al respecto:
“Si en las primeras conquistas los musulmanes hubieran cometido lo que usualmente hacían los conquistadores, es decir, oprimir a los habitantes de los territorios que se adicionaban e imponer la fe que querían propagar por todo el mundo, esto hubiera tenido como resultado que los demás pueblos a los que habían sometido les hubieran dado la espalda, y les hubiera pasado lo que les sucedió a los cruzados cuando estos conquistaron a Siria.
Los primero califas, quienes disfrutaron una rara ingeniosidad que en ese tiempo era algo no común en las personas que promovían nuevas religiones, aplicaron las leyes y la religión bajo el principio de no imposición de la fe. Por lo tanto, ellos fueron sorprendentemente amables en la manera de tratar a la gente de Siria, Egipto, España, y todo país al que ellos dominaron. Dejaron a la gente practicar sus leyes, regulaciones y creencias, y a cambio solamente impusieron una pequeña suma como Yiziah (impuesto fijo que pagan los ciudadanos no musulmanes) a cambio de protegerlos y mantener la paz entre ellos. En verdad, el mundo nunca conoció a conquistadores misericordiosos y tolerantes como los musulmanes” .
Lebon añade más, y llega a decir:
“La misericordia y tolerancia de los conquistadores fue la razón de la propagación de sus conquistas y la adopción de sus creencias, regulaciones y lengua por parte de los habitantes de las tierras a las que llegaban. Sus creencias y costumbres se arraigaron a tal punto que resistieron toda clase de ataques y permanecieron incluso después de la desaparición del dominio de los árabes en el escenario mundial, rechace quien rechace esta realidad. Egipto es una de las evidencia más vivas que prueba esto, pues adoptó lo que los árabes trajeron con ellos y lo conservaron a lo largo de los siglos. Los conquistadores antes de los árabes –los persas, los griegos y los bizantinos– no pudieron derrocar la civilización faraónica e imponer lo que ellos traían a cambio” .
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1-Ira Zepp Jr., A Muslim Primer (1992), Wakefield Editions, US, p. 134.
2-Edward Gibbon, Decline and Fall of the Roman Empire.
3-Dr. Gustav Lebon, Civilization of the Arabs, p.30.
4-Ibid, p.30