d) Haz ablución cada vez que entres al baño: hay varias condiciones para realizar la oración, una de ella es estar en estado de pureza.
“¡Oh, creyentes! Cuando se dispongan a hacer la oración lávense el rostro y los brazos hasta los codos, pasen las manos [húmedas] por la cabeza y [laven] los pies hasta los tobillos. Si están en estado de impureza mayor, tomen un baño [completo]. Si están enfermos o de viaje o han hecho sus necesidades [biológicas] o han cohabitado con su mujer y no encuentran agua, usen [para la ablución virtual] tierra limpia y pásenla por el rostro y las manos. Dios no quiere imponerles dificultades, solo quiere purificarlos y completar Su favor sobre ustedes para que sean agradecidos” [Corán 5:6].
El Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “Al‑lah no aceptará la Salah sin la purificación.” [Muslim]
En la sociedad occidental no somos conscientes de nuestro cuerpo, muchas veces nos preguntamos: ¿tengo ablución? Y sinceramente no sabemos la respuesta, y ante la duda preferimos esperar. Otras veces tenemos el tiempo reducido (por el trabajo, el estudio, el ritmo de vida moderno…) y diez minutos de Salah más diez minutos de ablución ya es media hora, así que postergamos y postergamos la oración hasta que se nos pasa el tiempo adecuado.
O tal vez por incomodidades externas nos da pereza hacer ablución: hace mucho frio, el baño está atestado de gente (pasa regularmente en los lugares de trabajo), se corre el maquillaje, no tenemos tiempo de quitarnos los zapatos, desamarrarnos los tenis, las botas, etc. Siempre encontramos excusas.
Para evitar todo esto, lo mejor es hacer ablución antes de salir del baño o salir de la casa. Además, una vez lo aprendamos lo hacemos sin demora y mantenemos en estado de pureza todo el día, que es siempre lo mejor.
e) Cuenta con ropa adecuada: otra de las condiciones de la oración es cubrir el ‘Aura, que para el hombre es del ombligo hasta debajo de las rodillas y para la mujer todo su cuerpo excepto las manos y el rostro. Dice Al‑lah:
“¡Oh, hijos de Adán! Vistan con elegancia cuando acudan a las mezquitas” [Corán 7:31].
Es importante contar con la ropa adecuada: que no sea trasparente ni ceñida, y que cubra todo el aura, y en esto ¡ojo! Hermanos, que la regla aplica también para ustedes. Los pantalones justos y las camisetas ombligueras no sirven para rezar.
Como conversos, pocas veces usamos la ropa Sunnah todo el tiempo, en especial en el caso de las mujeres. Les recomiendo tener una prenda de vestir que cumpla con los requerimientos, en el caso de los hermanos una camisa amplia y larga que los cubra adecuadamente, aunque su ‘Aura es desde el ombligo siempre es recomendable que se cubran un poco más, en especial el pecho y el área de los hombros. La camisa debe ser suelta y permitirles hacer la inclinación sin que se vea la piel.
Para las hermanas hay unos trajes de oración que se pueden confeccionar muy fácil: consisten en una falda amplia con una pretina de resorte y un Jimar (velo que cubre la cabeza el cuello y el pecho) largo que cubre toda la parte superior, con esto no importa como estén vestidas, cubrirán su ‘Aura adecuadamente en todo momento.
f) Equipo de viaje a la mano
Sería ideal poder rezar siempre en una mezquita o en nuestro espacio islámico en casa, pero la realidad del mundo es muy distinta y tenemos que adecuarnos a ella. La mayoría del tiempo la oración nos pilla en la calle, en el centro comercial, en el bus, en trabajo, en la universidad, etc. Entonces, ¿cómo aplico los consejos anteriores?
Te recomiendo hacer un equipo viajero, un kit que puedas cargar contigo siempre y que te ayude a hacer la oración:
Un tapete de oración: venden unos de plástico que ocupan muy poco espacio, son recomendados. Si no los consigues, puedes comprar plástico por metros en las tiendas escolares, los hay de todos los colores, recuerda no escoger los que tengan dibujos de personas o animales, por lo regular con un metro es suficiente, se dobla pequeño y te cabe en un cuaderno. Hazle una flecha para indicar hacia donde “apuntar” tu tapete.
Una brújula para encontrar siempre la Kaaba. Busca en internet cómo usarla y puedes apuntarle por detrás las indicaciones de la Kaaba: al nororiente, suroccidente… depende de tu ubicación. Venden brújulas especiales que siempre apuntan a la Kaaba o tapetes con la brújula incluida, si puedes conseguirlos sería ideal.
