2. Debemos ver el presente como punto de inicio para relacionarlo con el pasado y con la visión que tenemos para el futuro. Esto porque lo único que es palpable para nosotros es el presente, y por eso debemos aprovecharlo. Por esta razón es necesario que nos abramos al presente para que podamos entenderlo desde una perspectiva actual, moderna y objetiva, ya que esta apertura siempre ha sido el mejor método para liberar la wa’i y reformarla. La Ummah islámica puede hacerlo de manera eficiente, con firmeza y constancia, porque el modelo que Al-lah nos dio (el Islam) es el más correcto y nos da todas las herramientas necesarias para que podamos juzgar nuestro pasado glorioso y beneficiarnos de lo que nos sirva. Pero el problema que siempre nos afecta es esa visión ciega de una wa’i encadenada a conceptos y observaciones obsoletas.
Tomemos como ejemplo la forma en que se actúa frente “al cómo y el cuánto”, para que de esta manera nos demos cuenta de que lo que nuestro presente nos pide es que nos centremos fuertemente en “el cómo”, es decir, en la calidad en todo aspecto. Las naciones más prosperas y que más influencia tienen no son las más numerosas, ni las que más tierras y riquezas naturales tienen, sino que son aquellas que se preocupan por la educación del ser humano, su preparación y la garantía de sus derechos. Sin embargo, la wa’i de muchos, musulmanes y no musulmanes, sigue apegada a la cantidad.
Antiguamente el ser humano, sin educación ni preparación, se encargaba de todas las obligaciones que su tiempo su civilización le imponían, pues la vida en aquel entonces era más sencilla y porque la mayoría de tareas que se realizaban necesitaban de músculos y fuerza, y no de educación y sabiduría. Si viajas por el mundo, encontrarás, por ejemplo, que existen hombres en algunos países que tienen más de 70 hijos, de los cuales solo conocen sus nombres y quiénes son sus madres, como si solo cumpliera la función de un semental. Cuando se les habla de la importancia de la educación de los hijos no lo comprenden, y esto se debe al hecho de que la madre es quien se ocupa de ese tema y es ella la que trabaja para mantenerlos, encontrándose en una situación económica paupérrima.
Liberar la wa’i de las ilusiones y los conceptos erróneos es más importante que la liberación de los prisioneros de las cárceles y que liberar los países de ejércitos coloniales. Porque al capturar la wa’i y encadenarla estamos arriesgando a la nación entera a ser presas de fuerzas salvajes desconocidas y en muchos casos invisibles.