Un recipiente con agua para la ablución. Una simple botella de agua nos sirve, pero si es algo más pequeño y portátil mejor, hay cantimploras de medio litro que además cierran herméticamente con lo cual no corres riesgo de mojar todo lo que llevas en el bolso. Se consiguen muy fácil en tiendas de campamento. También es útil para lavarte cuando vas al baño, en países donde los retretes no cuentan con ducha para el aseo íntimo.
Ropa adecuada. Bueno, no vas a cargar con una abaya con hiyab o en el caso de los hombres con una gigantesca camisa pakistaní. Lo recomendable es llevar una camiseta grande y las mujeres que no se cubren el cabello pueden usar en su vestuario regular una bufanda o pashmina de adorno para el cuello, en el momento de la oración se la ponen a manera de hiyab y listas para rezar.
Por el lugar de oración no se preocupen, desde que la tierra esté libre de impurezas, como excrementos, nos sirve para rezar, recuerden lo que dijo nuestro amado Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam:
“Me ha sido otorgada toda la Tierra como mezquita, pura y limpia. A todo hombre de mi nación que le llegue la hora de la oración, que la realice donde se encuentre”.
En espacios públicos intenta rezar mirando hacia una pared, si no puedes no olvides poner la Sutra, un bloqueo que debe medir la distancia entre tu mano y el codo en frente tuyo para que las personas que pasen por tu frente no te rompan la oración. Puedes usar tu mochila si es lo suficientemente alta, o un pedazo de cartón, o un cuaderno grande abierto. Recuerda que no puedes hacerlo en un baño, y ten cuidado con los prados donde suelen hacer sus necesidades los perros y otros animales.
g) Aprende a rezar: parece una tontería, pero es cierto. Aprende a rezar en primera instancia, muchas veces cometemos errores y ni siquiera lo notamos. Hay cientos de videos y guías en internet que puedes descargar; si puedes encontrar a alguien que te enseñe mucho mejor, el Mensajero de Al‑lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo:
“Lo primero por lo que el hombre deberá rendir cuentas el día de la resurrección será por la oración. Si es válida, toda su obra lo es; si es defectuosa toda su obra lo es” [Bujari].
En tu rincón islámico puedes poner una cartelera con los pasos y los suras en árabe para irlos aprendiendo de a poco, recuerda ponerla al frente para que no tengas que mover la cabeza durante la oración, también puedes rezar con un papel para memorizar. Pon un horario con el número de Rakas (ciclos de la oración) en cada ocasión y repasa antes de iniciar, para que no tengas excusas una vez seas un orante.
La concentración es importante, pero no te angusties si al principio se te dificulta. Si te descubres en medio de la Salah pensando en el almuerzo o en qué ropa vas a comprar, no te mortifiques, respira hondo y vuelve a enfocarte, no desesperes.
Para la concentración ayuda mucho estudiar acerca de la oración, sus pilares, las condiciones, los tipos, cuándo se realizan, etc. Mejorar nuestra oración es uno de los mejores actos de adoración.
Recuerda que la oración es buena en cualquier momento, y que existen más que las cinco oraciones obligatorias; rezar siempre nos acerca al Creador:
Abu Firas Rabi’ah Ibnu Ka’b Al Aslami, sirviente del Enviado de Al‑lah y uno de Ahl As Sufah (era un lugar detrás de la casa del Profeta especial para los más pobres y necesitados), dijo: “Dormía cerca del Enviado de Al‑lah y le acercaba agua para su ablución y para lo que necesitara. Una vez me dijo: ‘¡Pídeme algo!’ Le dije: ‘Suplica a Al‑lah que sea tu compañero en el Paraíso.’ Dijo: ‘¿Alguna otra cosa?’ Le dije: ‘¡Sólo eso!’ Dijo: ‘Para que tu súplica sea respondida ayúdame acrecentando tus postraciones (oraciones)’” [Múslim].
Parte de la oración es decir los suras del Corán en árabe, tarea que parece titánica cuando nos detenemos a pensar que este es uno de los idiomas más difíciles de aprender; aun así muchos estudian con esmero estos y otros tópicos islámicos. Sobre este tema versará el siguiente artículo.
“¡Oh, Señor mío! Haz que tanto yo como mis descendientes seamos fervientes practicantes de la oración.” (Corán 14:40)
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Ver también:
Consejos para el y la musulmana - la oración - Parte 1